Es
muy feo ver a personas que se dicen cristianas pero están llenas de amargura
El
Papa Francisco visitó en la tarde del domingo en Roma la parroquia San Pier
Damiani, situada en un barrio cuyos vecinos son mayoritariamente comunistas, y
explicó que la actitud de todo cristiano es la dulzura y el respeto y criticó
que algunos que se dicen cristianos están todo el día amargados.
El
Pontífice habló del Espíritu Santo y recordó que es como un “abogado” que
“defiende del maligno”. “El Espíritu Santo está en cada uno de nosotros, y lo
hemos recibido en el Bautismo, lo hemos recibido de Jesús”, recordó.
El
Papa, como San Pablo en la lectura, invitó a no contristar al Espíritu Santo
porque “tenemos a Dios mismo dentro, es Dios que nos acompaña, que te dice lo
que debes hacer y cómo lo debes hacer, es el que te ayuda a no equivocarte, que
te ayuda a no caer en la tentación, es el abogado, el que te defiende del
maligno”.
Y,
“¿cómo adorar a Cristo?”, se preguntó. “Con la oración de adoración y dejando
sentir la inspiración del Espíritu Santo. Es él el que nos dice 'esto es bueno,
esto no es bueno, este es el camino equivocado, este es el camino bueno'. Nos
lleva adelante. Y cuando la gente nos pide explicaciones de por qué nosotros
los cristianos somos así, San Pedro dice que hay que estar preparados para
responder a cualquiera que pregunte”.
“Que
esto sea hecho con dulzura y respeto”, pidió recordando las palabras del
apóstol. “El lenguaje de los cristianos que cuidan el Espíritu Santo que se nos
ha dado como don, es un lenguaje especial, no deben hablar en latín, es otro
lenguaje. Es el lenguaje de la dulzura y del respeto. Y esto puede ayudarnos a
pensar cómo es nuestra actitud de cristianos”.
“¿Es
una actitud de dulzura o de ira? ¿o de amargura? Es muy feo ver a personas que
se dicen cristianas pero están llenas de amargura. La Iglesia llama al
Espíritu ‘dulce huésped del alma’. Y de respeto. Siempre respeta a los demás.
Nos enseña a respetar a los otros”.
“El
diablo, que sabe cómo debilitarnos, hará todo lo posible para que nuestro
lenguaje no sea respetuoso y dulce, incluso dentro de las comunidades
cristianas”.
A
continuación, Francisco denunció que mucha gente “se acerca a las parroquias
buscando paz y respeto y sin embargo encuentra lucha internas entre los fieles.
En lugar de la dulzura encuentra murmuraciones, maledicencias, competencia… ¿Y
esa gente que encuentra ese ambiente no de incienso sino de charlatanería qué
dice? “Prefiero ser pagano’, y se va desilusionado. Con este lenguaje de
ambición y de celos alejamos a la gente y no dejamos trabajar al Espíritu”.
“Tenemos
que cuidar al Espíritu Santo y no hablar como el diablo nos enseña. Perdonad si
vuelvo siempre sobre este tema, pero es el enemigo que destruye a nuestras
comunidades: las murmuraciones”.
“La
Virgen –continuó– ha cuidado al Espíritu Santo y la ha hecho madre del Hijo de
Dios. No nos tiremos piedras a nosotros mismos, porque el diablo se divierte:
pidamos esta gracia, cuidar al Espíritu Santo que está en nosotros. No le
entristezcamos, y que nuestra actitud sea de dulzura y de respeto”.
Como
ha hecho ya en otras ocasiones, el Papa se reunió con las personas que
desarrollan distintas labores pastorales y se sometió a las preguntas de
algunos niños de catequesis.
También saludó calorosamente a numerosos jóvenes, enfermos, familias con niños
bautizados, así como con miembros del Camino Neocatecumenal que le esperaban
con emoción. Además, confesó a cuatro fieles y después celebró la Santa Misa.
Esta
ha sido la 15ª visita a una parroquia de la diócesis de Roma que realiza el
Papa y es el tercer Pontífice que la visita. El primero fue Pablo VI el 27 de
febrero y el segundo San Juan
Pablo II el 13 de marzo de 1988.
Por Álvaro
de Juana
Fuente:
ACI Prensa