La
Eucaristía en la Iglesia Primitiva
La
Eucaristía se celebraba siempre al final de un servicio de lecturas, salmos,
oraciones y predicación, que era meramente una continuación del servicio de la
sinagoga. […] Esto es lo que se conoció después como la Liturgia de los
Catecúmenos. Luego seguía la Eucaristía, en la que sólo estaban presentes los
bautizados. […]
“Esto
se confirma por el siguiente testigo, Justino Mártir. Justino (muerto hacia
164), en su famosa relación de la Liturgia, la describe tal como la vio en Roma
(Bardenhewer, op. cit., 206). El pasaje a menudo citado es (1 Apología):
“LXV.
1. Conducimos al que cree y se une a nosotros, después de que le hemos así
bautizado, a los que se llaman los hermanos, donde se reúnen para rezar
oraciones en común por nosotros mismos, por el que ha sido iluminado, y por
todos los que están en cualquier parte…. 2. Nos saludamos entre nosotros con un
beso cuando se acaban las oraciones.
3.
Luego se trae pan y una copa de agua y vino al presidente de los hermanos, y
habiéndolos recibido eleva alabanza y gloria al Padre de todo por medio de su
Hijo y del Espíritu Santo, y hace una larga acción de gracias por haber sido
hechos dignos de estas cosas por Él; cuando se terminan estas oraciones y
acciones de gracias todos los presentes exclaman ‘Amen’….
5.
Y cuando el presidente ha dado gracias (eucharistesantos’, ya un nombre técnico
para la Eucaristía) y todo el pueblo ha respondido, aquellos a los que llamamos
diáconos dan el pan y el vino y el agua por la que se ha hecho la ‘acción de
gracias’ (Eucaristía) para ser probado por los presentes, y la llevan a los
ausentes.
Este
alimento es llamado por nosotros la Eucaristía. (sigue el conocido pasaje sobre
la Presencia Real, con la cita de las palabras de la institución). [Ver a
continuación de esta cita]
LXVII.
“El día que se llama Domingo se hace una reunión de todos los que viven en las
ciudades y campos; y se leen los comentarios de los Apóstoles y los escritos de
los profetas durante tanto tiempo como se puede. 4. Luego, cuando el lector ha
terminado, el presidente nos amonesta en un discurso y nos excita a imitar
estas gloriosas cosas.
5.
Luego todos nos levantamos y rezamos oraciones y, como se ha dicho más arriba,
cuando se ha terminado de rezar se trae pan y vino y agua; y el presidente
eleva oraciones de acción de gracias por los hombres, y el pueblo aclama
diciendo ‘Amen’, y se da a cada uno una fracción de la Eucaristía y se envía a
los ausentes mediante los diáconos.”
“A
nadie le es lícito participar en la Eucaristía, si no cree que son verdad las
cosas que enseñamos y no se ha purificado en aquel baño que da la remisión de
los pecados y la regeneración, y no vive como Cristo nos enseñó.
“Porque
no tomamos estos alimentos como si fueran un pan común o una bebida ordinaria,
sino que así como Cristo, nuestro salvador, se hizo carne y sangre a causa de
nuestra salvación, de la misma manera hemos aprendido que el alimento sobre el
que fue recitada la acción de gracias, que contiene las palabras de Jesús y con
que se alimenta y transforma nuestra sangre y nuestra carne, es precisamente la
carne y la sangre de aquel mismo Jesús que se encarnó.
“Los
apóstoles, en efecto, en sus tratados llamados Evangelios, nos cuentan que así
les fue mandado, cuando Jesús, tomando pan y dando gracias dijo: “Haced esto en
conmemoración mía. Esto es mi cuerpo”. Y luego, tomando del mismo modo en sus
manos el cáliz, dio gracias y dijo: “Esta es mi sangre”, dándoselo a ellos
solos.
Desde
entonces seguimos recordándonos unos a otros estas cosas. Y los que tenemos
bienes acudimos en ayuda de otros que no los tienen y permanecemos unidos. Y
siempre que presentamos nuestras ofrendas alabamos al Creador de todo por medio
de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo”. (San Justino. Carta a Antonino
Pío, Emperador, año 155)
Artículo originalmente
publicado por Primeros Cristianos
Fuente:
Aleteia