En la audiencia general,
el Papa recordó que entre los discípulos de Jesús no hubo 'intachables',
incluso uno “tenía un máster en sobornos”
“Pienso
en tantos católicos que se sienten perfectos y desprecian a los demás. ¡Es
triste!”, dijo el papa Francisco durante la audiencia general del
miércoles 9 de agosto de 2017 en el aula Pablo VI del Vaticano.
El
pontífice reflexionó sobre el perdón como motor de nuestra esperanza.
En
la catequesis, aseguró que “Jesús en el Evangelio, con corazón misericordioso,
se conmueve ante el dolor de los que sufren y sale al encuentro de los
pecadores”.
El
Pontífice reiteró que la Iglesia no está formada por personas perfectas, ni
siquiera desde sus inicios. Por el contrario, el Señor escogió gente pobre,
excluida, con sus defectos y con sus problemas humanos.
“La
Iglesia no se formó por hombres intachables, sino por personas que pudieron
experimentar el perdón de Dios”, manifestó.
Asimismo
exhortó a aprender más del perdón que de las buenas acciones que inflan el
orgullo.
Para
ilustrarlo, rememoró a Pedro, el apóstol que la tradición señala como el primer
discípulo de la Iglesia, quien “aprendió más de sí mismo cuando cayó en
la cuenta, al cantar el gallo, de que había renegado a su maestro”.
Por
eso, Francisco ilustró que Pedro mostró arrepentimiento y se sintió perdonado,
y por eso fue elegido por Jesús. Por el contrario, a cuando él “se mostraba
superior a los demás” con sus supuestas buenas acciones.
El
Pontífice recuerda que los discípulos de Jesús no eran intachables o perfectos.
“Mateo
era un traidor de la patria, un explotador de su gente, Zaqueo era un rico
corrupto, este seguramente tenía un máster en ‘sobornos”, dijo con ironía el
Papa.
¿El
resultado? Ante el perdón de Jesús, “Zaqueo se convierte en un benefactor de
los pobres”. Luego, cita el caso de la Samaritana que tuvo cinco maridos y
convivía con el último.
“Así,
Jesús cambia el corazón y lo hace con todos nosotros”, anotó.
“Nos
hace bien, pensar que Jesús no escogió como primera base (masa) para su Iglesia
a las personas que no cometían nunca errores”.
“La
Iglesia es un pueblo de pecadores que experimentan la misericordia y el perdón
de Dios”, dijo.
“Hermanos
y hermanas somos todos pecadores, necesitados de la misericordia de Dios que
tiene la fuerza de transformarnos y devolvernos la esperanza, y esto cada
día”, insistió el Papa.
Por
último, Francisco invitó a todo los fieles a seguir adelante en el camino de
llevar el “dono de la esperanza” que proviene del perdón misericordioso de
Dios.
Les
exhortó a ser testigos de ese amor en medio de los hermanos y anunciadores
de la misericordia que el Señor no niega a nadie.
El
Papa saludó cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a
los grupos provenientes de España y Latinoamérica.
“Veo
que hay panameños, chilenos, colombianos, cuánto latinoamericano hay hoy”, dijo
el Papa complacido por los fieles y peregrinos presentes en el aula Pablo VI,
trasladados allí para protegerlos del calor del verano romano: 40 grados.
“Qué
Dios les bendiga y bendiga sus naciones”, se despidió mientras la multitud
movía sus banderas coloridas y cantaban con alegría.
Por
otro lado, el papa Francisco lamentó los recientes eventos de violencia contra
fieles cristianos masacrados durante la misa dominical en Nigeria y
las recientes persecuciones en la República Centroafricana.
La
próxima catequesis se realizará el miércoles 23 de agosto en el Aula Pablo VI,
considerando la pausa de la fiesta de la Asunción de María, que se celebra el
15 de agosto, pero en cambio de la audiencia, el miércoles 16, el Papa rezará
el Ángelus desde la ventana del palacio apostólico.
La
audiencia general ha terminado con la bendición apostólica y la oración del
Padre Nuestro.
Ary Waldir Ramos
Díaz
Fuente:
Aleteia