El Pontífice ordena publicación: “Oeconomicae et
pecuniariae quaestiones” sobre el discernimiento ético en el sistema
económico-financiero
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| Photo by Alvaro Fuente/NurPhoto |
El papa Francisco ordena publicación de
documento vaticano contra las prácticas deshonestas que alimentan los paraísos
fiscales: evasión y elusión de impuestos, lavado de dinero sucio (robo,
fraude, corrupción, asociación criminal, mafia, botín de guerra),
entre otras prácticas.
“Oeconomicae et pecuniariae quaestiones”
es el título del nuevo documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe
(CDF) y del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral
presentado este jueves 17 de mayo en el Vaticano.
El texto aprobado por el Papa
Francisco reúne “consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos
aspectos del actual sistema económico-financiero”.
Se propone un impuesto para los
paraísos fiscales para acabar con el hambre: “Bastaría un impuesto mínimo sobre las
transacciones offshore para resolver gran parte del
problema del hambre en el mundo. ¿Por qué no hacerlo con valentía?”.
Dinero instrumento, no
ídolo
Se trata de una visión esperanzadora y
alternativa sin condenar el dinero, la bolsa o las
finanzas. “También el dinero es en sí mismo un instrumento bueno, como muchas
cosas de las que el hombre dispone: es un medio a disposición de su libertad”.
Así se indica lo positivo de los
“instrumentos financieros a disposición del mundo empresarial, que permite a
las empresas acceder al dinero mediante el ingreso en el mundo de la libre
contratación en bolsa”.
Bitcoin, moneda virtual
Sin embargo, en el punto 15 alerta de los
riesgos de “una mala financiación de
la economía, haciendo que la riqueza
virtual, concentrándose (…)por un mero intento
especulativo y en negociaciones “de alta frecuencia” atraiga a sí
excesivas cantidades de capitales, sustrayéndolas al mismo tiempo a los circuitos virtuosos de la economía real”.
El capital vs. trabajo
Asimismo, se denuncia que “el rendimiento
del capital” amenaza “con suplantar la renta del trabajo, confinado a menudo al
margen de los principales intereses del sistema económico”.
En consecuencia, “el trabajo
mismo, con su dignidad, no sólo se convierte en una realidad cada vez más en
peligro, sino que pierde también su condición de ‘bien’ para el hombre,
convirtiéndose en un simple medio de intercambio dentro de relaciones sociales
asimétricas”.
Paraísos fiscales
Entretanto, se ilustra que las “sedes
offshore se han convertido en
lugares de lavado de dinero “sucio”, es decir, fruto de ganancias ilícitas
(robo, fraude, corrupción, asociación criminal, mafia, botín de guerra…).
En el documento se explica
también “que más
de la mitad del comercio mundial es llevada a cabo por grandes sujetos, que
reducen drásticamente su carga fiscal transfiriendo los ingresos de un lugar a
otro, dependiendo de lo que les convenga, transfiriendo los beneficios a los paraísos fiscales y los costos a los
países con altos impuestos”.
“Está claro –
continua – que esto ha restado recursos decisivos a la economía real, y ha
contribuido a la creación de sistemas económicos basados en la desigualdad”.
Impuestos
Se lamenta la elusión
fiscal, evitar o minimizar el pago de impuestos, “que
representa una abominable sustracción de recursos a la economía real y un daño
para toda la sociedad civil”.
Se subraya la “falta de
transparencia” en los sistemas económicos que no permiten “determinar con
precisión la cantidad de capital que pasa a través de ello”.
Y recuerda, que “bastaría
un impuesto mínimo sobre las transacciones offshore para
resolver gran parte del problema del hambre en el mundo” ¿por qué no hacerlo
con valentía?”.
Además, “se ha demostrado que la
existencia de sedes offshore favorece asimismo enormes salidas de capital de
muchos países de bajos ingresos, generando numerosas crisis políticas y
económicas e impidiendo a los mismos embarcarse finalmente en el camino del
crecimiento y del desarrollo saludable”.
“Especialmente en los países con
economías menos desarrolladas, el sistema offshore ha
empeorado la deuda pública. Se ha observado, en efecto, que la riqueza
privada acumulada en los paraísos fiscales por algunas élites ha casi igualado
la deuda pública de sus respectivos países”.
En el documento se invita a
consumir responsablemente y tomar decisiones que favorezcan un “auténtico
desarrollo” y “construir un mundo mejor”. ‘Votar con la cartera’ para “tomar
partido ante lo que beneficia o daña al hombre concreto”.
Ante la globalización y
la digitalización,
la preocupación está en la “salud del sistema-mercado”, un “gran organismo, en
cuyas venas corren, como linfa vital, inmensas cantidades de capitales”, pues
se consideran positivamente si “respetan la dignidad del hombre y el bien
común”.
El prefecto de la Doctrina de la
Fe, monseñor Luis Francisco Ladaria Ferrer,
presentó el documento en la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
“Una visión antropológica sólida, con sus implicaciones éticas, no solo
es necesaria para una vida digna para el hombre, sino que también ayuda a la
eficiencia de los mercados.”, constató.
Asimismo, participó en el evento
de presentación el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson,
prefecto del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo
Humano Integral.
Turkson subrayó la
responsabilidad de una sana economía que reconozca “un
verdadero planteo ecológico” que debe integrar la justicia en las discusiones
sobre el ambiente, para “escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor
de los pobres”.
Intervinieron también el
profesor Leonardo Becchetti, de la Universidad Tor Vergata de Roma, y el
profesor Lorenzo Caprio, de la Universidad Católica de Milán.
Caprio indicó que se necesita de proteger
a los pequeños ahorradores y pensionados y “hacer una
distinción entre la gestión de activos y las actividades de negociación más
riesgosas”, así como la necesidad de ofrecer instrumentos de ahorro seguros.
“Es criminal” que la utilidad de
esos ahorros por parte de quien gestiona procesos “de intermediación financiera”
sean puestos en riesgo mediante el aprovechamiento de la limitada cultura
financiera de los ahorradores” y engañados, de alguna manera, por el “marketing
y las ventas”.
Por su parte, el profesor
Leonardo Becchetti aseguró que “El PIB crece (el próximo año se prevé del 3,8%)
a nivel mundial, pero si la riqueza no se redistribuye se alimentan la pobreza
y la injusticia”.
Y desmintió las teorías
económicas que consideran que la riqueza debería caer a gotas hacía abajo en la
economía real que, en cambio, parecería se está estancando en los paraísos
fiscales.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia






