En un tweet sobre el Día del Niño por nacer, el Papa
Francisco recuerda que “Vale la pena acoger a toda vida, porque cada persona
humana vale la sangre de Cristo mismo”
![]() |
El Papa posa un homenaje florar a los niños en el Jardín de los Ángeles, en noviembre de 2018 (ANSA) |
El Papa, con ocasión del Día del Niño por nacer,
celebrado en varios países del mundo, especialmente en América Latina, lanzó un
tweet desde la cuenta @pontifex: Vale la pena acoger a toda vida, porque cada
persona humana vale la sangre de Cristo mismo. ¡No se puede despreciar lo que
Dios ha amado tanto! #DíaDelNiñoPorNacer
Si se pisotea
el derecho del más débil, se aplica la ley del poderoso de turno
Francisco, en estos años, ha usado palabras muy
fuertes sobre el derecho a la vida de los niños por nacer. En Evangelii gaudium, el texto
programático de su pontificado, recordó que “en la acción de la Iglesia hay un
signo que no debe faltar jamás: la opción por los últimos, por aquellos que la
sociedad descarta y desecha” (EG, 195).
“Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con
predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e
inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en
orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo
legislaciones para que nadie pueda impedirlo. Frecuentemente, para ridiculizar
alegremente la defensa que la Iglesia hace de sus vidas, se procura presentar
su postura como algo ideológico, oscurantista y conservador. Sin embargo, esta
defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier
derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e
inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es un fin
en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Si esta
convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los
derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias
circunstanciales de los poderosos de turno” (EG, 213).
El aborto no es
progresista
“Precisamente porque es una cuestión que hace a la
coherencia interna de nuestro mensaje sobre el valor de la persona humana, no
debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. Quiero ser
completamente honesto al respecto. Éste no es un asunto sujeto a supuestas
reformas o «modernizaciones». No es progresista pretender resolver los
problemas eliminando una vida humana” (EG, 214).
Hemos hecho
poco para acompañar a las mujeres
Siempre en este texto, añade Francisco:
“Pero también es verdad que hemos hecho poco para
acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy
duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas
angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como
producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede
dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor? “(EG, 214).
El aborto no es
un problema teológico, sino humano
Durante el vuelo de regreso de México el
17 de febrero de 2016, el Papa utilizó palabras particularmente duras sobre el
aborto:
El aborto no es un «mal menor». Es un crimen. Es echar
fuera a uno para salvar a otro. Es lo que hace la mafia. Es un crimen, es un
mal absoluto”. “El aborto no es un problema teológico: es un problema
humano(...) Va contra el juramento hipocrático que los médicos deben hacer. Es
un mal en sí mismo, pero no es un mal religioso al inicio: no, es un mal humano
Una
contradicción suprimir una vida para salvaguardar otros derechos
El Papa habla de razonamientos contradictorios por
parte de quienes apoyan el aborto. En Laudato si’, afirma con fuerza que
no es compatible “la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto”
(120); y en la audiencia general del 10 de octubre de 2018 define una
contradicción suprimir la vida humana en el seno materno “en nombre de la salvaguardia
de otros derechos”:
“Pero, ¿cómo puede ser terapéutico, civilizado, o
simplemente humano un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su
florecimiento? Yo os pregunto: ¿Es justo «quitar de en medio» una vida humana
para resolver un problema? ¿Es justo contratar a un sicario para resolver un
problema? No se puede, no es justo «quitar de en medio» a un ser humano, aunque
sea pequeño, para resolver un problema. Es como contratar a un sicario para
resolver un problema”.
Como en los
tiempos de los espartanos
Y en la Misa celebrada en San Giovanni Rotondo el
17 de marzo de 2018, recuerda que “quien cuida a los niños está del lado de
Dios y vence a la cultura del descarte, que, por el contrario, prefiere a los
poderosos y considera inútiles a los pobres”.
“Los que prefieren a los pequeños proclaman una
profecía de vida contra los profetas de muerte de todos los tiempos, también de
hoy, que descartan a la gente, descartan a los niños, a los ancianos, porque no
sirven. De pequeño, en la escuela, nos enseñaban la historia de los espartanos.
A mí siempre me llamaba la atención lo que nos decía la maestra, que cuando
nacía un niño o una niña con malformaciones lo llevaban a la cima del monte y
lo arrojaban desde allí para que no hubiera niños como ellos. Nosotros, los
niños, decíamos: «¡Pero que crueldad!». Hermanos y hermanas, nosotros hacemos
lo mismo, con más crueldad, con más ciencia. Lo que no sirve, lo que no
produce, se descarta. Esta es la cultura del descarte; hoy no se quiere a los
pequeños. Por eso Jesús se deja de lado”.
