Entrevista a Carlo Climati, periodista y
escritor italiano que acaba de publicar el libro «Los jóvenes y el esoterismo»
Entre los
fenómenos esotéricos citados por el documento de la Santa Sede sobre la Nueva
Era --«Jesucristo, portador del agua viva»--, se encuentra la Wicca, una nueva
forma de brujería que está extendiéndose entre adolescentes y jóvenes en muchas
partes del mundo.
Para comprender mejor este fenómeno, se ha entrevistado a Carlo Climati, periodista y escritor italiano que acaba de publicar en España el libro «Los jóvenes y el esoterismo: Magia, satanismo y ocultismo: la patraña del fuego que no quema» en la editorial Ciudad Nueva (http://www.ciudadnueva.com), volumen que ya es un en best-seller en Italia y en países de América Latina.
¿Qué es la
Wicca?
- Carlo
Climati: Es un culto neopagano que tiene su origen en el mundo anglosajón y se
presenta como una especie de «brujería buena». No es ni una secta ni una
organización con líderes o estructuras precisas. Es simplemente una corriente
de pensamiento esotérica a la que se puede adherir cualquier persona sin un
compromiso particular.
¿Qué propone
esta corriente de pensamiento?
- Carlo
Climati: Es una mezcla de paganismo, magia y superstición. Además, se da una
veneración exagerada de la naturaleza, hasta el punto de ser divinizada y
adorada. Los seguidores de la Wicca creen en la reencarnación, que consideran
como una «evolución del alma». Practican una serie de ritos mágicos: desde
encantamientos de amor hasta ceremonias para enriquecerse o «atraer el dinero».
A veces, se dirigen a espíritus, entidades no físicas o divinidades paganas,
como quien reza al dios astado (itifálico, patas de cabra, cuerpo velludo,
cornamenta de ciervo o macho cabrio).
¿Por qué se
presenta la Wicca como «brujería buena»?
- Carlo
Climati: Porque los seguidores de la Wicca dicen que no quieren el mal para
nadie y que rechazan el satanismo. Sin embargo, desde mi punto de vista, la
Wicca no puede ser considerado como un culto positivo. En algunos casos,
propone rituales con los que se quiere ejercer poder sobre las personas. Sin
embargo, los seres humanos no son marionetas que pueden ser controladas según
los propios gustos.
Otro aspecto
negativo es el de la superstición. Los seguidores de la Wicca están convencidos
de que las piedras, las hierbas, y el viento contienen particulares energías
capaces de producir efectos sobre la vida cotidiana. De este modo acaban
convirtiéndose en esclavos de objetos, amuletos y talismanes.
¿Es verdad que
la Wicca tiene éxito entre los jóvenes?
- Carlo
Climati: Por desgracia, sí. Algunas películas y telefilmes han hecho popular la
Wicca. Incluso algunas revistas para adolescentes hablan de ella con
frecuencia, proponiéndola como una especie de «religión alternativa». Las
muchachas, sobre todo, quedan fascinadas por la idea de ser «brujas buenas», y
utilizan los rituales de la Wicca para resolver los problemas de la vida
cotidiana. Se encierran en su habitación y preparan auténticas ceremonias con
velas, incienso y pequeños altares dedicados a alguna divinidad rara.
¿Cree que esto
puede tener riesgos?
- Carlo
Climati: El riesgo que se esconde detrás de la Wicca es claro. Es la invitación
a creer que existe una «magia buena», una especie de «aliada» para resolver los
problemas de la vida de todos los días. Una vida que, en el caso de muchos
muchachos, está dominada por la soledad, la ausencia del diálogo en familia,
las dificultades en los estudios o en los primeros pasos en el mundo del
trabajo.
Cuando uno está
solo es más fácil que sea víctima de la magia y la superstición. Se agarra a
todo, incluso a un amuleto. La Wicca, desde mi punto de vista, encuentra
terreno fértil en la vida de muchos jóvenes que con frecuencia está
caracterizada por situaciones familiares difíciles, incomunicación, silencio,
decepciones e incertidumbre sobre el futuro.
¿Qué efecto
podría tener la Wicca en el comportamiento de los muchachos?
- Carlo
Climati: A largo plazo, existe el riesgo de difundir entre los jóvenes la falta
de compromiso. Confían en algo ajeno a la propia vida para resolver un
problema. Los muchachos renuncian a comprometerse para alcanzar un objetivo,
dejando todo en manos de las presuntas «energías» de algún ritual o amuleto.
Es la ley del
«quiero todo y cuanto antes». ¿Me gusta una chica? En vez de conquistarla con
simpatía y dulzura, el seguidor de la Wicca confiará en un rito mágico. ¿Tengo
una duda sobre el futuro? En vez de utilizar la cabeza para encontrar una
solución inteligente al problema, se abandona en brazos de la Wicca. Lo mismo
sucede con los exámenes en la escuela y la universidad.
¿Es posible
ayudar a los jóvenes para que no corran estos riesgos?
- Carlo
Climati: Es necesario alentar una nueva «cultura del compromiso» que valore los
pequeños esfuerzos de la vida cotidiana para alcanzar un objetivo particular.
Si queremos conquistar a una chica, no hay que comprar un amuleto, sino
regalarle un ramo de flores.
Además, es
oportuno promover una «cultura del límite», es decir, hacer comprender a los
jóvenes que no pueden tenerlo todo. Es necesario saber aceptar los propios
límites. Si no logro tener el amor de un chico o de una chica, no sirve de nada
recurrir a la Wicca para cambiar la situación. Debo aceptar este pequeño
fracaso y volver a sumergirme en la vida de todos los días, buscando con nuevo
entusiasmo el verdadero amor.
Un sano
redescubrimiento de la cultura del límite y del compromiso personal podría
ayudar sin duda a los jóvenes a ser más fuertes, a afrontar mejor la vida,
superando incertidumbres y miedos. Y sin necesidad de recurrir a las
supersticiones de la Wicca.
Por: AICA
Fuente: Boletín
Informativo de la Fundación.P.E.S.






