Palabras dirigidas el
sábado 11 de agosto a 70.000 jóvenes italianos reunidos en el Circo Máximo de
Roma
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FILIPPO
MONTEFORTE / AFP
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Cansados
pero no debilitados por el calor de estos días y por el camino, jóvenes de toda
Italia cantaron su alegría en espera de la llegada del Papa Francisco a su
macroencuentro en el Circo Máximo de Roma y, sobre todo, dispuestos a escuchar
sus respuestas a tres de ellos que le presentaron las esperanzas e
inseguridades que albergan el corazón de los jóvenes: sueños, fidelidad,
testimonio.
Sueños como estrellas brillantes
“Y
esta es la tarea que les toca: transformar los sueños de hoy en la realidad del
futuro, y para esto hay que ser valiente”.
Este
fue el primer aliento del Papa Francisco, respondiendo al deseo de Letizia y
Lucamatteo de poder ser fieles a sus aspiraciones, a pesar del prejuicio de
algunos adultos y del miedo al juicio de los demás.
“¿Saben?
Los sueños de los jóvenes dan un poco de miedo a los adultos. Dan miedo, porque
cuando un joven sueña va lejos. Quizás porque han dejado de soñar y de
arriesgar. Eh … muchas veces la vida hace que los adultos dejen de soñar, dejen
de arriesgar; quizás porque vuestros sueños ponen en crisis sus elecciones en
la vida”.
El
Papa les mostró el modelo de san Francisco, “un joven del siglo XIII” que con
valor “cambió la historia de Italia. Francisco corrió el riesgo de soñar a lo
grande; no conocía fronteras, y soñando acabó su vida”.
Pero
solo con Dio, advierte el Papa, los grandes sueños no se transforman “en
espejismos o en delirio de omnipotencia”.
El amor no tolera medias
tintas
Martina,
24 años, no tiene miedo de abrir su corazón ante el Papa Francisco y le
confía los temores del compromiso a la vida matrimonial y, al mismo tiempo, el
deseo de construir una familia anestesia que dedicarse a la carrera, como
muchos adultos aconsejan. Adultos que deberían ser “puntos de referencia”
y “capaces de escuchar”, pero que Martina echa de menos. Igualmente directo,
como es su estilo, el Papa responde animando a los jóvenes a no tener miedo al
amor, sino a ese “pero” que puede “parar” la vida.
“No
tengan miedo de pensar en serio en el amor, en el riesgo, en el amor que hace
crecer, en el amor fecundo. ¡Arriesguen en el amor! La idea de elección que hoy
respiramos es la de una libertad sin ataduras, atentos, sin compromisos y
siempre con una vía de escape: “Elijo, pero…”. Ella puso el dedo en la llaga.
Ese pero nos para.
La Iglesia sin testimonio
es solo humo
“Donde
no hay testimonio no está el Espíritu Santo. A los primeros cristianos se les
decía: “miren cómo se aman”. Ser cristiano no es un estátus. Debemos
elegir el testimonio”.
Tras
la intervención de Dario, 27 años, sobre las grandes preguntas ante la muerte,
el dolor y los escándalos de la Iglesia que, denuncia, la “hacen poco creíble a
nuestros ojos”, el Papa Francisco responde: “A veces las palabras, aunque
hablen De Dios, traicionan su mensaje de amor. A veces traicionamos el
Evangelio. Debemos elegir el testimonio, Jesús nos enseña a salir de nosotros
mismos (…) la Iglesia sin testimonio es solo humo.
La Iglesia les necesita
Cantos,
lecturas, momentos de reflexión y breves videos jalonaron la Vigilia tan
esperada por los 70.000 jóvenes que a través de la experiencia agotadora pero
bellísima de la peregrinación eligieron venir a pie a Roma. Y sobre la metáfora
del “andar”, dijo el Papa: “La Iglesia necesita su valentía, sus intuiciones,
su fe. Y cuando lleguen adonde nosotros no llegamos aún, tengan la paciencia de
esperarnos, como Juan esperó a Pedro ante el sepulcro vacío”.
Pero
sólo caminando juntos y con Dios, afirma Francisco, se pueden alcanzar metas
lejanas y ayudar a los hermanos heridos.
¡Cuántos
sepulcros hoy esperan nuestra visita! ¡Cuántas personas heridas, también
jóvenes, han escondido su sufrimiento “poniendo una piedra encima”. Con la
fuerza del Espíritu y la Palabra de Jesús podemos apartar esas losas y dejar
entrar rayos de luz en esos antros tenebrosos.
El secreto está en
sentirse amados
Y
sin embargo, hay un secreto para caminar a paso veloz y firme a través de
nuestra vida, y el Papa lo recuerda a los jóvenes antes de rezar con ellos la
oración del Sínodo y bendecirles: “(…) será muy bello y comprometido su
camino de vuelta a casa, a sus pueblos y comunidades. Recórranlo con la
confluenza y la energía de Juan, el “discípulo amado”. Sí, el secreto está
allí, en ser saber que se es amado, amada por Jesús, el Señor.
Vatican
Media
Fuente:
Aleteia






