En la Capilla Paulina
recuerda que Dios quiere que los más ancianos transmitan su sueño a las
generaciones jóvenes
No
quedarse sentado, sino levantarse y salir, como Abraham, a quien el Señor lo
invita siendo ya anciano, para así transmitir los sueños y horizontes en
particular a los más jóvenes.
Este
fue el tema de la homilía del santo padre Francisco en la misa que concelebró
con los cardenales presentes en Roma, en la Capilla Paulina en el Vaticano, con
motivo de sus 25 años de ordenación episcopal.
El
Santo Padre partió del ‘levántate’ y ‘anda’ de Abraham que “estaba siempre en
camino” y “el símbolo es la tienda” y precisó que “nunca construyó una casa para
él”, sino “solamente construyó un altar”.
‘Mira’,
dijo, es segundo imperativo: levanta los ojos, “mira el horizonte, non
construyas muros, mira siempre y ve adelante”. “Es la mística del horizonte”
que cuanto más va hacia adelante “más grande es el horizonte”.
El
tercer imperativo es ‘ten esperanza’: el heredero saldrá de ti, dicho a un
hombre que no podía tener descendencia sea por su edad que por la esterilidad
de su mujer. “Mira al cielo y cuenta las estrellas si logras, así será tu
descendencia”.
El
Santo Padre recordó que “cuando fue llamado tenía más o menos nuestra edad,
para ir en pensión o a reposarse”, en cambio “inició a esa edad”.
Un
hombre anciano, con el peso de la edad, con sus achaques, como si fuera un
jovencito: ‘ve’. “Como si fuera un scout: ve”. “Esta palabra es también para
nosotros, con nuestra edad, como la de Abraham, aunque hay algunos más jóvenes
aquí entre nosotros”. Señor nos dice, levántate, mira y ten esperanza. “Nos
dice que nuestra historia está abierta hasta el final”.
“Algunos
que no nos quieren, dicen que somos la gerontocracia de la Iglesia, es una
burla, no somos gerontos, somos abuelos, y si no lo sentimos debemos pedir
la gracia de sentirlo”.
Por
eso aseguró debemos darles a ellos un sentido de la vida con nuestra
experiencia. No cerrados en la tristeza sino abiertos. Somos abuelos llamados a
soñar y transmitir nuestro sueño a la juventud de hoy, porque ellos tomarán de
nuestros sueños la capacidad de profetizar y de realizar sus tareas.
Recordó
también “Simeon y Ana, qué capacidad de soñar tenían”. Y Ana iba por todas
partes indicando que Jesús, que él era el mesías. Aseguró que los más jóvenes
“esperan en nuestra experiencia y sueños positivos”.
“Pido
al Señor para todos nosotros, la gracia de ser abuelos, de soñar y dar este
sueño a nuestros jóvenes, grandes sueños”.
Fuente:
Zenit