Detalles que expresan
nuestra profunda devoción
Observo
que en prácticamente el 99% de las comunidades que visito, cuando el sacerdote
dice el nombre de la Virgen María en misa, casi nadie inclina la cabeza.
Probablemente por falta de instrucción litúrgica, los pocos que se inclinan son
los acólitos. A veces, ni siquiera el propio sacerdote se inclina.
La
inclinación quiere expresar “la reverencia y la honra que se atribuyen a las
propias personas o a sus símbolos” (P. Aldazábal, quien fuera presidente del
Centro Pastoral Litúrgica de Barcelona).
La
instrucción del Misal romano nos enseña que debemos hacer inclinación de la
cabeza cuando el sacerdote dice:
–
“La Virgen María, Madre de Dios…”
–
“Por nuestro Señor Jesucristo…”
–
“… les bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
En
la bendición final, todos deben inclinarse, incluso aunque no lo indiquen el
sacerdote o el diácono.
“Si
se emplea la oración sobre el pueblo o la fórmula de bendición solemne, el
diácono dice: Inclínense para recibir la bendición…” (IGMR 185).
Hay
que recordar que la forma ordinaria del rito romano (o también llamada Misa de
Pablo VI) no se puede arrodillar para recibir la bendición final, como sucede
en la forma extraordinaria, también llamada Misa tridentina.
¿Quieres
leer más sobre las normas litúrgicas y su sentido? Haz click aquí y lee la Instrucción
General del Misal Romano.
A FÉ EXPLICADA
Fuente: Aleteia