La historia del padre Marwan Akoury, sacerdote
libanés de la diócesis maronita de Beirut
El padre Marwan Akoury ha entregado toda su
vida a Cristo; su pasado, su presente y su futuro.
Una
vida marcada por la historia de su país, una historia de guerra y persecución
religiosa. Nació
en el Líbano el 29 de septiembre de 1980. La
guerra había comenzado 5 años antes y caracterizó no solo su niñez, también su
adolescencia y juventud.
Es el mayor de tres hermanos, el
único varón de una familia a la que le
agradece ser quien es. Y es que desde su niñez, ha
amado al Señor y fue consciente de que el Señor le ama. “Y
eso gracias a mi familia que me ha enseñado el amor de Dios y ha contribuido al
desarrollo de mi vocación en la parroquia de Santa Tecla, donde yo vivía. Todo
eso ha animado mi deseo de consagrar mi vida al Señor”, explica a Aleteia este
sacerdote libanés de la diócesis maronita de Beirut.
Reconoce que “no fue fácil tomar
una decisión como ésta, sobre todo porque soy el hijo mayor y se contaba
conmigo para agrandar la familia. Pero la llamada de Dios supera todos los
obstáculos y sostiene nuestras decisiones para que Su Voluntad se cumpla”.
Él mismo ha comprobado cómo su
familia, amigos y compatriotas han superado los duros obstáculos provocados por
la guerra pues, a pesar delos grandes destrozos, la vida cristiana en
Líbano y el compromiso de la Iglesia en la sociedad libanesa seguían siendo una
característica de su país.
Aún así, las cicatrices de la
guerra no pueden borrarse fácilmente y aún hoy persisten las heridas y en el
dolor en la vida de los libaneses. A eso hay que añadir el sectarismo y
el rechazo de
todo lo que es diferente, especialmente por parte del musulmán.
En este duro escenario vital, recibió la
llamada de Cristo: “Jesús me ha invitado a dar
testimonio de su Salvación y de su Amor a todo el mundo, para destruir los
obstáculos del odio y de la discriminación”.
Tras años al servicio de su
parroquia y buscando otras formas para calmar su ardiente deseo de misión en los
medios, en la catequesis, en campos misioneros y en otras actividades
espirituales, llegó el tiempo donde tomó la decisión de dejarlo todo para
servir al Señor en la vida sacerdotal.
Tras pasar por la universidad, a
los 27 años ingresó en el seminario diocesano de Beirut Saint
Augustin donde
se formó para ordenarse como sacerdote el 19 de mayo 2013,
domingo de Pentecostés.
“Como el Señor envió a sus discípulos para
enseñar y bautizar, me envió a la misión con todas las diversidades que hay al
interior de la Iglesia de Beirut, o sea en la parroquia de Saint Michel y
también en el Collège de la Sagesse, donde yo fui director del liceo.
Durante aquellos tres años, he aprendido de
sacerdocio, he aprendido que un cura, para cumplir su ministerio, necesita
estar siempre en comunión con su Maestro y siempre escuchar su Palabra”, comenta el padre Marwan Akoury .
Comunicación, su respuesta a la llamada del Señor
Sembrar el espíritu de Cristo y crear
puentes de paz y de diálogo es algo que exige una buena comunicación, sobre todo en un país que es un
ejemplo concreto de la diversidad y de la coexistencia con el otro, que sea
cristiano o musulmán.
Y una vez más fue la llamada del
Señor, a través de mi obispo Monseñor Paul Matar que le propuso de estudiar
Comunicación en Roma, para responder a las exigencias de la Iglesia del Líbano,
ese país “Mensaje”, como el Papa Juan Pablo II lo ha llamado.
Desde septiembre 2016 estudia
Comunicación Social de la Iglesia en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz
de Roma. “Aquí he descubierto lo que yo buscaba, y vivo con alegría
e ilusión mi nueva misión en el corazón de la Iglesia”, concluye este sacerdote
que hoy se encuentra lejos del país de los cedros donde ha dejado parte de su
corazón.
Ha
podido hacerlo gracias al CENTRO
ACADÉMICO ROMANO FUNDACIÓN una fundación que contribuye
económicamente para que sacerdotes y seminaristas de todo el mundo reciban una
sólida preparación tanto teológica, como humana y espiritual.
Fuente:
Aleteia






