Francisco se hace presente con sabias pautas a los obispos
que están de retiro
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PA Images/EAST NEWS |
El papa Francisco sugirió, en la reunión
que tuvo con los enviados de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados
Unidos (USCCB) en el Vaticano el 13 de septiembre de 2018, que los prelados
estadounidenses tuvieran un retiro para meditar sobre el escándalo de los
abusos sexuales a menores por parte de miembros del clero.
Los obispos
han seguido la propuesta del Papa y nada más comenzar el año se reúnen hasta el
8 de enero en el Seminario de Mundelein en la Universidad de Santa María del
Lago en Illinois, cerca de la ciudad de Chicago.
Es, por así
decirlo, el primer paso que dan tras los escándalos del cardenal Mc Carrick, y
los informes de Pensilvania e Illinois para afrontar la crisis
de abuso clerical a menores de edad y la crisis de credibilidad en
que se encuentra sumida la Iglesia en Estados Unidos.
Evitar la actitud
defensiva
Para acompañarlos en este proceso de
discernimiento, de reflexión y de oración, el papa Francisco ha enviado una
larga carta en la que, entre otras cosas, advierte a los obispos
estadounidenses de la necesidad de no caer en la tentación de buscar
soluciones administrativas para enfrentar problemas que son mucho más
profundos.
Los llama a
tener un enfoque claro y decisivo en la conversión espiritual y
las formas inspiradas en el Evangelio de responder a las víctimas y ejercer el
ministerio: “Todo lo que hacemos corre el riesgo de verse afectado por la
autorreferencialidad, la autoconservación y la actitud defensiva, y por lo
tanto está condenado desde el principio”, escribió el Papa.
Para
encontrar una respuesta a los “pecados y crímenes” de abuso y a “los esfuerzos
realizados para negarlos u ocultarlos”, hay que trabajar a través de “la escucha
sincera, orante y colectiva a la Palabra de Dios y del dolor de nuestro
pueblo”.
Como se sabe,
puntualiza el papa Francisco, la mentalidad que encubre las cosas, lejos de
ayudar a resolver conflictos, permite causar un daño aún mayor “a la
red de relaciones que hoy estamos llamados a curar y restaurar”.
Unidad y caminos de
reconciliación
Los abusos de poder y de conciencia y los
abusos sexuales, así como la mala manera en que fueron manejados, especifica
Francisco, continúan dañando a la Iglesia y su misión, pero también lo hace el
dolor de ver a un episcopado “carente de unidad” y concentrado
más en señalar culpables que en la busca de “caminos de reconciliación”.
Tal división,
que va mucho más allá de una diversidad de opiniones sanas, es lo que le hizo
recomendar un retiro porque, según el Papa, “esta situación nos obliga a mirar
lo esencial” y a iniciar el camino de un claro testimonio con el Evangelio de
Jesucristo.
Alentando a
los obispos estadounidenses a continuar tomando medidas “para combatir la
‘cultura del abuso’ y para hacer frente a la crisis de credibilidad”,
advierte que la credibilidad “no puede recuperarse emitiendo decretos
severos o simplemente creando nuevos comités o mejorando los diagramas de
flujo”, como si se estuviera a cargo de un departamento de recursos humanos.
Ese tipo de
visión, dice el Papa, termina reduciendo la misión del obispo y la de la
Iglesia a una mera función administrativa u organizativa en el “negocio de la
evangelización”.
Restaurar con humildad
Una credibilidad restaurada, escribe
Francisco, solo puede ser “el fruto de un cuerpo unido que, si bien reconoce su
carácter pecador y sus limitaciones, es al mismo tiempo capaz de predicar la
necesidad de conversión. Porque no queremos predicarnos a nosotros mismos,
sino a Cristo, quien murió por nosotros”.
Finalmente,
recuerda que la humildad “nos liberará
de la búsqueda de formas falsas, fáciles y fútiles de triunfalismo” y de
cualquier cosa que nos “impida acercarnos y apreciar el alcance y las
implicaciones de lo que ha sucedido”.
“La comunión
afectiva con los sentimientos de nuestra gente, con su desaliento,
nos insta a ejercer una paternidad espiritual colegial
que no ofrezca respuestas banales ni actúe de manera defensiva, sino que busque
aprender, como el profeta Elías en medio de sus propios problemas, a escuchar
la voz del Señor”, concluye la carta del Papa.
Jaime Septién
Fuente:
Aleteia