Más de un
centenar de matrimonios han celebrado sus bodas de oro y plata este
domingo en la catedral de la Almudena, a las 12 horas
Después
de 25 años casados y cinco hijos, Silvia y Juan Antonio han celebrado sus bodas de plata en la catedral de la Almudena, en una celebración organizada
por la Delegación de Pastoral Familiar.
¿Qué habéis hecho para lograr estar
juntos todos estos años?
La
verdad es que no tenemos conciencia de haber hecho muchas cosas especiales ni
complicadas. Más bien tenemos conciencia de habernos dejado hacer. Sobre todo:
querernos mucho, cuidarnos y respetarnos –el uno al otro y también cada uno– un
poco de sentido común y de sentido del humor… Y dejarnos acompañar por mucha
gente, que vive o ha vivido lo que nosotros, y de una forma especial por los
sacerdotes, que saben del matrimonio mucho más que lo que la gente piensa.
A veces se cree que estar juntos tanto
tiempo es una cuestión de aguante…
Aguantar
se aguanta la cola del autobús. En el matrimonio no vale aguantar. Lo único que
vale es AMAR –con mayúsculas–: la generosidad, entregar y acoger, entregar tu
vida y acoger la del otro. Y nos ilusiona también la tarea de transparentarlo a
los demás y especialmente a nuestros hijos, para que vean que es posible vivir
así y que además es la forma infalible de ser feliz.
¿Qué papel juega Dios en estos 25 años?
Nosotros
nos casamos por la Iglesia porque tocaba, por convencionalismo social;
pero ese fue el hueco por donde el Señor entró en nuestra vida. Cuando creíamos
que nuestra vida ya estaba organizada –nos queríamos, teníamos cinco hijos–,
nos encontramos con el amor de Cristo en un Cursillo de Cristiandad. Nos mostró
una nueva forma de vivir el matrimonio, con una vida plena, libre, fecunda,
comprometida y nada aburrida. En nuestro matrimonio la gracia es la clave.
50 años juntos, con la
ayuda de Dios
Este
domingo, Pedro y Cati han podido pronunciar los votos matrimoniales en una
iglesia, algo que no pudieron hacer el día de su boda, el 29 de diciembre de
1966, ya que el padre de Cati se estaba muriendo y tuvieron que celebrar el
enlace en casa. «Nos ha hecho mucha ilusión hacerlo en la catedral», afirma
Cati.
Tras
50 años, tres hijos y dos nietos afirman que «todavía no nos hemos cansado de
estar juntos, ¡y tenemos toda la vida por delante!». Para ellos, no hay más
secreto que «ser generosos, y hacer la vida agradable al otro. Hoy todo es de
usar y tirar, y parece que si las cosas van mal entonces el matrimonio no
sirve, pero puedes seguir adelante si hay amor y compromiso, paz y alegría, si
quieres al otro y tienes la ayuda de Dios… ¿Dificultades? ¡Claro que hemos
tenido! Pero eso no es motivo para dejarlo. Hay que dar importancia a lo
importante, no a lo que no lo es».
Pedro
y Cati han construido estos 50 años juntos «procurando tener momentos para los
dos, para estar juntos y para hablar. Y siempre hemos estado de acuerdo en que
es más importante ser que tener». Todo este bagaje les ha conducido hasta el
día de hoy, «y todavía nos cogemos de la mano y nos miramos a los ojos. La
nuestra es una historia de amor, respeto, cariño y complicidad», aseguran.
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Fuente: Alfa y Omega