Durante el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro este domingo 24 de febrero, el Papa Francisco invitó a los fieles, los discípulos de Cristo, a aprender bien y practicar la cultura de la misericordia
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El Papa Francisco durante el rezo del Ángelus. Foto: Captura de Youtube |
El
Santo Padre señaló que “el Evangelio de este domingo trata de un punto central
y característico de la vida cristiana: el amor por los enemigos. Las palabras
de Jesús son claras: ‘A vosotros que escucháis, yo os digo: amad a vuestros
enemigos, haced el bien a aquellos que os odian, bendecid a aquellos que os
maldicen, rezad por aquellos que os tratan mal’”.
“No
es algo opcional, es un mandato”, resaltó Francisco. “Él sabe muy bien que amar
a los enemigos es algo que va más allá de nuestras posibilidades, pero para eso
se hizo hombre: no para dejarnos igual que estábamos, sino para transformarnos
en hombres y mujeres capaces de un amor mayor, el de su Padre y nuestro”.
Explicó
que “ese es el amor que Jesús da a aquellos que lo escuchan”. “Con Él, gracias
a su amor, a su Espíritu, nosotros podemos amar incluso a aquellos que no nos
aman, incluso a aquellos que nos hacen el mal”.
De
ese modo, “Jesús quiere que en cada corazón triunfe el amor de Dios sobre el
odio y el rencor. La lógica del amor, que culmina en la Cruz de Cristo, es el
distintivo del cristiano, y nos induce a ir al encuentro con corazón de
hermanos”.
El
Pontífice planteó de qué modo se puede superar ese instinto humano y “la ley
mundana de la venganza”. “La respuesta nos la da Jesús en la misma página
evangélica: ‘Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso’. Quien
escucha a Jesús, quien se esfuerza en seguirlo a pesar de las dificultades, se
convierte en hijo de Dios y comienza a parecerse verdaderamente al Padre que
está en los cielos. Nos volvemos capaces de cosas que jamás habríamos pensado
que podríamos decir o hacer”.
“No
hay nada más grande y más fecundo que el amor”, aseguró el Papa. “El amor
confiere a la persona toda su dignidad, mientras que el odio y la venganza
disminuyen, degradan la belleza de la criatura hecha a imagen de Dios”.
“Este
mandamiento de responder al insulto y al mal con el amor, generó en el mundo
una nueva cultura: la cultura de la misericordia que da vida a una verdadera
revolución”.
Esa
revolución es “la revolución del amor, cuyos protagonistas son los mártires de
todos los tiempos”.
“En
ocasiones para nosotros es más fácil recordar el mal que nos han hecho y no las
cosas buenas. Hasta el punto de que se vuelve una enfermedad, nos volvemos
coleccionistas de injusticias: únicamente recuerdo las cosas malas que me han
hecho, y ese no es el camino. Debemos hacer lo contrario, recordar las cosas
buenas, y cuando alguno viene con una habladuría, hablando mal del otro, hay
que contestarle: ‘sí, tal vez, pero tiene esto de bueno’. Darle la vuelta al
discurso: esa es la revolución de la misericordia”.
El
Papa finalizó insistiendo en que “debemos perdonar porque Dios nos ha perdonado
y nos perdona siempre. Si no perdonamos del todo, no podemos pretender que
seamos perdonados”.
Por
el contrario, “si nuestros corazones se abren a la misericordia, si se sella el
perdón con un abrazo fraterno y si se estrechan los vínculos de comunión,
proclamamos ante el mundo que es posible derrotar el mal con el bien”.
Fuente:
ACI Prensa