María
José es la acompañante del grupo de revisión de vida de Acción Católica de la
parroquia de San Miguel de Las Rozas al que pertenecía el joven asesinado en
Londres
En
un artículo aparecido en la revista Signo y que reproducimos, le
rinde un homenaje que quiere ser, además, el de toda la Acción Católica General.
En
febrero de 2013 comenzó a caminar en la parroquia de San Miguel de las Rozas un
nuevo grupo parroquial de adultos. Nuestro párroco quería que fuera un grupo de
Acción Católica porque sabía que iba a ser de gran ayuda para la comunidad
contar con un grupo de personas formadas y dispuestas a trabajar en la
parroquia.
En
la primera reunión vinieron muy pocas personas pero a partir de la segunda
semana el número empezó a crecer y se fueron animando unos a otros por el «boca
a boca» y por los avisos parroquiales.
Ahí
conocimos a Ignacio. No le importó ser el más joven del grupo ni que la mayoría
de sus compañeros de equipo le doblaran la edad y fueran casi todos abuelos,
estaba muy a gusto. Se «aplicó» desde el principio a aprender el método de
revisión de vida, a dejarse iluminar la vida a la luz de la Palabra de Dios.
Preparaba
bien cada tema e incluso se adelantaba al grupo y avanzaba por su cuenta. Traía
trabajados los textos de la Biblia y del Magisterio de la Iglesia y planteaba
sencillamente sus dudas. Le gustaba llegar hasta el final si no acababa de
entender alguna cosa.
Era
un chico sencillo, más bien tímido. Jamás sacó a relucir los cuatro idiomas que
hablaba o su vasta formación en la Universidad de Comillas y en la Sorbona de
París. De todos esos detalles nos hemos enterado ahora.
Le
encantaba estar con sus sobrinos y así nos lo contaba muchas veces. Nos
hablaba, también, de su trabajo en un banco árabe en Madrid y de las
dificultades que tenía, no estaba muy contento en este trabajo, por eso no nos
extrañó cuando después de dos años en el grupo decidió marcharse a Londres para
buscar otra oportunidad.
Desde
su marcha a Londres hemos tenido poco contacto. Estaba contento y nos
encontrábamos con él en la parroquia cuando venía algún fin de semana.
El
pasado domingo por la noche, el grupo se quedó conmocionado al enterarse de su
desaparición. Hemos pasado cuatro días de incertidumbre y dolor pidiendo
intensamente por su vida. Al final recibimos la noticia de su muerte con gran
pena y a la vez con admiración. Los actos de caridad heroica no se improvisan.
Brotan espontáneamente de la persona cuyos valores se han ido trabajando día a
día. De una persona que con una vida sencilla y aparentemente «ordinaria» ha
sabido vivir cada momento de su vida de una forma extraordinaria.
¡¡¡Grande
Ignacio!!! Tu grupo de Acción Católica de Las Rozas te recuerda y reza
por ti y por tu familia. ¡Hasta el Cielo!
María
José de la Esperanza
Fuente: Alfa y Omega