“El cuerpo no es un
obstáculo o una prisión del alma”: el Papa Francisco recuerda la concepción
cristiana del cuerpo al meditar en la aparición de Cristo relatada por el
Evangelio de este domingo
“El
cuerpo es creado por Dios y el hombre no está completo hasta que sea una unión
de cuerpo y alma”, explicó el Papa antes de la oración mariana de Regina Caeli,
este 15 de abril de 2018, en la Plaza de San Pedro.
“Jesús,
que venció la muerte y resucitó en cuerpo y alma, nos hace comprender que
debemos tener una idea positiva de nuestro cuerpo”, insistió el Papa.
Deploraba
los ataques contra los cuerpos de las víctimas de la “esclavitud” moderna como
ataques al cuerpo de Cristo.
Pero
es toda la historia humana atravesada por la resurrección de Cristo y el Papa
ha invitado a “resaltar la novedad de la vida que él siembra en la
historia,para guiarla hacia los cielos nuevos y una tierra nueva”.
Esta
es nuestra traducción rápida, de trabajo, de la meditación del Papa Francisco.
AB
Palabras del Papa antes
del Regina Coeli
Queridos
hermanos y hermanas. ¡Buenos días!.
En
el centro de este tercer domingo de pascua está la experiencia del resucitado
hecha por sus discípulos esto está evidenciado especialmente por el evangelio y
nos introduce una vez más en el Cenáculo donde Jesús se manifiesta a los
apóstoles dirigiendo a ellos este saludo: “Paz a ustedes” (Lc 24, 36). Se trata
de la paz interior y de la paz que se establece en las relaciones entre las
personas.
El
episodio relatado por el evangelista Lucas insiste mucho en el realismo de la
Resurrección, Jesús no es un fantasma. De hecho no se trata de una aparición
del alma de Jesús sino de su presencia real con el cuerpo resucitado.
Jesús
se da cuenta que sus apóstoles están turbados al verlo, están desconcertados
porque la realidad de la Resurrección es para ellos inconcebible. Creen que ven
un fantasma; pero Jesús resucitado no es un fantasma, es un hombre con cuerpo y
alma y por esto les dice a ellos: “miren mis manos y mis pies: soy realmente
yo” “Tóquenme y mírenme; un fantasma no tiene carne y huesos, como ven que yo
tengo” (v 39). Y porque esto no parece bastar para vencer la incredulidad de
los discípulos. El Evangelio dice una cosa interesante: era tanta la alegría
que tenían dentro que no lo podían creer: “¡tanta alegría no es posible!”,
decían los discípulos, entonces Jesús les dice a ellos ¿tienen aquí algo para
comer? (v 41). Le ofrecieron pescado; Jesús lo toma y se lo come delante
de ellos, para convencerlos.
La
insistencia de Jesús sobre la realidad de la Resurrección ilumina la
perspectiva cristiana sobre el cuerpo, eso no es un obstáculo o una prisión del
alma, el cuerpo está creado por Dios y el hombre no es completo si no está en
unión de cuerpo y alma.
Jesús
que ha vencido la muerte y es resucitado en cuerpo y alma nos hace entender que
debemos tener una idea positiva de nuestro cuerpo, eso no puede transformarse
en ocasión o instrumento de pecado, porque el pecado no es provocado por el
cuerpo sino por nuestra debilidad moral, el cuerpo es un don estupendo de Dios
destinado en unión con el alma a expresar en plenitud la imagen y semejanza con
él, por lo tanto estamos llamados a tener un gran respeto y cuidado de los
demás.
Toda
ofensa, herida o violencia al cuerpo de nuestro prójimo es un ultraje a Dios
creador, mi pensamiento va en particular a los niños, a las mujeres, a los
ancianos maltratados en el cuerpo, en la carne de estas personas nosotros
encontramos el cuerpo de Cristo burlado, calumniado, humillado, flagelado,
crucificado.
Jesús
nos ha enseñado el amor, un amor que en la Resurrección se ha demostrado más
potente del pecado y de la muerte y quiere rescatar a todos aquellos que
experimenten en el propio cuerpo la esclavitud de nuestros tiempos, en un mundo
donde prevalece muchas veces la prepotencia contra el más débil y el
materialismo que sofoca el espíritu.
El
Evangelio de hoy nos llama a ser personas capaces de mirar en profundidad
llenas de estupor y de alegría grande por haber encontrado al Señor resucitado,
nos llama a ser personas que saben recoger y valorizar la novedad que él
siembra en la historia para orientarla hacia cielos nuevos y tierra nueva; nos
sostenga en este camino la Virgen María a cuya intercesión materna nos
confiamos con confianza.
Raquel Anillo
Fuente:
Zenit