En los primeros cinco años de su Pontificado,
Francisco lo ha citado en muchísimas ocasiones, insistiendo no solo en su
existencia, sino también en el peligro que representa
En cinco años lo ha citado más de lo
cuanto lo citaron juntos sus predecesores en el último medio siglo: el diablo y
su capacidad de dividir son argumentos comunes en la predicación del Papa
Bergoglio. Una predicación contracorriente, puesto que el Maligno ha sido un
gran ausente durante mucho tiempo. He aquí una pequeña e incompleta antología
de citas.
Una de las últimas veces que Francisco se
refirió a él fue con un grupo de jesuitas durante el reciente viaje a Myanmar,
al referirse a los Rohingyá y, más en general, a la situación de los prófugos:
«Hoy se discute mucho sobre cómo salvar a los bancos… Pero, ¿quién salva a los
hombres y a las mujeres de hoy? La gente arruinada ya no le interesa a nadie.
El diablo logra actuar así en el mundo de hoy».
Desde la homilía de la primera misa
concelebrada con los cardenales en la Capilla Sixtina, al día siguiente de su
elección, el 14 de marzo de 2013, Bergoglio, citando una frase de Léon Bloy,
afirmó: «Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del
diablo». Al día siguiente, encontrándose con los cardenales reunidos en la Sala
Clementina, el nuevo Pontífice, abandonando el discurso escrito que había
preparado, dijo: «No cedamos nunca al pesimismo, a esa amargura que el diablo
nos ofrece cada día».
Dirigiéndose a la Gendarmería vaticana el
28 de septiembre de ese mismo año, Francisco recordó que «el diablo trata de
crear la guerra interna, una especie de guerra civil y espiritual». En la
homilía de Santa Marta del 14 de octubre de 2013, el Papa argentino invitó a no
confundir la presencia del diablo con las enfermedades psíquicas: «¡No! La
presencia del demonio está en la primera página de la Biblia».
El 29 de septiembre de 2014, en la misa en
Santa Marta, Beroglio explicó que «Satanás es enemigo del hombre y es astuto,
porque presenta las cosas como si fueran buenas, pero su intención es
destruirlo, acaso con motivaciones humanistas».
El 3 de octubre de 2015, dirigiéndose
nuevamente a la Gendarmería vaticana, Francisco recordó que «Satanás es un
seductor, es uno que siembra insidias y seduce con la fascinación, con
fascinación demoniaca, te lleva a creer todo. Él sabe vender con esta
fascinación, vende bien, ¡pero al final paga mal!».
El 12 de septiembre de 2016, en la homilía
matutina, el Papa recordó que «el diablo tiene dos armas muy poderosas para
destruir a la Iglesia: las divisiones y el dinero… El diablo siembra celos,
ambiciones, ideas, ¡pero para dividir! O siembra codicia… Es una guerra sucia
la de las divisiones, es como un terrorismo».
El 13 de octubre de 2017, Francisco
describió la acción que el diablo «hace lentamente, en nuestra vida, para
cambiar los criterios, para llevarnos a la mundanidad. Se mimetiza en nuestra
forma de actuar, y nosotros difícilmente nos damos cuenta».
Y cómo no recordar, para concluir, las palabras con
las que el Pontífice, en la entrevista con Marco Pozza para Tv2000 sobre el
Padre Nuestro, insistió en que el diablo «es una persona» y que nunca hay que
«dialogar con Satanás», porque «es más inteligente que nosotros».
ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL
VATICANO
Fuente: Vatican Insider