En este tiempo de cuaresma
invitó a hacer un examen de conciencia diario y preguntarnos qué ídolos
seguimos y en que lo hemos decepcionado
No
dejarse esclavizar por los falsos ídolos y no vivir de idolatría, porque Dios
nos ama como un padre y nos espera siempre. Lo subrayó el papa
Francisco en su homilía de la misa la Casa de Santa Marta, centrada en el
amor de Dios hacia su pueblo, a pesar de las tentaciones por fantasías y
realidades ilusorias.
Al
comentar la Primera Lectura, indicó que “nos hará bien preguntarnos si nos
alejamos del Señor para seguir a los ídolos y la mundanidad”. El pueblo
“no tuvo paciencia para esperar a Dios” durante tan sólo cuarenta días.
Hicieron un becerro de oro. Un dios “para divertirse” y se “olvidaron de Dios,
que los ha salvado”, indicó.
“Olvidar
a Dios que nos ha creado, que nos hizo crecer, que nos ha acompañado en la
vida: ésta es la desilusión de Dios. Y tantas veces en el Evangelio, Jesús en
las Parábolas, habla de aquel hombre que prepara una viña y después fracasa,
porque los obreros querían tomarla para ellos. En el corazón del hombre, ¡está
siempre esta inquietud! No está satisfecho de Dios, del su amor fiel. El
corazón del hombre está orientado siempre hacia la infidelidad. Y ésta es la
tentación” dijo.
De
modo que Dios, “por medio de un profeta, reprocha a este pueblo” que “no tiene
constancia, no sabe esperar, se ha pervertido”, se aleja del Dios verdadero y
busca a otro dios:
“También
nosotros somos pueblo de Dios y conocemos bien cómo es nuestro corazón, y cada
día debemos retomar el camino para no resbalar lentamente hacia los ídolos,
hacia las fantasías, hacia la mundanidad, hacia la infidelidad.
En
Cuaresma preguntémonos “¿Cuántos ídolos tengo que no soy capaz de quitarme de
encima, que me esclavizan? Esa idolatría que tenemos dentro… Y Dios llora por
mí”. “Pensemos hoy en esta decepción de Dios que nos ha hecho por amor,
mientras nosotros vamos a buscar amor, bienestar, queremos pasarla bien en
otras partes y no en el amor de Él. Nos alejamos de este Dios que nos ha
creado. Y este es un pensamiento de Cuaresma. Nos hará bien”.
Invitó
a hacer todos los días; un pequeño examen de conciencia: ‘Señor, tú que has
tenido tantos sueños sobre mí, yo sé que me he alejado, pero dime dónde, cómo,
para volver…’. Y la sorpresa será que Él siempre nos espera, como el padre del
hijo pródigo, que lo vio llegar desde lejos, porque lo esperaba”.
Fuente:
Aleteia