El
P. José Eduardo de Oliveira publicó a través de Facebook una reflexión sobre el
juego titulada “‘Ballena Azul’ y el abismo de la cultura de la muerte”
Autoridades
y organizaciones brasileñas han alertado recientemente sobre la viralización en
el país de un juego llamado “La Ballena Azul”, que lleva al suicidio de jóvenes
y representa “un paso más” del diablo en la sociedad, de acuerdo al P. José
Eduardo de Oliveira, de la Diócesis de Osasco.
“La
Ballena Azul” comenzó a viralizarse en Rusia a través de la red social
Vkontakte. Consiste en cumplir 50 desafíos, uno cada día, que son enviados a
los participantes a través de grupos cerrados en las redes sociales.
Entre los desafíos figuran ver películas de terror todo el día, levantarse de madrugada, cortarse los brazos y piernas y cortar la piel hasta dejar una forma de ballena. El último es lanzarse desde lo alto de un edificio.
El
P. José Eduardo de Oliveira, conocido en Brasil por su apostolado en las redes
sociales, publicó a través de Facebook una reflexión sobre el juego titulada
“‘Ballena Azul’ y el abismo de la cultura de la muerte”.
El
sacerdote, también Doctor en Teología Moral por la Pontifícia
Universidad de la Santa Croce de Roma, indicó que “el siglo XX fue el siglo de
la ‘cultura de la muerte’”.
“Comenzamos
con dos guerras y el comunismo, genocidio y democidio incomparables. Después se
comenzó a difundir el aborto (matar
a los hijos) y en seguida se puso en práctica la eutanasia (matar
a los padres); y por fin, crearon clínicas para el suicidio asistido (matarse a
uno mismo)”, expresó.
“Ahora
el diablo da un paso más: está haciendo que los adolescentes y jóvenes
coqueteen con el suicidio disfrazado de juego: ‘La Ballena Azul’”, alertó.
El
presbítero señaló que “como la absorción del Evangelio no se hace en el marco
de la familia, y
la iglesia en
sí es una estructura primaria de la sociedad, una familia sobrenatural, la
exclusión de Dios de la sociedad secular sólo producirá estos frutos amargos y
letales ".
“Quisiera
que los hombres despertaran y corrieran a la dirección contraria: Dios, la
familia y la vida. ¡Despierten
antes de que sea demasiado tarde!”, exhortó.
Los
últimos casos alarmantes de este juego son el suicidio de dos adolescentes
rusas, Yulia Konstantinova y Veronika Volkova. Según informó el diario The
Siberian Times, en el pasado mes de febrero ambas llegaron al final
del juego y se arrojaron desde lo alto de un edificio. Antes de cumplir el
último desafío, Yulia publicó en su cuenta de Instagram una foto de una ballena
y escribió en otra de sus redes sociales la palabra “el final”.
Por
su parte, Veronika solía publicar mensajes como “¿nos han sentido que
gradualmente se están volviendo inútiles?” y “sólo soy un fantasma”.
El
mismo diario también informó que otra joven de 14 años se suicidó lanzándose
frente a un tren en marcha para cumplir un desafío del juego y que un profesor
recurrió a la policía porque recibió una llamada anónima donde le dijeron que
uno de sus alumnos se había unido a uno de estos grupos y que se suicidaría
pronto.
¿Qué dice la Iglesia
Católica sobre el suicidio?
En
el numeral 2281, el Catecismo de la
Iglesia Católica (CIC) señala que “cada cual es responsable de su vida
delante de Dios que se la ha dado. Él sigue siendo su soberano Dueño. Nosotros
estamos obligados a recibirla con gratitud y a conservarla para su honor y para
la salvación de nuestras almas. Somos administradores y no propietarios de la
vida que Dios nos ha confiado. No disponemos de ella”.
El
suicidio, explica el compendio de la doctrina de la Iglesia, “contradice la
inclinación natural del ser humano a conservar y perpetuar su vida. Es
gravemente contrario al justo amor de sí mismo. Ofende también al amor del
prójimo porque rompe injustamente los lazos de solidaridad con las sociedades
familiar, nacional y humana con las cuales estamos obligados. El suicidio es
contrario al amor del Dios vivo”.
En
el numeral 2282, el Catecismo indica
que si se comete el suicidio con intención de servir de ejemplo, especialmente
a los jóvenes -como lo hace el juego “Ballena Azul”- “el suicidio
adquiere además la gravedad del escándalo. La cooperación voluntaria al
suicidio es contraria a la ley moral”
Asimismo,
afirma que “los trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor grave de
la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad
del suicida”.
“No
se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado
muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que Él solo conoce la
ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han
atentado contra su vida”, asegura el Catecismo en el numeral 2283.
Traducido y adaptado por
María Ximena Rondón. Publicado originalmente en ACI
Digital.
Fuente: ACI Prensa