Un camino de discernimiento. La diócesis ha habilitado el tercer piso del edificio del Seminario para
acoger a 5 aspirantes e iniciar el proceso de discernimiento hacia su vocación
En su carta pastoral "El valor de un sacerdote",
el obispo de Segovia César Franco lamentaba el pasado mes de marzo el rechazo casi
instintivo de los jóvenes hacia el sacerdocio o la vida consagrada cuando en
alguno de sus encuentros con ellos a lo largo del año plantea esta iniciativa.
La escasez de vocaciones sacerdotales, unida a la cada vez más elevada media de edad del clero diocesano, plantea un horizonte oscuro a medio plazo para la acción pastoral en la provincia; lo que ha llevado a los responsables de la diócesis a revitalizar el Seminario Menor para realizar una labor de “acompañamiento" a los jóvenes que han expresado su inquietud por la vocación sacerdotal.
No será un proceso fácil, pero la diócesis ha sacado fuerzas
de flaqueza para llevar a cabo este año el proyecto comenzando con cinco
jóvenes estudiantes de primer y segundo curso de la ESO que este año iniciarán
su camino hacia el sacerdocio viviendo en comunidad en las zonas que ya han
sido habilitadas a este fin en el edificio que hasta los años 60 del pasado
siglo albergó el Seminario Conciliar.
El grupo de seminaristas está integrado por cuatro chicos de
Segovia y otro más de un pueblo de la provincia de edades comprendidas entre
los 12 y los 15 años, que en breves días comenzarán a compartir su vida en régimen
de internado en el tercer piso de las instalaciones del Seminario, que ya han
sido acondicionadas a tal fin.
Así, los seminaristas dispondrán de habitaciones
individuales dotadas con baño, así como salas de estudio y de convivencia y un pequeño espacio para la práctica del
deporte.
Juan Cruz Arnanz Cuesta, Vicario de Evangelización y
delegado diocesano de Medios de Comunicación, explicó que el objetivo del
seminario no es otro que ofrecer a los seminaristas un "camino de
discernimiento" en el que ellos mismos puedan descubrir si pueden
responder positivamente a la llamada al sacerdocio.
De este modo, la formación académica y la espiritual irán de
la mano durante su estancia en el seminario, que se prolongará hasta segundo
curso de bachillerato, donde será el momento de optar por una formación específica en
Teología tendente al sacerdocio o bien finalizar el camino hacia otro tipo de
vocación en el seno de la Iglesia.
JORNADA. El trabajo en esta 'escuela de Evangelio' -como San Juan
Pablo II gustaba en denominar a los seminarios- comenzará a primera hora de la
mañana con el aseo personal, el desayuno y una oración, para después comenzar
su jornada lectiva en los centros educativos en los que estén matriculados. Al concluir
las clases, regresarán al Seminario para comer todos juntos y dedicar la tarde
al estudio y el ocio.
La jornada concluirá con la Eucaristía, la cena y después una
sesión formativa en la que los seminaristas recibirán la visita de sacerdotes o
laicos.
Los seminaristas permanecerán en el internado de lunes a
viernes, y pasarán el fin de semana en sus casas con su familia, que será parte
fundamental del recorrido vocacional y con la que el seminario mantendrá una estrecha
relación de colaboración.
A lo largo de la semana, los seminaristas contarán con el
apoyo de sacerdotes y laicos formadores, que serán los responsables del acompañamiento
espiritual y formativo", en palabras de Arnanz, a los aspirantes al
sacerdocio. Su tarea será "cultivar la dimensión espiritual y ayudarles en el proceso de
discernimiento personal de la vocación, sin intromisiones ni presiones, pero
siempre con la vista puesta en su evolución".
"A su edad, no
podemos pedir a los chicos un compromiso claro, y somos conscientes de que
serán ellos los que irán descubriendo respuestas, porque los que vienen al seminario, vienen porque quieren, saben lo que
hay y comparten el mismo ideario", asegura el vicario.
GASTOS. Los seminaristas
deberán contribuir a los gastos de mantenimiento del seminario con una cantidad
mensual, que será asignada en función de la disponibilidad de las familias. En este
sentido, Juan Cruz Arnanz explicó que "es bueno que los seminaristas contribuyan
en este - aunque sabemos que el seminario es un gasto deficitario, y aquellas
familias que no lleguen o no puedan, complementaremos sus recursos con becas o
ayudas.”
El seminario está concebido como una iniciativa más de la “cultura
vocacional" que la diócesis quiere impulsar en la provincia, y en la que no sólo deben estar implicados los sacerdotes, sino también los laicos.
Para ello, a lo largo del año se irán desarrollando distintas actividades y encuentros
con jóvenes, profesores de religión, catequistas, en los distintos
arciprestazgos con el fin de poder difundir este mensaje y fomentar el conocimiento de la futura vocación.
Fuente: El Adelantado de Segovia