“¿Hay un precio?”, el
Pontífice responde en la audiencia general del miércoles e instruye sobre la
esperanza que vence hasta la muerte….
“Nosotros
estamos llamados a vivir una esperanza como la de Abrahán, que no se
apoya en razonamientos, previsiones o cálculos humanos, sino que
hunde sus raíces en la fe en la Palabra de Dios”, expresó el papa
Francisco durante la tradicional audiencia general en la plaza de San Pedro
este miércoles 29 marzo de 2017.
El
Pontífice predicó sobre la estrecha relación que hay entre la fe y la
esperanza y centró su meditación en la carta a los Romanos, cuando “san
Pablo nos dice que Abrahán, ‘apoyado en la esperanza, creyó contra toda
esperanza”. (cf. Rm 4.16 a 25.)
“Abrir el corazón a la fe
y Dios hará el resto”
“¿Estamos
convencidos de que Dios nos quiere mucho y que cuando nos promete algo lo
cumple? ¿Pero, padre, cuánto tenemos que pagar por esto?…”, preguntó a los
fieles presentes en la plaza. “Hay un precio: abrir el corazón. Abran su
corazón y esta fuerza de Dios se adelantará y realizará cosas milagrosas.
Y les enseñará lo que es la esperanza”, dijo con vehemencia el Papa abriendo
los brazos delante de la muchedumbre.
Francisco
recordó la situación de Abrahán, quien ante “la muerte inminente” y “la
esterilidad de su esposa Sara”, siguió creyendo en la promesa que Dios le había
hecho de darle una gran descendencia”.
“¡Para
ellos era el final! No podían tener hijos y en esa situación Abrahán
creyó y esperó contra toda esperanza. Y esta es la grandeza de la esperanza”.
“La gran
esperanza está enraizada en la fe, y como tal es capaz de ir más allá de toda
esperanza. Sí, porque no se basa en nuestra palabra, sino en la palabra de
Dios”.
En
este sentido, “entonces, estamos llamados a seguir el ejemplo de Abrahán, que,
incluso ante la evidencia de una realidad que parece destinada a la muerte,
confía en Dios, “plenamente convencido de que cuando Dios promete algo, tiene
el poder para cumplirlo” (Rm 4,21)”, abundó.
“Así
nuestra vida –continuó- se iluminará con la certeza de saber que Aquel que
ha resucitado a su Hijo de la muerte nos resucitará también a nosotros y
nos hará ser una sola cosa con Él, junto a todos nuestros hermanos en la fe”.
Al
margen de las hojas preparadas, aseguró: “Nosotros creemos. Estamos todos en la
plaza y adoramos al Señor, cantaremos el Padrenuestro, recibiremos la
bendición… Pero esto pasa”.
“Aunque
también es una promesa de esperanza porque si nosotros tenemos el corazón
abierto, les aseguro que todos nosotros nos encontraremos en la plaza del
cielo por siempre, que no pasa nunca. Esta es la promesa de Dios y esta es
nuestra esperanza, si nosotros abrimos nuestros corazones. ¡Gracias!”.
El
Pontífice dirigió un saludo especial a los grupos de fieles. Así, después de
saludar a la delegación de superintendentes iraquíes formados por
representantes de varios grupos religiosos presentes en la audiencia, hizo una
invitación a la oración por la reconciliación en Irak.
La
audiencia general terminó con el canto del Padrenuestro y la bendición
apostólica.
Ary Waldir Ramos
Díaz
Fuente:
Aleteia