Defender
siempre la vida: del niño por nacer, los hambrientos y los migrantes
Encontrando la Asociación Ciencia y Vida el 30 de mayo de 2015,
el Papa precisa un punto importante. La vida siempre debe ser defendida en su
totalidad: al principio, durante y al final.
“El nivel de progreso de una civilización se mide
precisamente por la capacidad de custodiar la vida, sobre todo en sus fases más
frágiles, más que por la difusión de instrumentos tecnológicos. Cuando hablamos
del hombre, nunca olvidemos todos los atentados a la sacralidad de la vida humana.
La plaga del aborto es un atentado a la vida. Es atentado a la vida dejar morir
a nuestros hermanos en las pateras en el canal de Sicilia. Es atentado a la
vida la muerte en el trabajo por no respetar las mínimas condiciones de
seguridad. Es atentado a la vida la muerte por desnutrición. Es atentado a la
vida el terrorismo, la guerra, la violencia; pero también la eutanasia. Amar la
vida es ocuparse siempre del otro, querer su bien, cultivar y respetar su
dignidad trascendente”.
Entendí el
drama del aborto en el confesionario
En el vuelo de regreso de Panamá, el 28
de enero de 2019, el Papa explicó que comprendió el drama del aborto en el
confesionario:
“El problema no es dar el perdón, el problema está en
acompañar a una mujer que ha tomado conciencia de haber abortado. Son dramas
terribles. Una vez escuché a un médico que hablaba de una teoría según la cual
—no me acuerdo bien— una célula del feto apenas concebido va a la médula de la
mamá y allí ya hay una memoria también física. Esta es una teoría, pero para
decir, una mujer, cuando piensa en lo que ha hecho. Te digo sinceramente, hay
que estar en el confesionario y tú allí debes dar consuelo, no castigar nada.
Por ello yo he abierto la potestad de absolver el [pecado del] aborto por
misericordia, porque muchas veces —si no, siempre— deben encontrarse con el
hijo. Y yo aconsejo muchas veces, cuando lloran y tienen esta angustia: “Tu
hijo está en el cielo, habla con él. Cántale la canción de cuna que no le
pudiste cantar”. Y ahí se encuentra un camino de reconciliación de la mamá con
el hijo. Con Dios ya está: es el perdón de Dios. Dios perdona siempre. Pero la
misericordia consiste también en que ella [la mujer] elabore esto. El drama del
aborto, para comprenderlo bien, hay que estar en el confesionario. Es terrible.
La misericordia
de Dios
En la Carta Apostólica Misericordia et misera,
publicada en noviembre de 2016 al concluir el Jubileo Extraordinario de la
Misericordia, el Papa Francisco concedió a todos los sacerdotes, en virtud de
su ministerio, la facultad de absolver a aquellos que han causado el pecado del
aborto. Y añadió:
“Quiero enfatizar con todas mis fuerzas que el aborto
es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente. Con la misma
fuerza, sin embargo, puedo y debo afirmar que no existe ningún pecado que la
misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir, allí donde encuentra un
corazón arrepentido que pide reconciliarse con el Padre. Por tanto, que cada
sacerdote sea guía, apoyo y alivio a la hora de acompañar a los penitentes en
este camino de reconciliación especial” (MM, 12).
El apelo de
Juan Pablo II a las mujeres que han abortado
Hoy es el 24º aniversario del Evangelium vitae de Juan Pablo II (25
de marzo de 1995). El texto contiene un apremiante llamamiento a las mujeres
que han recurrido al aborto.
“La Iglesia sabe cuántos
condicionamientos pueden haber influido en vuestra decisión, y no duda de que
en muchos casos se ha tratado de una decisión dolorosa e incluso dramática. Probablemente
la herida aún no ha cicatrizado en vuestro interior. Es verdad que lo sucedido
fue y sigue siendo profundamente injusto. Sin embargo, no os dejéis vencer por
el desánimo y no abandonéis la esperanza. Antes bien, comprended lo ocurrido e
interpretadlo en su verdad. Si aún no lo habéis hecho, abríos con humildad y
confianza al arrepentimiento: el Padre de toda misericordia os espera para
ofreceros su perdón y su paz en el sacramento de la Reconciliación. Podéis
confiar con esperanza a vuestro hijo a este mismo Padre y a su misericordia.
Ayudadas por el consejo y la cercanía de personas amigas y competentes, podréis
estar con vuestro doloroso testimonio entre los defensores más elocuentes del
derecho de todos a la vida. Por medio de vuestro compromiso por la vida,
coronado eventualmente con el nacimiento de nuevas criaturas y expresado con la
acogida y la atención hacia quien está más necesitado de cercanía, seréis
artífices de un nuevo modo de mirar la vida del hombre” (EV, 99).
Sergio Centofanti – Ciudad del Vaticano
Vatican News