La Eucaristía resulta ser un acto único, por lo tanto, es necesario que se participe en ella de principio a fin
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Recuerdo
muy bien que alguna vez me dijeron que para que la Misa dominical “me
contara” como precepto dominical, debía llegar antes de las lecturas, para así
poder pasar a comulgar. Incluso, he escuchado que si no llegas a
tiempo, hay sacerdotes que no dan la comunión por esta razón, lo que me
confunde un poco. ¿Qué dice la Iglesia al respecto de esta situación? Vamos
a verlo.
Hay que recordar que para los católicos, asistir a Misa los domingos resulta ser una obligación como hijos de Dios, pues es la fuente y el pilar de la vida cristiana. No podemos llamarnos cristianos si no participamos de la Eucaristía, del pan vivo que es Cristo, que se entrega por todos. Pues ya lo dijo el Señor: “quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna” (Jn 6, 54). Por lo tanto, cuando participamos de ella, nos preparamos para vivir en la eternidad con Él.
La Misa comprende dos
partes importantes: la liturgia de la Palabra y la liturgia de la Eucaristía.
Las dos son igual de importantes e indispensables. La Eucaristía
resulta ser un acto único, por lo tanto, es necesario que se participe en ella
de principio a fin.
Es muy triste ver, cómo
muchas personas han perdido el interés y el deseo por ir a Misa. Muchos que se
limitan a llegar a la hora que ellos quieren o que simplemente se quedan un
rato y se retiran, como si se tratara de una simple charla. Participar
de este sacrificio, no se debe ver solamente como un acto obligatorio, sino que
formamos parte del acto de amor más grande y único en la tierra. A
través de Él nos acercamos cada vez más al cielo, es como ir acumulando puntos
para poder entrar a la presencia eterna de Dios.
Ahora bien, ¿Qué pasa si
por una situación ajena a mi o por descuido llego tarde a Misa? Lo preferente
es que si tenemos previsto asistir a una hora adecuada, tomemos las
precauciones necesarias para llegar incluso varios minutos antes. Esto con la
intención de prepararnos para poder participar desde el inicio. Si, por
alguna razón llegas muy tarde, puedes considerar entonces asistir a otra Misa
en horas posteriores para que la escuches entera y participes adecuadamente.
Actualmente no existe una
normativa que nos diga hasta qué punto hemos llegado tarde a la Misa, lo que en
consecuencia, no nos permita tener por cumplida nuestra obligación. Algunos
dicen que antes de que inicie el ofertorio y otros que hasta antes de iniciar
la Liturgia de la Palabra. Pero como ya dijimos, las dos partes de la
Misa son importantes y únicas, las dos se complementan. Por lo tanto, guardemos
la atención y el respeto a ambas.
Aunque te quiero recordar
uno de los mandamientos de la Santa Madre Iglesia es: “Oír misa entera todos
los Domingos y fiestas de guardar”. Así que cuando dice entera, no es a
media liturgia de la Palabra, sino desde el momento en el que el Sacerdote
inicia con la procesión de entrada.
Ahora bien, la comunión no
puede negarse, a menos que la persona se encuentre dentro de los casos
siguientes: “No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y
los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena,
y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave” (915 del
Código de Derecho Canónico). Por lo tanto, quien la niegue fuera de
estos casos, estaría cometiendo un abuso.
Hagamos el esfuerzo de
llegar a Misa a tiempo, con la consciencia de lo que significa acudir cada
domingo, no por obligación sino como un gesto de amor y agradecimiento a Dios
que nos ha dado tanto. Asimismo, no dejes de
participar de la comunión, confiésate y prepárate para recibir al Señor, quien
desea habitar en tu corazón.
Por: Daniel Alberto
Robles Macías






