Pide su abolición en todo el mundo
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| El Papa Francisco. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
El Papa Francisco ha
autorizado la modificación del artículo 2267 del Catecismo de la Iglesia
Católica sobre la pena de muerte, declarando “inadmisible” la aplicación de
esta condena en cualquier caso, y pide su abolición en todo el mundo.
El texto que regía hasta
hoy decía lo siguiente: “La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye,
supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del
culpable, el recurso a la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible
para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas”.
“Pero si los medios
incruentos bastan para proteger y defender del agresor la seguridad de las
personas, la autoridad se limitará a esos medios, porque ellos corresponden
mejor a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la
dignidad de la persona humana”.
“Hoy, en efecto, como
consecuencia de las posibilidades que tiene el Estado para reprimir eficazmente
el crimen, haciendo inofensivo a aquél que lo ha cometido sin quitarle
definitivamente la posibilidad de redimirse, los casos en los que sea
absolutamente necesario suprimir al reo ‘suceden muy [...] rara vez [...], si
es que ya en realidad se dan algunos’”.
El nuevo texto del
artículo 2267 es el siguiente: “Durante mucho tiempo el recurso a la pena de
muerte por parte de la autoridad legítima, después de un debido proceso, fue
considerado una respuesta apropiada a la gravedad de algunos delitos y un medio
admisible, aunque extremo, para la tutela del bien común".
"Hoy está cada vez
más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni
siquiera después de haber cometido crímenes muy graves. Además, se ha extendido
una nueva comprensión acerca del sentido de las sanciones penales por parte del
Estado. En fin, se han implementado sistemas de detención más eficaces, que
garantizan la necesaria defensa de los ciudadanos, pero que, al mismo tiempo,
no le quitan al reo la posibilidad de redimirse definitivamente.
"Por tanto la Iglesia
enseña, a la luz del Evangelio, que «la pena de muerte es inadmisible, porque
atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona» y se compromete
con determinación a su abolición en todo el mundo".
Un cambio coherente
En una carta explicativa
dirigida a los obispos, el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la
Fe, Cardenal Luis Francisco Ladaria, señala que esta nueva redacción del
Catecismo es la culminación de un proceso comenzado por San Juan Pablo II y
continuado por Benedicto XVI destinado a fijar el compromiso de la Iglesia Católica
con la abolición de la pena de muerte.
Aseguró que el nuevo texto
sigue los pasos de la enseñanza de San Juan Pablo II en la Encíclica Evangelium
Vitae.
En este sentido recordó
las palabras del Papa Francisco en la carta al presidente de la Comisión
Internacional contra la Pena de Muerte en marzo de 2015 en las que afirmaba que
“hoy en día la pena de muerte es inadmisible por cuanto grave haya sido el
delito del condenado”. Según afirmaba el Santo Padre, la pena de muerte
“implica un trato cruel, inhumano y degradante”.
En coherencia con estas
afirmaciones, el Pontífice, según afirmó el Cardenal Ladaria, pidió “una
revisión de la formulación del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la pena
de muerte”.
De esta manera, “la nueva
redacción del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica, aprobado por el
Papa Francisco, se sitúa en continuidad con el Magisterio precedente, llevando
adelante un desarrollo coherente de la doctrina católica”.
Sobre la afirmación de la
nueva redacción del Catecismo de que “la supresión de la vida de un criminal
como castigo por un delito es inadmisible porque atenta contra la dignidad de
la persona, dignidad que no se pierde ni siquiera después de haber cometido
crímenes muy graves”, el Cardenal señala que “a esta conclusión se llega
también teniendo en cuenta la nueva comprensión de las sanciones penales
aplicadas por el Estado moderno, que deben estar orientadas ante todo a la
rehabilitación y la reinserción social del criminal”.
Además recuerda que “dado
que la sociedad actual tiene sistemas de detención más eficaces, la pena de
muerte es innecesaria para la protección de la vida de personas inocentes”.
Versión anterior
En la anterior redacción
del artículo 2267 del Catecismo aprobado en 1992, y modificada hoy, se señalaba
que “la enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena
comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a
la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible para defender
eficazmente del agresor injusto las vidas humanas”.
Sin embargo, “si los
medios incruentos bastan para proteger y defender del agresor la seguridad de
las personas, la autoridad se limitará a esos medios, porque ellos corresponden
mejor a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la
dignidad de la persona humana”.
“Hoy, en efecto, como
consecuencia de las posibilidades que tiene el Estado para reprimir eficazmente
el crimen, haciendo inofensivo a aquél que lo ha cometido sin quitarle
definitivamente la posibilidad de redimirse, los casos en los que sea
absolutamente necesario suprimir al reo ‘suceden muy [...] rara vez [...], si
es que ya en realidad se dan algunos’”, señalaba la anterior versión.
Fuente: ACI Prensa






