Llevaron una matrimonio ejemplar con Misa diaria, oración personal y comunitaria, confesión frecuente y participación en la vida parroquial
“En las familias siempre, siempre hay cruz, siempre. Porque
el amor de Dios, el Hijo de Dios, nos abrió también ese camino. Pero en las
familias también después de la Cruz hay Resurrección”, señaló el Papa Francisco
a los participantes del Encuentro Mundial de las Familias - Filadelfia 2015.
Santa
Teresita del Niño Jesús y sus padres -los esposos Celia y Luis Martin,
canonizados el 18 de octubre de 2015-, tuvieron una vida familiar profundamente
marcada por la cruz y el dolor e hicieron de esas tribulaciones un camino de
santidad.
1. Extrema exigencia
Tanto
Luis como Celia fueron hijos de padres militares, cristianos de fe viva. Sin
embargo, los padres de Celia la criaron con extrema rudeza, autoritarismo y
exigencia. Tanto así que en una de sus cartas dijo que su infancia y juventud
fueron tristes “como un sudario”. Se sabe que la madre de Celia era una mujer
de muy mal carácter.
2. Rechazados para la
vida religiosa
Celia
estudió en el internado de las religiosas de la Adoración perpetua y Luis con
los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle). Durante su juventud, ella
pidió formar parte de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul y él quiso
ingresar al Monasterio del Gran San Bernardo. Sin embargo, ambos fueron
rechazados.
Luis
se dedicó al oficio de relojería y Celia se convirtió en una famosa empresaria
con el “punto de Alençon”, un encaje de los más conocidos de la época. En una
ocasión los dos se cruzaron por la calle y ella se quedó impresionada de ver a
un joven de noble fisonomía, semblante reservado y dignos modales. Se dice que
ella sintió una voz que le decía: “Éste es el hombre predestinado para ti”.
3. La pérdida de los
hijos
Se
conocieron, se enamoraron y tres meses después de su primer encuentro se
casaron. Al haber cultivado una vida de fe muy profunda, llevaron una matrimonio ejemplar
con Misa diaria,
oración personal y comunitaria, confesión frecuente y participación en la vida
parroquial. De esta unión nacieron nueve hijos, pero sufrieron la muerte
prematura de cuatro de ellos. Entre las cinco hijas que sobrevivieron se
encontraba la pequeña Santa Teresita del Niño Jesús.
4. El cáncer
A
los 45 años, Celia fue diagnosticada de un tumor en el pecho y vivió su
enfermedad con mucha esperanza cristiana hasta su muerte en 1877. Luis tuvo que
sacar adelante a su familia.
Luego se trasladó a Lisieux, donde residía el hermano de Celia, y la tía Celina
lo ayudó a cuidar de las hijas. Más adelante las cinco serían religiosas,
cuatro en el Carmelo y una en la Visitación.
5. Holocausto para Dios
Luis
desarrolló una enfermedad que le fue restando fuerzas y capacidades. Llegó a
perder sus facultades mentales y fue internado en el sanatorio del Buen
Salvador en Caen. En ocasiones tenía periodos de alivio y tuvo la plena
facultad de ofrecerse como víctima de holocausto a Dios. Partió a la Casa del
Padre en julio de 1894.
6. Camino de soledad
Santa
Teresita sufrió mucho con la muerte de su mamá y escogió a su hermana Paulina
como su segunda madre. Con el tiempo Paulina entró en el Carmelo y la pequeña
Teresa cayó gravemente enferma con síntomas alarmantes de regresión infantil,
alucinaciones y hasta anorexia. El 13 de mayo de 1883, después de varios
novenarios de Misas y oración, una imagen de la Virgen María sonrió a Teresa y
quedó curada súbitamente. Posteriormente la Santa también sufriría por la
enfermedad de su amado padre, quien la llamaba “su reinecita”.
7. Firmes ante las
adversidades
En
una ocasión Santa Teresita escribió: “Tuve la dicha de pertenecer a unos padres
incomparables, que nos rodearon de los mismos cuidados y cariños… Quería Jesús
sin duda, en su amor, hacerme conocer a la madre incomparable que me había
dado, y a la que su divina mano quería a toda prisa coronar en el cielo… Mis primeros
recuerdos guardan la huella de las más tiernas sonrisas y caricias… Amaba yo
mucho a papá y a mamá, y les demostraba de mil maneras mi ternura”.
“Nuestro
padre querido bebería la más amarga, la más humillante de todas las copas… El
29 de julio del año pasado, Dios rompió las ataduras mortales de su incomparable
servidor, llamándole a la recompensa eterna” (Tomado de “Historia de un alma”).
Así
se expresó de su familia, la gran Santa Teresita del Niño Jesús, Doctora de
la Iglesia y
Patrona de las misiones, quien así como sus padres, mantuvo su fe en el Señor,
a pesar de las desgracias y enfermedades que también se vive hoy en muchas
familias del mundo.
Fuente:
ACI