El
Papa Francisco se reunió en Bari, Italia, con los Patriarcas y líderes de las
principales Iglesias Orientales, para rezar juntos por la paz en Oriente Medio
y estrechar los lazos ecuménicos
El Papa reza junto con los Patriarcas orientales. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
Durante
la oración, el Santo Padre hizo un llamado a combatir la indiferencia ante los
cristianos perseguidos, asesinados y expulsados de sus tierras en Oriente
Medio, una indiferencia homicida, que mata.
Tras
venerar juntos los restos de San Nicolás de Bari, santo que une a las
tradiciones cristianas de Oriente y Occidente, el Pontífice y los Patriarcas se
han trasladado al paseo marítimo de la localidad, donde han orado juntos.
Antes
de comenzar la oración, Francisco ha pronunciado unas palabras en las que ha
llamado a abandonar la indiferencia y a dar voz a los que sufren la guerra, la
violencia y el fundamentalismo, para que Oriente Medio, donde nació el
cristianismo, no se quede vacía de cristianos.
“La
indiferencia mata”, advirtió, “y nosotros queremos ser una voz que combate el
homicidio de la indiferencia. Queremos dar voz a quien no tiene voz, a quien
solo puede tragarse las lágrimas, porque Oriente Medio hoy llora, sufre y
calla, mientras otros lo pisotean en busca de poder y riquezas. Para los
pequeños, los sencillos, los heridos, para aquellos que tienen a Dios de su
parte, nosotros imploramos: ‘La paz contigo’”.
El
Obispo de Roma explicó que “hemos llegado como peregrinos a Bari, ventana
abierta al cercano Oriente, llevando en el corazón a nuestras Iglesias, a los
pueblos y a tantas personas que viven en situación de gran sufrimiento. A ellos
les decimos: ‘¡Estamos cerca de vosotros!’”, exclamó el Pontífice.
Francisco
señaló que “nos sentimos impulsados a vivir esta jornada con la mente y el
corazón dirigidos a Oriente Medio, encrucijada de civilizaciones y cuna de las
grandes religiones monoteístas”.
En
Oriente Medio “nos visitó el Señor. Desde allí, la luz de la fe se propagó por
el mundo entero. Allí han surgido los frescos manantiales de la espiritualidad
y del monacato. Allí se conservan ritos antiguos únicos e inestimables riquezas
del arte sacro y de la teología; allí pervive la herencia de los grandes Padres
en la fe”.
“Esta
tradición es un tesoro que hemos de custodiar con todas nuestras fuerzas,
porque en Oriente Medio están las raíces de nuestras mismas almas”.
Sin
embargo, lamentó que “sobre esta espléndida región se ha ido concentrando,
especialmente en los últimos años, una densa nube de tinieblas: guerra,
violencia y destrucción, ocupaciones y diversas formas de fundamentalismo,
migraciones forzosas y abandono, y todo esto en medio del silencio de tantos y
la complicidad de muchos”.
“Oriente
Medio –continuó– se ha vuelto una tierra de gente que deja la propia tierra.
Existe el riesgo de que se extinga la presencia de nuestros hermanos y hermanas
en la fe, desfigurando el mismo rostro de la región, porque un Oriente Medio
sin cristianos no sería Oriente Medio”.
El
Papa recordó que “los cristianos son luz del mundo, pero no solo cuando todo a
su alrededor es radiante, sino también cuando, en los momentos oscuros de la
historia, no se resignan a las tinieblas que todo lo envuelven y alimentan la
mecha de la esperanza con el aceite de la oración y del amor”.
“Porque,
cuando se tienden las manos hacia el cielo en oración y se da la mano al
hermano sin buscar el propio interés, arde y resplandece el fuego del Espíritu,
Espíritu de unidad, Espíritu de paz”.
Por
ello, pidió rezar unidos, “para pedir al Señor del cielo esa paz que los
poderosos de la tierra todavía no han conseguido encontrar. Que desde el curso
del Nilo hasta el Valle del Jordán y más allá, pasando por el Orontes, el
Tigris y el Éufrates, resuene el grito del Salmo: ‘La paz contigo’. Por los
hermanos que sufren y por los amigos de cada pueblo y religión, repitamos: ‘La
paz contigo’”.
“Con
el salmista, lo imploramos de modo particular para Jerusalén, la ciudad santa
amada por Dios y herida por los hombres, sobre la cual el Señor aún llora: ‘La
paz contigo’”, concluyó.
Fuente:
ACI Prensa