Habla el
sacerdote Brian Kolodiejchuck, postulador de la causa de canonización de la
santa y superior general de los Padres Misioneros de la Caridad
“Siempre
supimos que no era fácil ser Madre Teresa, todos pensamos que ella vivió un
gran consuelo interior. Por eso nos sorprendimos tanto cuando supimos que no
fue así”. Palabras de Brian Kolodiejchuck, sacerdote y postulador de la causa
de canonización de la santa.
Él la conoció
personalmente, pero jamás imaginó que la diminuta religiosa hubiese padecido
durante muchos años una “noche oscura”, un desierto interior que la asemejó
dramáticamente a los pobres que acudía con pasión.
Ese aspecto
desconocido de su vida salió a la luz en los más de 35 mil folios recopilados
durante el proceso oficial de canonización. Unos 113 testimonios y otro
material incluido en 81 tomos. En entrevista con el Vatican Insider,
Kolodiejchuck habló sobre la elevación a los altares de Madre Teresa, prevista
para el próximo domingo 4 de septiembre durante una misa celebrada por el Papa
Francisco en la Plaza de San Pedro.
¿Por qué la
Madre Teresa es santa?
La Iglesia
quiere mostrar a todos los fieles un ejemplo muy fuerte, alguien que vivió la
vida cristiana y amó a Dios como ella lo amaba, y también en particular su
vocación de servir a los pobres, a los más pobres entre los pobres. Es un
verdadero modelo para nosotros en el mundo de hoy.
¿Se puede decir
que es la mujer católica de mayor impacto en el siglo pasado?
Seguramente si.
Siempre en las encuestas aparece como la mujer más admirada o, por lo menos,
queda muy cerca del número uno. Más allá de la Iglesia tiene este respeto, la
veneración de la gente y tal vez desde san Francisco de Asís pocos han tenido
tanto eco como ella. Seguro hay otros santos grandes pero hablando del mundo,
más allá, ella es una de las más importantes.
Para el proceso
de su canonización usted investigó a fondo a su vida, ¿qué fue lo que más le
sorprendió?
No miento si
digo que después de haber realizado esta investigación ahora conozco más y
mejor su vida, antes tenía un pedazo de la torta. Cuando terminé la “positio”,
el documento sobre su vida y obra, exclamé: ¡Ahora la conozco mejor que antes!
Un aspecto que para mi fue una sorpresa, como para todo el mundo, y el aspecto
más heroico de su vida fue la oscuridad espiritual que vivió. Todos pensábamos
que ser y actuar como Madre Teresa no era fácil, era evidente. Entonces
pensábamos que debía experimentar una gran comunión, el consuelo que le daba la
fuerza de hacer esto pero al contrario, esto fue el aspecto más sorprendente y,
para mí, el aspecto singular, más heroico.
¿Cómo se
enteraron de esta “noche oscura” que ella vivió por muchos años? ¿Cómo actuaba
ella al respecto?
Sabemos este
aspecto porque los jesuitas tuvieron la sabiduría de preservar sus cartas.
Pasando ella por esta experiencia no quería que se supiera, pero fue muy bueno
que los jesuitas lo hicieran porque se trata de un aspecto importante de su
vida, es parte de su carisma de servir a los pobres porque estaba compartiendo
esta oscuridad. Ella misma lo decía: la pobreza más grande del mundo de hoy es
no ser amado, no ser querido, sentirse solo y ella experimentó eso de manera
muy concreta, no solo la pobreza material.
¿No resulta una
paradoja que en un mundo donde el éxito se relaciona con el dinero y el poder
ella tenga tanto “éxito”?
Dios tiene la
última palabra y él, conociendo mucho mejor que nosotros la situación envió una
santa como Madre Teresa para dar este mensaje: sí es importante la tecnología y
el desarrollo humano, pero no podemos olvidar a los pobres, no está bien
olvidar los valores importantes que no son solamente éxito, fama, poder y
dinero. La experiencia de toda la historia nos demuestra que esto nos hace
perder el camino hacia Dios.
¿Qué gesto
concreto recuerda de ella?
Una vez ella
tenía que ir al aeropuerto y una persona fue a buscarla en coche. Esa persona
estaba preocupada por el tiempo y tenía temor de llegar tarde al vuelo. A
último minuto una hermana llegó a decirle a la Madre que había un niño enfermo
y ella decidió ir a verlo, mientras el chofer estaba muy impaciente, haciendo
caras y gestos de ansiedad. La Madre vio todo eso con tranquilidad, siguió sin problemas
y después no lo regañó, solamente le explicó: “Tenía que ver a ese niño”. Su
reacción era siempre de control, con fe.
¿No se enojaba?
Si, claro. En
diversos momentos estuvo enojada, porque tenía un carácter fuerte.
A veces de los
santos se dicen solo cosas positivas…
No. Durante
este proceso, en el Vaticano nos aclararon que no debíamos demostrar que era
una persona perfecta porque no lo es. Sólo Jesús y María, nadie más. Lo
importante en la santidad es la fe, la esperanza y la caridad. En el caso de la
Madre, su trabajo por la caridad se conoce muy bien pero ahora también quedó
claro –después de la investigación- que su vivencia de la fe es el aspecto más
heroico en ella.
Fuente: Vatican
Insider