"Medjugorje
- dijo el visitador apostólico - nos ofrece el tiempo y el espacio de la gracia
divina por la intercesión de la Santísima Virgen María
Mons.
Hoser fue nombrado por el Papa Francisco el pasado 31 de mayo visitador
apostólico en Medjugorje. En la Misa que ha celebrado por el comienzo de su
ministerio ha dicho que en este lugar “la devoción popular tiene a Cristo en el
centro”.
El
arzobispo polaco Henryk Hoser ha presidido este domingo una Misa solemne en la
Iglesia de San Giacomo, dando inicio así a su ministerio como visitador
apostólico de carácter especial para la parroquia de Medjugorje. Durante la
celebración estuvieron presentes numerosos fieles y peregrinos, junto al nuncio
de Bosnia y Herzegovina, Mons. Luigi Pezzuto, al obispo de Alesandría, Mons.
Guido Gallese. Y al provincial de los franciscanos, fray Miljenko Steko.
Enviado por el Papa a
Medjugorje
Papa
Francisco - ha exhortado en su homilía – me ha enviado a Medjugorje porque “la
curación pastoral exige asegurar un acompañamiento estable y continuo” de esta
comunidad parroquial “y de los fieles que vienen aquí en peregrinación”.
Siguiendo
el ejemplo de la primera lectura de este XVI Domingo del Tiempo Ordinario, en
el que Jeremías dice: “Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas
de mis prados”, el recién visitador apostólico de Medjugorje dijo que el Santo
Padre, “el pastor universal de la Iglesia”, toma estas palabras del profeta
“como propias”. “Él nos envía allí, donde la gente existe y vive, donde los
fieles se reúnen para buscar la luz de la salvación". Y refiriéndose al
Evangelio, subrayó que "el Señor nos da un ejemplo incomparable y un modelo
misionero" porque muestra compasión por las muchas personas que lo
siguieron "como ovejas que no tienen pastor".
Incluso "los
lejanos" vienen a Medjugorje
El
prelado luego comentó las palabras de San Pablo: "Ustedes que una vez
fueron lejanos, se han convertido en cercanos, gracias a la sangre de Cristo
(...) Él vino a anunciar la paz a ustedes que estaban lejos, y la paz a
aquellos que estaban cerca".
"En
Medjugorje - recordó – vienen peregrinos desde lejos, de alrededor de 80 países
del mundo": para viajar tantos kilómetros "se necesita tener una
motivación firme y decisiva". "Pero la palabra 'lejos' significa
también otra cosa; significa una situación existencial de tantos que se
han alejado de Dios, de Cristo, de su Iglesia y de la luz que da sentido a la
vida, para orientarla y darle el propósito vital digno, que vale la pena
vivir".
Fieles de Medjugorje,
testigos de 37 años de muchos eventos
"Esta
misión - continuó Mons. Hoser - concierne no sólo a los lejanos, también por
los que están cerca. Y a estos además en un doble sentido: cercanos porque
habitan desde generaciones este lugar y territorio; cercanos porque son los
feligreses de Medjugorje; cercanos porque son desde hace 37 años los testigos
de tantos eventos en esta región. En otro sentido, son cercanos incluso todos
aquellos que viven una fe ardiente y cálida, que desean estar en contacto
íntimo y agradecido con el Señor resucitado y misericordioso".
En Medjugorje para
encontrar a Cristo y su madre
En
este punto, Mons. Hoser planteó "la pregunta fundamental: ¿por qué tanta
gente va a Medjugorje todos los años? La respuesta que se impone es la
siguiente: vienen a encontrarse con alguien: encontrarse con Dios, encontrarse
con Cristo, encontrarse con Su Madre. Y luego para descubrir el camino que
lleva a la felicidad de vivir en la casa del Padre y de la Madre; finalmente
para descubrir el camino Mariano como el más cierto y seguro. Es el camino del
culto mariano el que se celebra desde hace años aquí, es decir, ‘ese culto
sagrado, en el que la culminación de la sabiduría y la cumbre de la religión se
unen y que es, por lo tanto, la tarea principal del Pueblo de Dios’ "(De
la Exhortación Apostólica de Pablo VI Marialis cultus)".
Un culto cristocéntrico en
Medjugorje
"Se
trata realmente – ha precisado - de un culto cristocéntrico”, porque - como
dijo Pablo VI – “de Cristo toma origen y efectividad, en Cristo encuentra
completa expresión y por medio de Cristo, en el Espíritu, conduce al
Padre".
La devoción a Medjugorje
es según la doctrina
El
Concilio Vaticano II - ha observado - enfatiza con fuerza que "las
diversas formas de devoción a la Madre de Dios, que la Iglesia ha aprobado
dentro de los límites de la doctrina sana y ortodoxa, se desarrollan en
armónica subordinación al culto que se presta a Cristo y alrededor de él
gravitan como su punto de referencia natural y necesaria" (Cf. Concilio
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium, 66).
"Tal
es la devoción popular a Medjugorje: en el centro la Santa Misa, la adoración
del Santísimo Sacramento, una frecuencia masiva del Sacramento de la
Penitencia, acompañada de otras formas de piedad: el Rosario y el Vía Crucis
que hacen que las piedras ásperas de los caminos se vuelvan lisas".
Momentos especiales de
gracia
"Los
peregrinos - dijo Mons. Hoser - consagran su tiempo para estar presentes en el
espacio de Medjugorje. En este sentido, el Santo Papa Juan Pablo II dijo “que
como el tiempo puede ser marcado por kairoì, momentos especiales de gracia, de
manera similar el espacio puede ser marcado por intervenciones particulares de
salvación de Dios. Y esto, por otra parte, una intuición presente en todas las
religiones, en las que no solo hay tiempos, sino también espacios sagrados, en
los que el encuentro con lo divino se puede experimentar de una manera más
intensa de lo que suele ocurrir en la inmensidad del cosmos"(Carta de la
peregrinación, 30 -6-1999).
La Reina de la paz
"Medjugorje
- dijo el visitador apostólico - nos ofrece el tiempo y el espacio de la gracia
divina por la intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre
de la Iglesia, venerada aquí con el apelativo de 'Reina de la Paz'. Este nombre
es bien conocido a través de la Letanía Lauretane". "Es cierto -
concluyó Monseñor Hoser - el mundo tiene tanta necesidad de paz: la paz del
corazón de cada uno, la paz en la familia, la paz social y la paz
internacional, tan deseada por todos, especialmente por los ciudadanos de este
país, tan probados por la guerra de los Balcanes. Promover la paz significa construir
una civilización basada en el amor, en la comunión, en la fraternidad, en la
justicia y, por lo tanto, en la paz y la libertad. Nuestra Señora, Madre del
Príncipe de la Paz anunciado por los profetas sea nuestra Protectora, nuestra
Reina, nuestra Madre. Amén".
Sergio
Centofanti – Ciudad del Vaticano
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