¿Cómo podemos llegar a la
salvación cristiana? Nueva carta Placuit Deo
de la
Congregación para la Doctrina de la Fe
El
Papa advierte de dos amenazas modernas a la salvación del hombre y la mujer de
nuestros días, ahora la posición del ex Santo Oficio: la autosuficiencia
(neo-pelagianismo) con el uso del ‘dios spray’ y el individualismo que aísla
(neo-gnosticismo) de una fe bajo el lema: ‘hágalo usted mismo’.
Precisamente,
debido a las “transformaciones culturales”, el papa Francisco ha autorizado la
difusión de una carta sobre la salvación cristiana dirigida a los
Obispos de la Iglesia Católica y a los fieles, sellada por el Ex Santo oficio.
“Placuit
Deo” es el título del documento que ha sido presentado este jueves 1 de marzo
de 2018 en la Oficina de Prensa de la Santa Sede y en el que se manifiesta que
sin Cristo no hay salvación.
En
la carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), se explica
que existen dos amenazas modernas para la salvación cristiana, según la
tradición de la fe y la enseñanza del Papa: el neo-pelagianismo y el
neo-gnosticismo.
El
Papa ha pedido que el documento sea publicado apenas estuviera listo y ha sido
una iniciativa de un grupo de teólogos internacionales que solicitaron a la
Congregación para la Doctrina de la Fe la revisión y la publicación.
¿Qué es el
neo-pelagianismo?
Para
el neo-pelagianismo “el individuo, radicalmente autónomo, pretende salvarse a
sí mismo, sin reconocer que depende, en lo más profundo de su ser, de Dios y de
los demás. La salvación es entonces confiada a las fuerzas del individuo, o las
estructuras puramente humanas, incapaces de acoger la novedad del Espíritu de
Dios”.
¿Qué es
neo-gnosticismo?
El
neo-gnosticismo, por su parte, “presenta una salvación meramente interior,
encerrada en el subjetivismo, que consiste en elevarse «con el intelecto hasta
los misterios de la divinidad desconocida».
Se
pretende, de esta forma, liberar a la persona del cuerpo y del cosmos material,
en los cuales ya no se descubren las huellas de la mano providente del Creador,
sino que ve sólo una realidad sin sentido, ajena de la identidad última de la
persona, y manipulable de acuerdo con los intereses del hombre.”
Salvación del cuerpo y del
alma
En
consecuencia, “la salvación que la fe nos anuncia no concierne solo a nuestra
interioridad, sino a nuestro ser integral. Es la persona completa, de hecho, en
cuerpo y alma, que ha sido creada por el amor de Dios a su imagen y semejanza,
y está llamada a vivir en comunión con Él”.
Las nuevas herejías
El
ex Santo Oficio aclara que la comparación con las herejías pelagiana y gnóstica
“solo se refiere a rasgos generales comunes, sin entrar en juicios sobre la
naturaleza exacta de los antiguos errores”.
Después
de 20 siglos, la CDF sostiene que “de hecho, la diferencia entre el contexto
histórico secularizado de hoy y el de los primeros siglos cristianos, en el que
nacieron estas herejías, es grande.”
“Sin
embargo, en la medida en que el gnosticismo y el pelagianismo son peligros
perennes de una errada comprensión de la fe bíblica, es posible encontrar
cierta familiaridad con los movimientos contemporáneos apenas descritos”.
Con
este documento – asegura la CDF – “la Iglesia se dirige con amor materno a
todos los hombres, para anunciarles todo el designio de la Alianza del Padre”.
La
Iglesia defiende que la figura de Cristo no es modelo que inspira
acciones generosas, con sus palabras y gestos, sino que es Aquel que transforma
la condición humana a través de la reconciliación con el Padre y entre las
personas a través del Espíritu.
Falsa salvación sin los
demás e intimista
Monseñor
Luis F. Ladaria Ferrer, S.I., prefecto de la CDF ilustró que el tema de la Aspiración
humana a la salvación es actual porque los hombres y las mujeres de
hoy aspiran a la felicidad (salud, bienestar, paz interior), pero también se
agrega la lucha contra el mal (la ignorancia, la fragilidad, la enfermedad, la
muerte). Y esta felicidad, en cambio, se confunde muchas veces con los
beneficios de poseer, el poder, la ciencia, la técnica.
Por
su parte, monseñor Giacomo Morandi, secretario de la CDF, explicó que la felicidad
moderna se confunde con la realización personal (neopelagianismo) y en el
sentido aparente de la vida (neo-gnosticismo) sin salir al encuentro de los
demás y sin tocar la carne de Cristo en el que sufre.
Ecumenismo
Por
otro lado, la Carta Placuit Deo (2018) llega después de la
publicación bajo el pontificado de Juan Pablo II de la carta Dominus Iesus
(2000) la cual había sido interpretada erróneamente por algunos círculos
conservadores de que la Iglesia excluyera a otras iglesias cristianas de la
salvación; obstáculo teológico para el diálogo ecuménico.
Ladaria
Ferrer, S.I., aseguró que la carta se alinea con la tradición del Concilio
Vaticano II (Lumen gentium) y no es un “paso atrás de la iglesia respecto a
esta declaración”. “Naturalmente la Iglesia está comprometida en el ecumenismo,
lo es y lo será a partir de esta convicción.”
Así
recordó que “la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica”, “aunque
pueden encontrarse fuera de ella muchos elementos de santificación y de verdad
que, como dones propios de la Iglesia de Cristo, inducen hacia la unidad
católica.” Una puerta abierta a la unidad y el diálogo en Cristo.
Otros elementos clave del
documento:
Ser cristiano no es una
decisión ética o una gran idea
Para
el documento, la buena noticia “de la salvación tienen nombre y rostro:
Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador. “No se comienza a ser cristiano por una
decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento,
con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una
orientación decisiva.”
En
resumen, “Cristo es Salvador porque ha asumido nuestra humanidad integral y
vivió una vida humana plena, en comunión con el Padre y con los hermanos. La
salvación consiste en incorporarnos a nosotros mismos en su vida, recibiendo su
Espíritu (cf. 1 Jn 4, 13). Así se ha convirtió «en cierto modo, en el
principio de toda gracia según la humanidad». Él es, al mismo tiempo, el
Salvador y la Salvación.”
La Salvación en la
Iglesia, cuerpo de Cristo
El
documento de la CDF sostiene que el lugar “donde recibimos la salvación traída
por Jesús es la Iglesia, comunidad de aquellos que, habiendo sido incorporados
al nuevo orden de relaciones inaugurado por Cristo, pueden recibir la plenitud
del Espíritu de Cristo (Rm 8, 9).”
Y
de ahí, subrayan la importancia de los sacramentos, que “la visión
individualista como la meramente interior de la salvación contradicen también
la economía sacramental a través de la cual Dios ha querido salvar a la persona
humana.”
La
Conclusión del documento es “comunicar la fe, esperando al Salvador”. El
Papa Francisco, en la Audiencia concedida el día 16 de febrero de 2018, ha
aprobado la Carta, decidida en la Sesión Ordinaria de esta Congregación el 24
de enero de 2018, y ha ordenado su publicación.
Para
leer el texto completo de la carta pinchar aquí
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia