El
mes de mayo, mes de peregrinaciones y flores para la Virgen en el hemisferio
norte
El
mes de mayo es el mes dedicado por la Iglesia católica a la Virgen María, en el
hemisferio norte, y se le llama también Mes de María. ¿Por qué? Porque es
el mes más bonito del año: es el “mes de las flores”, en plena primavera; es el
mes en que los niños y adolescentes reciben los sacramentos de la Eucaristía o
Primera Comunión y de la Confirmación en pleno Tiempo Pascual; es el mes de los
poetas, de los Juegos florales; el mes de los enamoramientos; es el mes de
clima templado, cuando le vegetación está exuberante y el calor todavía
no agota los cuerpos por el sudor.
El
mes de mayo es también tradicionalmente el mes de las romerías a la Virgen.
Las romerías son manifestaciones de religiosidad popular, tan querida por
el papa Francisco, son un caminar hacia un templo o ermita dedicado a la Virgen
y pedirle favores, darle las gracias, y manifestarle el amor, el cariño, la
ternura de los hijos hacia su Madre.
El
origen de la romería se remonta al siglo VI en el corazón de Europa. Se
popularizaron en el Medioevo las peregrinaciones que iban a visitar las tumbas
de los apóstoles Pedro y Pablo y se les llamó “romeros”, derivado del latín Romae.
A los que peregrinaron hacia la tumba del Apóstol Santiago se les llamó “peregrinos”,
que viene del latín “peregrinus” (el que va o viene del extranjero). Los
peregrinos a Tierra Santa (Palestina) se llamaron palmeros.
Fue
en los últimos siglos del primer milenio en que se erigieron muchos
templos dedicados a la Virgen María, Madre del Redentor, y se iniciaron
peregrinaciones o romerías. Uno de los primerísimos santuarios europeos de la
Virgen fue Nuestra Señora de los Ermitaños de Ensiedel (Suiza),
donde son conocidas ya romerías en el siglo VI y que popularizó Carlomagno.
Desde
entonces, el auge tomado por peregrinos y romeros a los templos y ermitas de la
Virgen María fue en aumento. En España, la primera romería que se conoce es la Romería
de Ujué, en Tafalla (Navarra) en el siglo XI. En la literatura
española el primero que habla de peregrinos y romeros es Gonzalo de Berceo,
en su obra Milagros de Nuestra Señora (primera mitad del Siglo XIII).
En el cuarteto número 5 dice:
Yo
Maestro Gonzalo de Berceo nomnado, /yendo en romería caecí en un prado
/verde e bien sencido, de flores bien poblado, /lugar codiciadero para ome
cansado.
Después
vino el Rey-trovador, Alfonso X Rey de Castilla, en sus “Cantigas” o
cantos en honor a Santa María (segunda mitad del siglo XIII).
Hoy
en el siglo XXI son muchísimas las ermitas, iglesias, templos, santuarios,
basílicas y catedrales dedicadas a la Virgen María, que durante el mes de mayo
reciben la visita de romeros que van a rezar a la Virgen.
A
propósito de favores, recuerdo un joven de unos 28 años –omito los
nombres—a quien sus amigos le reprochaban que a su edad todavía no
tuviera novia, lo mismo que su otro amigo, de unos 30 años, que tampoco
tenía novia. Entonces el primero le dijo al segundo: “Vamos a hacer una
romería a la Virgen de Montserrat (Barcelona) a ver si la Mare de Déu
nos da una novia, una novia que sea con la que nos casemos”. Fueron los dos y
al cabo de unas pocas semanas, los dos tenían novia. Luego se fueron con sus
novias a dar gracias a la Virgen. Y se casaron.
¿Cómo se hace una
Romería?
No
existe una fórmula para hacer una romería, sino que esta arranca del amor,
cariño y veneración que los hijos tienen hacia su Madre del cielo. La romería
es un acto de piedad personal hacia la Virgen. Se va a Ella para rezarle, a
pedirle favores o a darle las gracias por favores recibidos.
La
romería tiene también un valor penitencial, para que los romeros cuando
visitan a la Virgen puedan “ofrecerle algo”. Muchas veces la ermita o
santuario están situados en peñascos altos y hay que subir por caminos sinuosos
hasta conseguir besar a la Virgen.
Sin
embargo, la práctica más común es la oración que más le gusta a la Virgen, como
Ella pidió en apariciones como en Fátima, hace ahora cien años: el rezo
del Santo Rosario.
En
Europa se pueden encontrar santuarios con mucha historia (La Virgen de Fátima en
Portugal, La Virgen del Pilar y del Rocío en España; La
Virgen de Lourdes en Francia, La Virgen de Loreto en Italia, Nuestra
Señora de Kevelaer en Alemania, a la que acuden unos 800.000 peregrinos al
año, etc.).
En
España son famosas las romerías del Rocío, en la provincia de Huelva. Los
romeros van unos a pie, otros a caballo, otros en carretas o “charrets”
engalanados de muchas guirnaldas y flores. La Romería tiene su punto culminante
con “el salto de la reja” que es cuando los romeros se abalanzan a la
reja que custodia la ermita y “toman” casi literalmente la imagen de la Virgen,
a la que llaman “Blanca Paloma”, cuando sale del santuario a hombros de los
hermanos cofrades. La Virgen del Rocío tiene 117 hermandades y fue
visitada por el papa san Juan Pablo II en 1993.
Son
muy conocidas también las romerías de Nuestra Señora de la Cabeza en Jaén,
que reúne a unos 200.000 romeros, y en su larga historia participaron como
romeros Calderón de la Barca, Lope de Vega y el propio Miguel de Cervantes que
se inspiró en esta romería para escribir su libro Persiles y Segismunda.
También es famosa la romería a la Virgen de la Fuensanta, patrona de Murcia.
Otra
romería famosa es La Virgen de las Cortes, en Alcaraz (Albacete), que
reunió a las Cortes de Castilla y Aragón, y donde Alfonso X el Sabio,
amplió el monasterio. En las Islas Canarias se venera la Virgen de la
Candelaria, y en Valencia la Mare de Déu de los Desamparados, en Cataluña la Mare
de Déu de Montserrat y la Mare de Déu de la Mercè y en Asturias La
Virgen de Covadonga.
En
América Latina, los más famosos santuarios de la Virgen María son: la
Virgen de Guadalupe en México donde en Guadalajara es famosa la
romería a la Virgen de Zapopán; Nuestra Señora de Luján patrona
de Argentina, Uruguay y Paraguay; La Virgen de los Remedios de
Timalchaca en Chile, La Virgen del Cobre en Cuba, La Virgen del
Cisne en Ecuador, La Virgen de la Aparecida en Brasil, La
Virgen de los Ángeles (la llaman “Negrita”) en Costa Rica, etc.). En
Sudamérica se celebra mucho como fiesta central la fiesta de la Inmaculada
Concepción.
La
Virgen de los Remedios de Chile es la patrona de los pueblos andinos. La
fiesta conserva costumbres ancestrales como las de los precolombinos aymaras y chubas,
y en ellas se sacrifica un cordero, se bendicen las ceras, se celebra la misa y
tras la procesión por el pueblo, hay un baile comunitario delante del templo.
No solo en los grandes
santuarios
Las
romerías no solo se dan en los grandes santuarios, que en realidad reciben
centenares de miles o millones peregrinos durante todo el año, sino en las
ermitas y santuarios más pequeños, situados en pueblos o villas de no muchos
habitantes, donde se mantiene viva la tradición popular de la romería
en el mes de mayo en honor a la Virgen María.
Salvador Aragonés
Fuente:
Aleteia