Consejos de un sacerdote
Sabemos la
importancia del sacramento de la confesión, para reconciliarnos con Dios, con
los demás y nosotros mismos, pero muchas veces quizás no lo hemos hecho de la
mejor manera, o hemos descuidado algunos detalles, hoy te comparto 10 consejos
que te agradecerá tu confesor.
1. Acércate
con confianza, es Dios mismo el que te estará escuchando.
2. Que hayas
hecho tu examen de conciencia, es decir que no llegues al
confesionario, a ver qué sale o ver de qué me acuerdo, sino que con amor
reflexiones con humildad en qué le has fallado a Dios, a ti y a los demás.
3. Que digas
TUS pecados, es decir concentrarte en ti, no en los demás. Son tus pecados
los que en este momento interesan. Sin pecados, no hay sacramento.
4. Que seas sincero,
no intentes esconderte ni justificar tus pecados. Sólo el que anda en la verdad
puede recibir la misericordia de Dios.
5. Que lo comprendas cuando
está cansado, que nunca olvides que es un ser humano. Quizás tu confesión es la
confesión número 78 de ese día, solo por poner un número.
6. Que te
tomes tiempo para una dirección espiritual, es decir, si necesitas
extenderte más en los detalles o situaciones que traes, pídele amablemente que
te reciba en otro momento, con más tiempo.
7. Ser
concreto, evitar contar demasiadas historias que, si bien son importantes,
no son necesarias para el sacramento de la Reconciliación. Di tus pecados
evitando dar muchas vueltas.
8. Que evites prejuicios,
por ejemplo qué va a pensar de mí, o ya no me tratará igual. Él escucha tu
confesión y te absuelve tus pecados en nombre de Dios, y fin de la historia, no
se pondrá a repasar tus pecados.
9. Ponerle
nombres a los pecados, es decir, llamar a las cosas por su nombre:
“mentí, caí en la fornicación, robé, fui chismoso”, etc.
10. Que
pidas por él para que el Espíritu Santo lo ilumine, pedir por él
antes, para que el Señor lo guíe y lo sostenga en este importante ministerio,
que le dé paciencia y sabiduría, pedir por él después en gratitud al ejercicio
de su ministerio, para que Dios lo haga feliz en santidad.
Acerquémonos
confiadamente a este trono de gracia donde podemos alcanzar misericordia
(Hebreos 4, 16).
Por: Padre Sam






