El conocido símbolo de los
franciscanos de los Santos lugares, ¿qué significa?
¿Por
qué la cruz de Tierra Santa, que los franciscanos ostentan en su
escudo, tiene cinco cruces? Muy probablemente, las cinco cruces
representan las cinco llagas de la pasión de Jesús:
las heridas en los pies, en las manos y en el costado.
Las primeras cuatro provocadas por los clavos, la última por la lanzada de un soldado romano, como leemos en el evangelio de Juan: “Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua” (19, 33-34).
Las primeras cuatro provocadas por los clavos, la última por la lanzada de un soldado romano, como leemos en el evangelio de Juan: “Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua” (19, 33-34).
El
propio Resucitado presenta sus llagas al apóstol Tomás: “Trae aquí tu
dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante
no seas incrédulo, sino hombre de fe” (Juan 20, 27).
La
devoción a la pasión del Señor y a las cinco llagas se desarrolló en la
Edad Media, en particular gracias a san Francisco de Asís. Los estigmas
recibidos por él corresponden a las cinco llagas e indican su plena
configuración a Cristo.
Una invocación usada
en el Via Crucis, que deriva del Stabat Mater del
franciscano Jacopone da Todi, dice así: “Santa Madre, haced que las llagas
del Señor queden impresas en mi corazón”. En la Edad Media había también una
Misa votiva de las cinco llagas, que confluyó en la Misa de la
Pasión con la reforma litúrgica de san Pío V. La devoción se difundió después
con los Pasionistas, a través del rosario y la corona
de las cinco llagas.
Es
interesante observar que una de las interpretaciones de la
llamada cruz de Jerusalén remita a las cinco llagas. Se trata de una cruz
griega (con los brazos de la misma longitud) colocada en el centro
y rodeada por otras cuatro cruces más pequeñas. Es el escudo de
los Franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, y también el del
Patriarcado de Jerusalén de los latinos.
Las
cinco llagas son el signo visible del amor de Jesucristo por nosotros, que
llegó hasta dar la vida en la cruz. Como había profetizado Isaías,
“por sus llagas hemos sido curados” (53, 5).
Credere
Fuente:
Aleteia