El
Penitenciario Mayor de la Curia romana, Cardenal Mauro Piacenza, envió la
tradicional carta a los penitenciarios de las basílicas papales y a todos los
confesores con ocasión de la Navidad
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Retorno del Hijo Pródigo - Cuadro de Bartolomé Esteban Murillo |
En
la misiva, el Cardenal Piacenza agradece a los penitenciarios y los confesores
que, especialmente en estas fiestas, “han sido llamados a colaborar
sacramentalmente con el Señor que viene para la renovación espiritual del
pueblo cristiano”.
En
esta línea, el Purpurado señala que “en la memoria viva de la Natividad de
Cristo recibe una luz particular el Sacramento de la Reconciliación, confiado a
la Iglesia para que administre la sangre de Quien está por nacer, para
purificar y para plasmar, para liberar y para renovar, para hacer nacer Jesús
mismo en el corazón de los penitenciarios”.
Además,
el Cardenal recuerda que “la Iglesia, toda santa”, está “al mismo tiempo
necesitada de purificación”; y en estos días “se prepara al nacimiento del
Redentor mirando a la Inmaculada”, que ha merecido, “por gracia de Dios, el abrir
en sí misma la humanidad completa a la Encarnación del Verbo”.
De
este modo, el confesionario se convierte en “testigo privilegiado de aquel
particular misterio de la Navidad que es la reconciliación con el Padre, la
justificación del pecador, la ‘liberación’ y la renovación en él de la gracia
del Bautismo, que lo ha asociado por siempre a Cristo, haciéndolo partícipe de
su misma vida, miembro vivo del Verum Corpus natum de Maria Virgine”, dijo.
Es
por eso que “el confesionario, que ve la Iglesia generar siempre de nuevo sus
hijos, asume así los rasgos de la ‘gruta de Belén’, en la cual Cristo se
prepara a nacer y donde todo y todos contribuyen a acoger su venida”.
“El
Divino Bebé, que se encuentra en el pesebre, reina en el corazón mismo del
confesor, que con Él espera la llegada de los penitenciarios, como la Madre y el
Padre adoptivos esperaban la venida de los pastores, para mostrarlo a sus
miradas llenas de estupor adorante”, explicó.
En
este sentido, el Cardenal Piacenza señaló que San José “quien vigila con su
esposa y protege al Hijo de Dios, resplandece como maestro de fidelidad a la
tarea recibida, custodio del Misterio revelado y padre castísimo, que ama sin
nunca poseer y así ama de verdad y con todo sí mismo”.
Además,
el Penitenciario Mayor explicó que la Virgen María “que con su libertad
purísima ha aceptado la voluntad del Padre (...), sintetiza en sí misma el
misterio de la mediación salvadora de la Iglesia, iluminando y plasmando
continuamente el corazón del confesor”.
En
su carta, el Cardenal Piacenza agradece profundamente a los penitenciarios y
confesores por el valioso servicio incansable y les expresa las felicitaciones
por una Santa Navidad y de un nuevo Año del Señor “rico de toda gracia de
conversión y santidad”.
“¡Estén
felices por ser instrumentos de la divina misericordia, acojan en ustedes la divina
misericordia y denla con amor inefable sobre quienes se acercan a su
confesionario!”, concluyó.
Por Mercedes
de la Torre
Fuente:
ACI Prensa