En la audiencia general, el Pontífice explica el sentido de la Comunión
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| Antoine Mekary | ALETEIA | I.MEDIA |
El papa Francisco ilustró a los fieles
sobre la comunión en la Santa Misa. Lo hizo este miércoles 21 de marzo de 2018
en la audiencia general en la Plaza de San Pedro.
“La Iglesia desea fervientemente
que los fieles también reciban el Cuerpo del Señor con las hostias consagradas
en la misma Misa; y el signo del banquete eucarístico es más completo si la
Santa Comunión se da bajo las dos especies, sabiendo que la doctrina católica
enseña que bajo una sola especie se recibe todo el Cristo (cf. Instrucción
General del Misal Romano, 85; 281-282)”.
“Según la práctica eclesial, –
continuó el Papa – el fiel se acerca a la Eucaristía normalmente en forma de
procesión y se comunica de pie con la dedicación, o de rodillas, tal como se
determina por la Conferencia Episcopal, recibiendo
el Sacramento en la boca o, donde está permitido, en la mano, como se prefiere
(ver OGMR, 160-161)”.
Después de la Comunión, indicó
que para custodiar en el corazón el regalo recibido nos ayuda la “oración
silenciosa”, como también un salmo o un himno de gozo”.
De esta manera, el Papa aclara
cualquier duda sobre cómo disponerse a recibir la hostia durante la misa.
El Pontífice ilustró igualmente
que recibiendo a Cristo en la Comunión, él nos arranca de “nuestro egoísmo, la
Comunión nos abre y nos une a todos aquellos que son uno en Él. Aquí está el prodigio de la Comunión: ¡nos
convertimos en lo que recibimos!”.
Por otro lado, afirmó la misa es
para “nutrirnos de Cristo, que se nos da en la Palabra y en el Sacramento del
Altar”.
“En el momento de la comunión
que hoy contemplamos, Jesús se nos sigue dando en su Cuerpo y en su Sangre, por
el ministerio de la Iglesia, como hizo con los discípulos en la Última Cena”.
Asimismo, explicó que después de
la “Fracción del Pan”, el sacerdote “nos invita a mirar “al Cordero que quita
el pecado del mundo”, reconociendo la distancia que nos separa de la santidad
de Dios y de su bondad.
La
Sangre de Cristo “como medicina”, “derramada para el perdón de los pecados”. E insistió: “Somos, por tanto,
convocados “al banquete de bodas del Cordero”, reconociéndonos indignos de que
entre en nuestra casa, pero confiados en la fuerza de su Palabra salvadora”.
Igualmente señaló que “caminamos
hacia el altar para nutrirnos de la Eucaristía, para dejarnos transformar por
quien recibimos, como dice san Agustín: “Yo soy el alimento de las almas
adultas; crece y me comerás. Pero no me transformarás en ti como asimilas los
alimentos de la carne, sino que tú te transformarás en mí”.
Luego indicó que la Liturgia
concluye con la oración de la comunión. “En ella damos gracias a Dios por este
inefable don y le pedimos también que transforme nuestra vida, siendo medicina
en nuestra debilidad, que sane las enfermedades de nuestro espíritu y nos
asegure su constante protección”.
El Papa saludó a los fieles y
peregrino de lengua española y les exhortó a la comunión frecuente, “haciendo
presente el misterio de amor que se encierra en el Sacramento, para que la
unidad con Cristo y con su Iglesia se manifieste en nuestro actuar cotidiano y
testimonie nuestra vida nueva en Cristo”.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia






