Lejos de aquella imagen
maligna de un infierno light, el Purgatorio refleja fielmente la belleza de las
enseñanzas de la Iglesia
El purgatorio es una de las
enseñanzas más incomprendidas de la Iglesia. Lejos de aquella imagen maligna de
un Infierno con segunda oportunidad o un infierno light, que los críticos han
procurado crear, el Purgatorio refleja fielmente la belleza de las enseñanzas
de la Iglesia.
Aquí hay 10 cosas
del Purgatorio que seguramente te sorprenderán:
1.- Los
padres de la Iglesia nos lo enseñaron.
Usualmente el Purgatorio se
asocia con el Catolicismo de la edad media, pero en la Iglesia se ha creído en
él desde los primeros tiempos. Aunque no utilizaban específicamente el termino
Purgatorio, está claro que muchos de los padres de la Iglesia creían, sin
embargo, en su existencia. En su libro "Ciudad de Dios", San Agustín
declara:
"Pero hay penas
temporales que unos las padecen solamente en esta vida, otros después de la
muerte y otros ahora y después. […] Mas no todos los que han de sufrir tras la
muerte penas temporales caerán en las eternas, que tendrán lugar después de
juicio. Hará algunos, en efecto, a quienes se perdonará en el siglo futuro lo
que no se les había perdonado en el presente; o sea, que no serán castigados
con el suplicio eterno del siglo futuro, como hemos hablado más arriba".
También han hablado sobre
el purgatorio Orígenes, San Ambrosio, San Jerónimo, San Basilio, Gregorio de
Nisa, Gregorio El Grande y San Beda.
2.- Las almas en el Purgatorio conocen su destino
Uno se pregunta, si un
cristiano fiel muere y se encuentra sufriendo en el mas allá, ¿será capaz de
entender la diferencia entre el infierno y el Purgatorio? ¿Sabrá que está por
llegar al Cielo? Al respecto, la respuesta es un sí rotundo. La Enciclopedia
Católica lo define así:
"¿Saben las almas
detenidas en el Purgatorio que su felicidad solo ha sido diferida por un
tiempo, o tendrán dudas al respecto de su salvación definitiva? La antigua
liturgia y las inscripciones en las catacumbas hablan del "sueño de la
paz", lo que sería imposible si hubiese alguna duda con respecto a la salvación
definitiva".
3.- Las
almas del Purgatorio pueden interceder por nosotros
A menudo nos dicen, muy
atinadamente, que debemos orar por las almas del Purgatorio. Pero algunos creen
que ellas también pueden orar por nosotros. Tiene sentido si lo pensamos: ellas
están, después de todo, más cerca de Dios que nosotros, de tal manera que sus
peticiones tienen un gran poder de intercesión. Este era de hecho, el argumento
básico de teólogos como San Roberto Belarmino.
4.- Los
antiguos paganos también lo creían
Así como otras culturas
tienen creencias muy enraizadas sobre la vida después de la muerte, parecidas a
nuestras a nuestro Cielo e Infierno, así tenían una creencia extendida de que
existía algo como el Purgatorio, según nos indica la Enciclopedia Católica. Por
ejemplo, el gran poema Romano épico La Eneida, describe almas que habían tenido
"sus manchas de maldad… consumidas por el fuego" antes de llegar a
los "gozosos campos de Elíseo". Claro que la doctrina cristiana del
Purgatorio no es una idea pagana, como tampoco lo son el Cielo o el infierno.
(De hecho, 2 Pedro 2, 4 utiliza para referirse al
infierno la palabra, Tartarus, que se encuentra en algunas traducciones más
literales de La Eneida).
5.- Las almas del Purgatorio estarán con otros creyentes
Tendemos a olvidarnos que
las almas que están en el Purgatorio no están sufriendo solas – de otra forma
el termino Iglesia Sufriente o Purgante, no tendría significado. Solo podemos
especular, pero parece razonable suponer que las almas en el Purgatorio pueden
consolarse unas a otras como lo hacemos nosotros aquí en la tierra
6.- Las
almas están unión con Cristo.
Nuevamente, el Purgatorio
es una especie de paso intermedio o “tiempo de espera” en nuestras vidas de fe,
entre este mundo y la visión beatífica que añoramos tener en el Cielo. Si las
almas en el Purgatorio efectivamente son parte de la Iglesia Sufriente,
entonces de alguna forma también son parte del Cuerpo Místico de Cristo y por
lo tanto permanecen unidas a Él.
¡Que más cerca podrían
estar de Cristo Crucificado que en el sufrimiento del Purgatorio! Escuchamos
mucho acerca de la unión de Cristo con aquellos que llevan una vida santa, pero
el obvio potencial de una profunda unión en el Purgatorio parece ser
subestimado.
7.- El
sufrimiento es voluntario.
Santa Catalina de Génova,
autora de un tratado sobre el Purgatorio, dice que una vez que el alma ha visto
lo que significa el Cielo, inmediatamente acepta gustosa el Purgatorio. Por
supuesto, el mismo no es voluntario en el sentido de que alguien pueda escoger
no ir a él. Pero es voluntario en el sentido que el alma se somete
voluntariamente al mismo, que es lo mismo que propone Santo Tomas de Aquino.
8.-
Cristo consuela a quienes están en el Purgatorio
¿Recuerdas la parte del
Credo acerca de que Cristo descendió a los infiernos? Tradicionalmente los
teólogos consideraban al Purgatorio parte del infierno, entendiendo al infierno
como cualquier lugar que no fuese el Cielo. Al descender, todos los que estaban
en “alguna parte del infierno” fueron de “alguna forma visitados por Cristo”,
como indica Santo Tomas de Aquino en Suma Teológica. También señala que los
Santos Padres en el limbo fueron liberados, mientras que las ánimas del
Purgatorio fueron consoladas.
9.- Habrá
también gozo así como hay sufrimiento
Las historias tradicionales
del Purgatorio se centran en el dolor y el castigo. Hay más que eso en el
Purgatorio. Santa Catalina de Génova lo describe como un lugar de tremendo
gozo:
"Yo creo que no se
puede encontrar mayor felicidad comparada con aquella de un alma en el
Purgatorio, salvo la de los Santos en el Cielo; y cada día esa felicidad crece
a medida que Dios fluye en estas almas y los obstáculos a su presencia se
consumen. El pecado enmohece la resistencia a Dios y el fuego quema ese moho para
que el alma se pueda abrir a ese influjo divino".
10.- El
Purgatorio hace santos.
Esta conclusión, aunque
suene tan radical, es inevitable. La doctrina católica básica sobre quien llega
al Cielo y quien va al Purgatorio puede ser definida de esta forma: aquellos
que han alcanzado tal estado de santidad que no necesiten pasar por los fuegos
purificadores del Purgatorio van directo al Cielo. Los llamamos, muy
apropiadamente, Santos.
Dicho de otra forma, solo
los santos van al Cielo. Eso es lo que el Purgatorio hace: nos
transforma a todos los que terminamos ahí en Santos. Esa es la belleza de la
enseñanza de la Iglesia sobre el Purgatorio.
Por: Stephen Beale