El Obispo maronita Samir
Nassar salvó milagrosamente la vida después de que un proyectil impactara en su
cama cuando él justo se había levantado de ella
![]() |
| Obispo maronita Samir Nassar |
“Un
obús cayó sobre mi cama el pasado lunes 8 de enero de 2018. A la 1:20, cuando
estaba echando una breve siesta, me levanté para ir al servicio y segundos
después la cama estaba llena de metralla”, relata el Obispo en su carta.
El
obispo maronita, que radica en Damasco (Siria), envió una carta a Ayuda a la
Iglesia Necesitada agradeciéndoles su cercanía y explicando cómo sucedieron los
hechos.
“La
Providencia cuida de este pequeño servidor”, afirmó.
Al
ver la intensidad del bombardeo, fieles y sacerdotes del patriarcado maronita
pensaban que Mons. Nassar había muerto.
Por
eso, según precisa en su carta, “los sacerdotes lloraron de alegría al verme
salir vivo entre el humo y los escombros. Agradezco al Señor este nuevo inicio.
Mi vida Te pertenece”.
Dijo
que ahora, con su casa destruida por el proyectil, se encuentra “exiliado, como
los 12 millones de refugiados sirios que no tienen nada”.
Según
estimaciones unos 10 proyectiles cayeron en distintas áreas de la ciudad de
Damasco. El patriarcado maronita que se sitúa en Straight Street sufrió daños
considerables cuando una de las bombas impactó en el patio.
El
convento de las Hermanas de Jesús y María también fue parcialmente destruido.
La hermana Annie Demerjian aseguró a Ayuda a la Iglesia Necesitada que “fue la
providencia de Dios” por la que ninguna de las religiosas estuvo en la
habitación en la que impactó el proyectil.
La
religiosa pidió oraciones por las siete personas que fueron heridas durante el
bombardeo y que actualmente se encuentran en el hospital.
Mons.
Nassar aseguró que la catedral maronita sufrió un “daño mayor” durante el
bombardeo. “Las puertas de la catedral y 43 ventanas y puertas deben ser
reemplazadas”, aseguró y precisó que también necesitan reparación los depósitos
de agua y combustible. La red eléctrica y su coche también fueron gravemente
dañados.
Por Blanca Ruiz
Fuente: ACI Prensa






