El matrimonio eleva la capacidad de la alegría: lo
que se celebra es el acto de entrega de uno mismo
En toda cultura ha existido todo tipo de
unión: matrimoniales y no matrimoniales, pero siempre en toda cultura y en todo
tiempo lo que se ha festejado es el matrimonio.
Aún hoy no se festeja el irse a
vivir juntos, pero sí se festeja cuando una pareja se casa. ¿Y esto por qué?
¿porque nos dan un papel? ¿porque nos formalizan la unión? ¿porque es una
tradición?
¡No! El matrimonio se festeja
porque cuando una pareja se casa, no sólo han descubierto la belleza y el valor
del otro, sino que en presencia de Dios los novios se entregan sus vidas y se
comprometen a hacerse feliz cada día el resto de sus vidas.
Cuando luego de compartir la
vivencia de un sano noviazgo se descubre algo del otro que merece la entrega
total de la vida misma con todo su valor, eso no es una mera formalidad, sino
un amor profundo lleno de vida, alegría y comunión sin fin.
Nadie
merece estar a prueba: estar juntos sólo por un tiempo o hasta que duren las
ganas o “funcione” la relación. Todas
las personas tienen derecho a ser descubiertas, encontrar su valor y que le
entreguen la vida. Por eso, hay que dejar de lado esas uniones que se dan bajo
la lógica del “yo te consumo, luego te desecho” y dar un paso serio con la
persona que uno ama.
Vivir juntos es una decisión que
implica un compartirlo todo. Si pretendemos hacer una vida matrimonial sin
estar casados, no sólo hay una limitación para el amor sino que se derrumba ese
valor fundamental de elegirse y comprometerse para siempre y darle a los hijos
una familia constituida en los valores: un cimiento firme donde desarrollarse y
crecer.
¿Qué ejemplo vamos a darles a
nuestros hijos sobre el matrimonio si nosotros no lo vivimos en primer lugar? Si uno
no toma la decisión de casarse por falta de dinero para realizar una fiesta o
comprar un determinado vestido, el concepto de lo que es el matrimonio está
totalmente errado.
La fiesta del matrimonio pasa
por vivir esa alegría de entrega y compromiso para siempre. ¡Ese es el sentido
real y motivo primerísimo de celebración!.
Cuando pienses en tu futuro, en
el amor y la entrega que quieres vivir con tu esposo o esposa y lo que quieres
enseñar y darle a tu familia, piensa en prepararte para vivir con alegría desde
el primer momento ese paso tan importante de unirte a otro para siempre. ¡No te
conformes con poco, apunta alto y elige el matrimonio!
Cecilia
Zinicola
Fuente:
Aleteia