Las relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano se rompieron en 1951, dos años después de la llegada al poder de los comunistas que expulsaron a los clérigos extranjeros
El
Obispo Emérito de Hong Kong, Cardenal Joseph Zen Ze-kiun,
de 85 años y una de las voces católicas más importantes en China, analizó el
estado actual de las relaciones entre la Santa Sede y su
país, al tiempo que pidió oraciones por sus compatriotas que a menudo enfrentan
dificultades y persecuciones a causa de su fe.
"Nuestra
Señora de Fátima, María Auxiliadora, están realmente interesadas, preocupadas o
tal vez inquietas por la situación de la Iglesia, especialmente
en los lugares donde no hay libertad de religión. Por favor, intensifiquen su
oración, esto es lo único que podemos hacer, y lo único útil y eficaz”, dijo el
Cardenal chino en diálogo con CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– en la
víspera de la fiesta del 24 de mayo de María Auxiliadora, día en el que también
se celebra la Jornada de Oración por los católicos de China.
Como
es conocido, China permite el culto católico únicamente a la Asociación
Patriótica Católica China, subalterna del Partido Comunista de China, y rechaza
la autoridad del Vaticano para nombrar obispos o gobernarlos.
Por
esta razón, los obispos chinos reconocidos por la Santa Sede suelen estar
“clandestinamente” entre sus fieles al no estar autorizados por el gobierno.
Las conversaciones con China se centran actualmente en los nombramientos de los
obispos.
Para
el Cardenal Zen, el peligro que el gobierno chino se encargue de elegir nuevo
prelados, dejaría abierta la posibilidad de que el Papa Francisco se vea
forzado a aprobar un “mal obispo” o su negación podría ser vetada por el
gobierno chino.
Mientras
que el Vaticano envía actualmente una lista de candidatos potenciales a China
para ser aprobados, en el nuevo acuerdo sería el clero el encargado de
elegirlos, y el Papa daría la última palabra.
El
Cardenal Zen dijo que si bien es difícil encontrar información exacta sobre el
acuerdo, “parece que se detiene”, lo que en su opinión es una buena noticia,
porque “toda la iniciativa parte del gobierno de China y solo el Santo Padre
tiene la última palabra. Pero la última palabra puede no ser suficiente”.
Ahora
mismo en China “no hay libertad, por lo que la gente no puede hablar, y los que
hablan, significa que tienen una relación demasiado buena con el gobierno”,
expresó. Los que están a favor “parecen esperar que este acuerdo pueda
confirmar su situación de privilegio”.
"Así
que trato de decirle a la gente que ningún trato es mejor que un mal trato.
Deberían realmente considerar el verdadero bien de la Iglesia y no solo tener
un acuerdo a cualquier precio”, enfatizó el Purpurado.
Además,
el Cardenal Zen recalcó que “nunca criticaría al Papa”, y que lo que él quiere
sobre todo es que “todo el mundo sea racional”.
“Espero
que la gente alrededor del Papa deje de darle malos consejos, porque el Papa
realmente necesita conocer la realidad, y la realidad es que no hay libertad,
la realidad es que no podemos ver ninguna buena voluntad por parte del gobierno
de Beijing. Todavía están controlando a la Iglesia y quieren controlarla
aún más”, lamentó el Cardenal.
También,
pidió a los católicos chinos levantar “la mirada a María, nuestra Madre, para
que nos ayude a discernir la voluntad de Dios en el camino concreto de la
Iglesia en China y nos sostenga en la acogida con generosidad de su proyecto de
amor”.
“En
la historia de la Iglesia, María Auxiliadora siempre vino a ayudar a la Iglesia
en dificultad”, afirmó.
Finalmente,
el Cardenal Zen recordó que en una carta dirigida a los católicos chinos en
2007, el Papa
Benedicto XVI “hizo una oración maravillosa” a la advocación mariana
Nuestra Señora de Sheshan, sugiriendo que el 24 de mayo pudiera convertirse en
su fiesta permanente y pidiendo que sea un día de oración dedicado a la Iglesia
en China.
En
su carta, Benedicto
XVI dijo que el día es “una ocasión para que los católicos de todo el
mundo se unan en oración con la Iglesia que está en China”.
Las
relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano se rompieron en 1951, dos
años después de la llegada al poder de los comunistas que expulsaron a los
clérigos extranjeros.
Desde
hace algunos años la Santa Sede trabaja
en un acuerdo para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con
China, un acercamiento alentado por el Papa Francisco.
En
agosto de 2014, mientras se dirigía a Corea del Sur, el Santo Padre envió un
telegrama al Presidente de China cuando su avión sobrevolaba el espacio aéreo
del país para expresarle sus mejores deseos.
El
hecho de que el Papa haya recibido permiso para sobrevolar el espacio aéreo
chino fue considerado como un pequeño paso adelante. El Papa San Juan Pablo II tuvo que
evitar el espacio aéreo de este país durante sus viajes a Asia.
Traducido
y adaptado por Diego López Marina.
Publicado
originalmente en CNA.
Fuente:
ACI