Los que lo apedreaban dejaron
sus vestidos junto a un joven llamado Saulo (el futuro San Pablo que se
convertirá por las oraciones de este mártir) y que aprobaba aquel delito
Esteban era de origen
judío. Su nombre significa: "coronado" (Esteb: corona) Dio honra a su nombre coronando su vida con
el martirio.
Se le llama
"protomartir" porque tuvo el honor de ser el primer mártir que
derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo. Se desconoce por completo
su conversión al cristianismo. La S. Biblia se refiere a él por primera vez en
los Hechos de los Apóstoles. Narra que en Jerusalén hubo una protesta de las
viudas helenistas (de origen griego).
Las viudas decían que, en la distribución de la ayuda diaria, se les
daba más preferencia a los que eran de Israel, que a los pobres del extranjero.
Cuando esa comunidad
creció, los apóstoles, para no dejar su labor de predicar, confiaron el
servicio de los pobres a siete ministros de la caridad llamados diáconos (que
significa "ayudante", "servidor", grado inmediatamente
inferior al sacerdote). Estos fueron elegidos por voto popular, por ser hombres
de buena conducta, llenos del Espíritu Santo y de reconocida prudencia. Los
elegidos fueron Esteban, Nicanor y otros.
Esteban además de ser
administrador de los bienes comunes, no renunciaba a anunciar la buena noticia.
La palabra del Señor se difundió y el número de discípulos se multiplicó
extraordinariamente en Jerusalén; también un gran número de sacerdotes se
sometieron a la fe.
Esteban hablaba de
Jesucristo con un espíritu tan sabio que ganaba los corazones y los enemigos de
la fe no podían hacerle frente. Al ver los ancianos la influencia que ejercía
sobre el pueblo, lo llevaron ante el Tribunal Supremo de la nación llamado
Sanedrín y, recurriendo a testigos falsos que lo acusaron de blasfemia contra
Moisés y contra Dios. Estos afirmaron
que Jesús iba a destruir el templo y a acabar con las leyes, puesto que Jesús
de Nazaret las había sustituido por otras. Todos los del tribunal, al
observarlo, vieron que su rostro brillaba como el de un ángel. Por esa razón,
lo dejaron hablar, y Esteban pronunció un poderoso discurso recordando la
historia de Israel.
Contenido del discurso
de Esteban: (Hechos 7, 2-53)
Demostró que Abraham,
el padre y fundador de su nación, había dado testimonio y recibido los mayores
favores de Dios en tierra extranjera; que a Moisés se le mandó hacer un
tabernáculo, pero se le vaticinó también una nueva ley y el advenimiento de un
Mesías; que Salomón construyó el templo, pero nunca imaginó que Dios quedase
encerrado en casas hechas por manos de hombres. Afirmó que tanto el Templo como
las leyes de Moisés eran temporales y transitorias y debían ceder el lugar a
otras instituciones mejores, establecidas por Dios mismo al enviar al mundo al
Mesías.
Demostró no haber
blasfemado contra Dios, ni contra Moisés, ni contra la ley o el templo; que Dios
se revela también fuera del Templo. Confrontó a sus acusadores con estas
palabras: (Hch 7, 51-54)
¡Duros de cerviz,
incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Vosotros siempre resistís al Espíritu
Santo! ¡Como vuestros padres, así vosotros! ¿A qué profeta no persiguieron
vuestros padres? Ellos mataron a los que anunciaban de antemano la venida del
Justo, de aquel a quien vosotros ahora habéis traicionado y asesinado; vosotros
que recibisteis la Ley por mediación de ángeles y no la habéis guardado.
La reacción de
Esteban y sus enemigos pone en relieve que se trata de una batalla espiritual,
cada bando con sus características propias: Dios y el demonio (54-60)
Al oír esto, sus
corazones se consumían de rabia y rechinaban sus dientes contra él. Pero él (Esteban), lleno del Espíritu
Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en
pie a la diestra de Dios; y dijo: «Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo
del hombre que está en pie a la diestra de Dios.» Entonces, gritando fuertemente,
se taparon sus oídos y se precipitaron todos a una sobre él; le echaron fuera
de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los testigos pusieron sus vestidos a los
pies de un joven llamado Saulo. Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta
invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Después dobló las rodillas y
dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y diciendo
esto, se durmió.
La violencia contra
Esteban se propagó contra toda la Iglesia (Hch 8,1-3)
Saulo aprobaba su
muerte. Aquel día se desató una gran persecución contra la Iglesia de
Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se dispersaron por las regiones
de Judea y Samaria. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran
duelo por él. Entretanto Saulo hacía estragos en la Iglesia; entraba por las
casas, se llevaba por la fuerza hombres y mujeres, y los metía en la
cárcel.
Las circunstancias
del martirio indican que la lapidación de San Esteban no fue un acto de
violencia de la multitud sino una ejecución judicial. De entre los que estaban presentes
consintiendo su muerte, uno, llamado Saulo, el futuro Apóstol de los Gentiles,
supo aprovechar la semilla de sangre que sembró aquel primer mártir de Cristo.
Los restos de Esteban
fueron encontrados por el sacerdote Luciano en Gamala de Palestina, en
diciembre del año 415. El hallazgo suscitó gran conmoción en el mundo cristiano.
Las reliquias se distribuyeron por todo el mundo, lo cual contribuyó a propagar
el culto de San Esteban, obrando Dios numerosos milagros por la intercesión del
protomártir.
San Evodio, obispo de
Uzalum, en África y San Agustín, dejaron descripción de muchos de los milagros.
San Agustín dijo en un sermón: "Bien está que deseemos obtener por su
intercesión los bienes temporales, de suerte que, imitando al mártir,
consigamos finalmente los bienes eternos". Ciertamente, la misión
principal del Mesías no es remediar los males temporales, pero a pesar de ello,
durante su vida mortal, Jesús sanó a los enfermos, libró a los posesos y
socorrió a los miserables a fin de darnos pruebas sensibles de su amor y de su
poder divino. Las sanaciones físicas son
además una señal de la obra de sanación espiritual que Jesús hace. Sabemos que, aunque no otorge una sanación
física, siempre sana los corazones que a Él se abren.
La fiesta de San Esteban siempre fue celebrada inmediatamente después de la Navidad para que, siendo el protomartir, fuese lo mas cercano a la manifestación del Hijo de Dios. Antiguamente se celebraba una segunda fiesta de San Esteban el 3 de agosto, para conmemorar el descubrimiento de sus reliquias, pero por un Motu Propio de Juan XXIII, fechado el 25 de julio, de 1960, esta segunda fiesta fue suprimida del Calendario Romano.
La fiesta de San Esteban siempre fue celebrada inmediatamente después de la Navidad para que, siendo el protomartir, fuese lo mas cercano a la manifestación del Hijo de Dios. Antiguamente se celebraba una segunda fiesta de San Esteban el 3 de agosto, para conmemorar el descubrimiento de sus reliquias, pero por un Motu Propio de Juan XXIII, fechado el 25 de julio, de 1960, esta segunda fiesta fue suprimida del Calendario Romano.
Fuente: Corazones