El papa Francisco reconoce
la virtud heroica de la venerable Ángela María del Corazón de Jesús
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María
Cecilia Autsch nació en Röllecken, Alemania, el 26 de marzo de 1900. Fue la
quinta de siete hermanos, por lo que su padre, August, debía trabajar muy duro
como maquinista para mantener a su familia. Él y su esposa, Amalia, eran
católicos devotos y cultos y se esforzaban diligentemente en transmitir su fe a
sus hijos.
La
familia tenía poco dinero, así que cuando María cumplió 15 años se fue a
trabajar de niñera. Su madre murió en 1921, así que María tenía que seguir
trabajando para ayudar a la familia. María siempre supo que estaba siendo
llamada al servicio religioso, así que sentía decepción por no poder seguir su
vocación. Pero su familia era lo primero, así que puso su futuro en manos de
Jesús.
Por
fin, el 27 de septiembre de 1933, pudo entrar en el convento de la Orden
Trinitaria en Austria. Era la rama española y eran las primeras religiosas en
venir a Austria. La misión de las hermanas era ayudar en la seguridad de la
liberación de prisioneros cautivos y también trabajar como enfermeras, maestras
y ayudando a los pobres y necesitados.
El
4 de julio de 1934, María Cecilia Autsch recibió su hábito junto con el nombre
de Ángela María del Sagrado Corazón de Jesús. El 20 de agosto pronunció sus
primeros votos. Sus deberes eran gestionar la enfermería escolar, enseñar
bordado, cuidar de los enfermos e incluso ayudar con el trabajo de campo. Por
fin, el 28 de septiembre de 1938 hizo sus votos finales.
Por
entonces, los nazis ya habían invadido Austria y querían adueñarse del
monasterio donde vivían las hermanas. Sor Ángela defendió su hogar y argumentó
que legalmente era propiedad española y que los nazis no tenían derecho sobre
él. Incluso contactó con el cónsul español en Viena. Los nazis, en un intento
de mantener sus actividades algo desapercibidas, cedieron. Sin embargo, ya
tenían fichada a sor Ángela María.
El
10 de agosto de 1940, el más inocente de los momentos cambió para siempre la
vida de sor Ángela. Había ido a comprar leche y se encontró con unas mujeres
que conocía. Empezaron a conversar y Ángela les dijo que había escuchado que
los aliados habían hundido un buque alemán y que muchos alemanes habían muerto
en el desastre. Terminó diciendo que pensaba que “Hitler era una calamidad
para Europa”.
Una
de aquellas mujeres austriacas era una simpatizante nazi e informó de Ángela a
la Gestapo. Encontraron su archivo previo y fue arrestada poco después. Los
cargos eran “insultar al líder” y “sedición de la población”. Todos los
intentos de sus hermanas religiosas para obtener su liberación fueron simplemente
ignorados; la Madre Superiora suplicó por su liberación al jefe de la Gestapo
varias veces, en vano. Ni siquiera el cónsul español pudo salvarla.
Sor
Ángela María del Corazón de Jesús pasó 17 días en el brutal centro de detención
policial en Innsbruck. Luego le asignaron el número de prisionera 4651. Con su
nombre sustituido ahora por un número fue enviada, sin juicio, al campo de
concentración para mujeres de Ravensbrück.
Fiel
a su vocación de hermana trinitaria, Ángela María, en el lugar más horrendo
imaginable, se puso a trabajar de inmediato representando a Jesús. Muchos
atestiguaron su infatigable esfuerzo por mantener la dignidad humana. Los
guardas la golpeaban frecuentemente pero, según informó una reclusa, “su
sonrisa y valentía eran un rayo de sol en el infierno más profundo”.
El
16 de agosto de 1942 fue transferida al campo de exterminio de Auschwitz y
asignada al departamento médico. Debido a su buen humor constante, su buena
disposición altruista y su esfuerzo por aliviar tanta miseria como pudiera, la
conocían como “el Ángel de Auschwitz”. Muchos de los otros prisioneros no
tenían ni idea de que era una monja católica.
En
octubre de 1942, sor Ángela contrajo el tifus. Nunca se recuperó totalmente de
la enfermedad y fue ubicada en el hospital de las SS como enfermera. El 23 de
diciembre de 1943, empezó un bombardeo y sor Ángela murió al recibir en su
pecho un impacto de metralla que le perforó los pulmones.
El
21 de mayo de 2018, el papa Francisco reconoció las “virtudes heroicas” de la
Sierva de Dios Ángela María del Corazón de Jesús. Ahora lleva el título de
“Venerable” y continúa la causa para su beatificación.
Venerable
Ángela María del Corazón de Jesús, reza por todos nosotros.
Larry
Peterson
Fuente:
Aleteia