El Papa invitó a los
jóvenes a “no quedarse callados” porque “si los demás callan, si nosotros los
mayores y los dirigentes callamos, si el mundo calla y pierde alegría, les
pregunto: ¿Ustedes gritarán?”
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El Papa en la celebración del Domingo de Ramos ayer en el Vaticano. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
En
una Plaza de San Pedro abarrotada de fieles, sobre todo jóvenes que quisieron
celebrar en Roma la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Francisco celebró
el Domingo de Ramos y recordó que ante las calumnias siempre hay que mirar a la
Cruz.
“La
liturgia nos invitó a hacernos partícipes y tomar parte de la alegría y fiesta
del pueblo que es capaz de gritar y alabar a su Señor; alegría que se empaña y
deja un sabor amargo y doloroso al terminar de escuchar el relato de la
Pasión”, explicó el Santo Padre.
Sobre
la alegría de Jesús al entrar en Jerusalén y cómo fue acogido por parte del
pueblo, el Pontífice señaló que “resulta incómoda y se transforma en sinrazón
escandalosa para aquellos que se consideran a sí mismos justos y ‘fieles’ a la
ley y a los preceptos rituales”.
“Alegría
insoportable para quienes han bloqueado la sensibilidad ante el dolor, el
sufrimiento y la miseria. Alegría intolerable para quienes perdieron la memoria
y se olvidaron de tantas oportunidades recibidas”.
El
Papa añadió: “¡Qué difícil es comprender la alegría y la fiesta de la
misericordia de Dios para quien quiere justificarse a sí mismo y acomodarse!
¡Qué difícil es poder compartir esta alegría para quienes solo confían en sus
propias fuerzas y se sienten superiores a otros!”.
Francisco
habló luego de aquellos que más tarde defendieron que el Señor fuera
crucificado, un “grito armado, producido, que se forma con el desprestigio, la
calumnia, cuando se levanta falso testimonio”.
“Es
la voz de quien manipula la realidad y crea un relato a su conveniencia y no
tiene problema en ‘manchar’ a otros para acomodarse. El grito del que no tiene
problema en buscar los medios para hacerse más fuerte y silenciar las voces
disonantes”.
Pero
también “el grito que nace de ‘trucar’ la realidad y pintarla de manera tal que
termina desfigurando el rostro de Jesús y lo convierte en un ‘malhechor’”.
“Es
la voz del que quiere defender la propia posición desacreditando especialmente
a quien no puede defenderse”.
“Frente
a todos estos titulares –dijo el Papa– el mejor antídoto es mirar la cruz
de Cristo y dejarnos interpelar por su último grito” porque “Cristo murió
gritando su amor por cada uno de nosotros; por jóvenes y mayores, santos y
pecadores, amor a los de su tiempo y a los de nuestro tiempo”.
El
Papa habló de los jóvenes y criticó que hacerlos callar “es una tentación que
siempre ha existido”, como por ejemplo, “los mismos fariseos que increpan a
Jesús y le piden que los calme y silencie”.
“Hay
muchas formas de silenciar y de volver invisibles a los jóvenes. Muchas formas
de anestesiarlos y adormecerlos para que no hagan ‘ruido’, para que no se
pregunten y cuestionen”.
Antes
de concluir, el Papa invitó a los jóvenes precisamente a “no quedarse callados”
porque “si los demás callan, si nosotros los mayores y los dirigentes callamos,
si el mundo calla y pierde alegría, les pregunto: ¿Ustedes gritarán?”.
Fuente:
ACI Prensa