"Vale la pena vivir la vida a pesar del sufrimiento"
"Vale
la pena vivir la vida a pesar del sufrimiento", afirma la joven escritora
argentina cuya parálisis cerebral que le impide la motricidad, la ha motivado a
desarrollar su talento literario, convirtiéndola en una fuente de inspiración
para tantas personas en el mundo.
El
testimonio de la joven Verónica Cantero Burroni, quien con tan sólo 16
años es autora de varios libros y ganadora de premios literarios de
alcance internacional; ha conmocionado a los participantes del Meeting de
Rimini celebrado en Italia del 19 al 21 de agosto con el lema "Por la
amistad entre los pueblos".
Dificultad
= oportunidad de autosuperación
"Vale
la pena vivir la vida a pesar del sufrimiento", afirmó la joven escritora
argentina, oriunda de Campana en la Provincia de Buenos Aires, quien acudió a
este encuentro acompañada de su madre, Cecilia Burroni; para compartir con la
audiencia su historia de lucha contra una parálisis cerebral que le
impide la motricidad, y que afronta con gran determinación, siendo plenamente
consciente de que las dificultades de las personas, son en realidad
"oportunidades de autosuperación".
Literatura: impulso de
vida
La
propia Verónica explicó en su comparecencia, que el ejercicio de la escritura,
en el cual se inició motivada por el consejo de un amigo de su familia que la
animaba constantemente a "lanzarse a la aventura de viajar a través de la
imaginación"; se convirtió en un impulso para "avanzar
siempre hacia adelante", sin barreras ni condicionamientos.
"Escribo
para entrar en un mundo sin límites, para entrar en contacto con los personajes
de los que hablo. Lo que hago es escribir para vivir y vivir para
escribir".
Vale la pena vivir a pesar
del sufrimiento
Pese
a su corta edad de vida, Verónica muestra una gran fortaleza espiritual fruto
de una fe profunda que ya se ha cuestionado sobre el sentido del dolor y el
sufrimiento humano. Por ello, la joven considera la literatura, como algo mucho
más especial que una simple afición o pasatiempo.
"Trato
de transmitir las emociones que experimento en la vida cotidiana y las
transformo en una historia", afirma la escritora argentina, quien además
responde con claridad sobre cómo encarar los complejos entresijos de la
vida, que a menudo causan tantos padecimientos.
"Soy
feliz porque entendí que vale la pena vivir aunque exista el sufrimiento y
ese es el mensaje que quiero difundir a través de mis libros", afirma
argumentando que ya con 11 años preguntaba a Dios el porqué de su condición
física.
"Entendí
que es un regalo para poder mostrar a la gente que bajo cualquier circunstancia
uno puede ser feliz. La escritura se ha convertido en el medio para manifestar
esa felicidad".
Su encuentro con el Papa:
un sueño real
Gracias
a su talento literario, que la llevó en 2016 a ganar el premio Elsa
Morante para jóvenes, (uno de los galardones más prestigiosos de Italia),
por su cuento "El ladrón de sombras"; Verónica recuerda también con
alegría el momento en el que conoció personalmente al Papa Francisco, durante
una Audiencia General el 1 de junio de 2016, en la que tuvo ocasión de
entregarle al Santo Padre un ejemplar de su obra con la siguiente dedicatoria:
El ojo de carne y el ojo
de cristal
La
joven argentina hacía referencia al mensaje que pronunció el Papa a los jóvenes
cubanos durante su encuentro en el Centro Cultural Padre Félix Varela de
La Habana, en septiembre de 2015, a quienes animó a no tener miedo de
soñar.
«En
la objetividad de la vida tiene que entrar la capacidad de soñar y un joven que
no es capaz de soñar está encerrado en sí mismo», dijo el Pontífice recordando
que las personas tenemos dos tipos de ojos: "uno de carne y otro de
cristal":
«Con
el ojo de carne vemos lo que miramos. Con el ojo de cristal vemos lo que
soñamos. Ábrete y sueña, sueña que el mundo contigo puede ser distinto.
Sueña que si tú pones lo mejor de ti, vas a ayudar a que ese mundo sea
distinto».
Una
enseñanza que Verónica no olvidará jamás y que ha sabido poner en
práctica dando ejemplo y testimonio de ello, con su propia vida.
Sofía
Lobos - Ciudad del Vaticano
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