«Visitar a los enfermos –y cuidar a los cuidadores, que es también una
labor muy importante–, exige un mínimo de formación»
Clara acabó Medicina el año
pasado, y lleva dos años de voluntaria del servicio religioso en el Hospital
Clínico San Carlos de Madrid.
En este tiempo, ha descubierto que «durante la
carrera te enseñan sobre todo la parte teórica y física de la enfermedad, pero
nadie te muestra la parte humana. Yo lo que hago es acercarme a los enfermos y
ponerme a su servicio».
Luego, «son ellos mismos los que van dirigiendo la
conversación».
No es fácil, porque para
hacer esto hace falta sobre todo una cosa: escuchar. «Para mí, la soledad es la
enfermedad de mayor prevalencia en el hospital». Muchos pacientes «solo quieren
que les escuches cómo cuentan su vida. Solo quieren saber que hay alguien que
se preocupa por ellos». Algunos ancianos, «cuando te despides, te dicen: “¿Me
podrías dar un besito?”». También recuerda a ese joven con cáncer que quiso que
rezaran un rato juntos, «una experiencia preciosa».
«La verdad es que aprendes
mucho de ellos», dice, aunque reconoce que «nunca vas a tener todas las
respuestas». No por ello es menos importante formarse. Ella acaba de entrar en
la Escuela Diocesana de Pastoral de la Salud de Madrid, que comenzó su
actividad hacer varios meses como uno de los frutos del Año de la Misericordia.
En tres sedes distintas, y
durante dos cursos, unas 130 personas están aprendiendo las herramientas
básicas para el acompañamiento de enfermos tanto en el domicilio como en
residencias y hospitales, desde un punto de vista humano (las claves de la
dependencia, gestionar el sufrimiento, el apoyo a las familias, los cuidados
paliativos, el duelo…) y espiritual (Jesús como modelo de acompañamiento, la
atención espiritual y religiosa, la enfermedad en la Biblia…).
Como explica el delegado de
Pastoral de la Salud, José Luis Méndez, «visitar a los enfermos –y cuidar a los
cuidadores, que es también una labor muy importante–, exige un mínimo de
formación». En el horizonte de la delegación también está el desarrollo, aún
incipiente, de un programa de formación de voluntarios para la atención a
enfermos en situación terminal.
J.L.V.D-M.
Fuente: Alfa y Omega