Una más de esas historias
emocionantes, en que lo que parecía imposible sucede y revela la belleza de la
vida
Los
gemelos Azaphi y Ana Victoria nacieron de 7 meses, pesando un poco más de 1 kg
cada uno. Están en la UCI neonatal de un hospital en Paraná y, de acuerdo con
los médicos, están bien, pero necesitan cuidados especiales como cualquier bebé
prematuro.
El
nacimiento de los gemelos fue el culmen de una verdadera batalla a favor de la
vida. La madre de los bebés, Frankielen da Silva Zampoli, de 21 años, sufrió
una grave hemorragia cerebral cuando estaba en el segundo mes de embarazo. Poco
tiempo después, los médicos le diagnosticaron muerte cerebral. Ella ya no tenía
más posibilidades de vivir. Pero, dentro de su vientre, dos corazoncitos latían
fuertemente, con sed de vida.
Fue ahí que comenzó una operación de guerra para mantener el embarazo y salvar a los bebés. Durante alrededor de 4 meses, se movilizaron muchos profesionales. El raro embarazo fue acompañado ininterrumpidamente por médicos, enfermeros, nutricionistas, fisioterapeutas y hasta musicoterapeutas, que llevaban dulces canciones para que las oyeran los bebés, intentando así, reproducir el afecto y cariño que, desgraciadamente, a la madre fue imposible transmitir a sus hijos.
El
desafío de los médicos era mantener la presión arterial de la madre y los
niveles adecuados de oxigenación, hormonas y nutrientes que necesitaban ser
transferidos a los bebés y garantizar el desarrollo de ellos. Y todo salió
bien. Tras 123 días de lucha, el cuerpo de la madre ya no reaccionaba más. Los
médicos decidieron, entonces, hacer la cesárea. Fue el pasado 20 de febrero,
según cuenta el diario O Globo.
Ahora
la familia convive, al mismo tiempo, con sentimientos mezclados: el nacimiento
victorioso de los bebés y la muerte de la guerrera Frankielen.
Fuente: Aleteia