¿Te han dicho que la Sucesión Apostólica no es bíblica? Este articulo te demostrará lo contrario
Vuelvo a hacer hincapié en
notar la mención que Pablo ya hace de que la ordenación de Timoteo la recibió
por medio de la imposición de manos del colegio de presbíteros (otras
Biblias traducen consejo de ancianos, el cual es un sinónimo). Así vemos que
los primeros presbíteros fueron ordenados por los mismos apóstoles, y los
siguientes presbíteros podían ser ordenados por los apóstoles, o por
presbíteros previamente ordenados. Lo cierto es que para que una ordenación
fuera válida SIEMPRE tenía el aspirante que ser ordenado por
presbíteros que a su vez fueron ordenados por otros presbíteros hasta por
llegar a los apóstoles. A esta legitima línea de sucesión donde los obispos
suceden a los apóstoles en su ministerio llamamos sucesión apostólica.
Lo mismo ocurre con Tito,
quien siendo también un presbítero, Pablo le ordena organizar las Iglesias, e
instituir presbíteros para su gobierno.
“El motivo de haberte
dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y
establecieras presbíteros en cada ciudad, como yo te ordené.” Tito 1,5
La finalidad era siempre
clara:
“Tú, pues, hijo mío,
manténte fuerte en la gracia de Cristo Jesús; y cuanto me has oído en presencia
de muchos testigos confíalo a hombres fieles, que sean capaces, a su vez, de
instruir a otros.” 2 Timoteo 2,1-2
Pablo dejó en sus cartas
gran cantidad de recomendaciones referentes a los asuntos del gobierno de la
Iglesia. El tenía que asegurarse de que los candidatos a estos ministerios
fueran irreprochables porque sabía que en el rebaño se infiltrarían lobos
rapaces. Con estas directrices iba a poder la Iglesia identificarlos
fácilmente.
“Es cierta esta afirmación:
Si alguno aspira al cargo de espíscopo, desea una noble función. Es, pues,
necesario que el epíscopo sea irreprensible, casado una sola vez, sobrio,
sensato, educado, hospitalario, apto para enseñar, ni bebedor ni violento, sino
moderado, enemigo de pendencias, desprendido del dinero, gobierne bien su
propia casa y mantenga sumisos a sus hijos con toda dignidad; pues si alguno no
es capaz de gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios?
Que no sea neófito, no sea que, llevado por la soberbia, caiga en la misma
condenación del Diablo. Es necesario también que tenga buena fama entre los de
fuera, para que no caiga en descrédito y en las redes del Diablo. También los
diáconos deben ser dignos, sin doblez, no dados a beber mucho vino ni a
negocios sucios; que guarden el Misterio de la fe con una conciencia pura.
Primero se les someterá a prueba y después, si fuesen irreprensibles, serán
diáconos.” 1 Timoteo 3,1-10
“Los presbíteros que
ejercen bien su cargo merecen doble remuneración, principalmente los que se
afanan en la predicación y en la enseñanza.
“La Escritura, en efecto,
dice: = No pondrás bozal al buey que trilla, = y también: = El obrero tiene
derecho a su salario. = No admitas ninguna acusación contra un presbítero si no
viene con = el testimonio de dos o tres. = A los culpables, repréndeles delante
de todos, para que los demás cobren temor.” 1 Timoteo 5,17-20
“Al sectario, después de
una y otra amonestación, rehúyele; ya sabes que ése está pervertido y peca,
condenado por su propia sentencia.” Tito 3,10-11
Puede consultar también
Tito 1,5-11.
La Iglesia es Visible
Mucha de las Iglesias
protestantes que niegan la sucesión apostólica, suelen ver también a la
Iglesia, no como un organismo visible (compuesto por todos los bautizados, y
con las jerarquías que instituyeron los apóstoles: Obispos, presbíteros,
diáconos) sino como un organismo invisible donde cada se agrupa en la
agrupación cristiana de su preferencia y con tener una relación personal con
Dios tiene suficiente. Para ellos no importa mucho a que Iglesia asistas,
mientras tu relación con Dios sea verdadera.
Porque aunque justificados
por su ignorancia invencible muchos miembros de estas comunidades eclesiales
con pureza de intención pueden alcanzar la salvación eterna (CIC 818 , 819,
847), los peligros de permanecer en separados de la plena unidad del cuerpo de
Cristo y la ortodoxia siempre tiene sus consecuencias (Las herejías hacen al
creyente vulnerable al pecado).
Esto sin contar que la idea
de una Iglesia invisible choca de plano con lo que la Biblia enseña. ¿Cómo
hubiera podido Pablo imponer disciplina excomulgando a Himeneo, Alejando y
Fileto en una Iglesia invisible? (Hubieran simplemente optado por fundar una
Iglesia en la calle siguiente).
En la Biblia la Iglesia
siempre es descrita, no como un ente invisible, sino como el cuerpo de
Cristo, donde cada miembro ocupa una función,
“Ahora bien, vosotros sois
el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte. Y así los puso Dios
en la Iglesia, primeramente como apóstoles; en segundo lugar como profetas; en
tercer lugar como maestros; luego, los milagros; luego, el don de las
curaciones, de asistencia, de gobierno, diversidad de lenguas. ¿Acaso todos son
apóstoles? O ¿todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Todos con poder de milagros?
¿Todos con carisma de curaciones? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos?” 1
Corintios 12,27-30
Una forma de visualizar la
Iglesia que utiliza la Escritura a menudo, es como un edificio espiritual,
donde algunos son representados como cimientos o columnas (apóstoles), siendo
la Piedra angular Cristo.
“Así pues, ya no sois
extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios,
edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra
angular Cristo mismo, en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta
formar un templo santo en el Señor, en quien también vosotros estáis siendo juntamente
edificados, hasta ser morada de Dios en el Espíritu.” Efesios 2,19-22
Me resulta claro que la
visión de una Iglesia como un ente invisible, donde el conjunto de creyentes
están dispersos, no es lo que tenía en mente Cristo, cuando decía que habría un
solo rebaño y un solo pastor.
La idea de una Iglesia
invisible ha sido adoptada por el protestantismo para justificar su división
exponencial, ya que en esta visión de la Iglesia no importa mucho que esté
dividida en distintos grupos inclusive con serias diferencias doctrinales,
mientras se sea un creyente “verdadero”. En la Escritura no solo no se
encuentra nada que justifique esta idea, sino que condena severamente las
divisiones, al punto de llamar anticristos a los cismáticos y mandarnos a
apartarnos de quienes crean divisiones.
“Os ruego, hermanos, que
os guardéis de los que suscitan divisiones y escándalos contra la
doctrina que habéis aprendido; apartaos de ellos” Romanos 16,17
“Hijos míos, es la última
hora. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos
anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es ya la
última hora. Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros. Si
hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió
así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros” 1 Juan 2,18-19
“En cambio vosotros,
queridos, acordaos de las predicciones de los apóstoles de nuestro Señor
Jesucristo. Ellos os decían: «Al fin de los tiempos aparecerán hombres
sarcásticos que vivirán según sus propias pasiones impías.» Estos son
los que crean divisiones, viven una vida sólo natural sin tener el
espíritu”. Judas 1,18-19
“Os conjuro, hermanos, por
el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y no
haya entre vosotros divisiones; antes bien, estéis unidos en una misma
mentalidad y un mismo juicio” 1 Corintios 1,10
¿Qué Iglesias reconocen la
doctrina de la sucesión apostólica?
Actualmente reconocen la
doctrina de la sucesión apostólica la Iglesia Católica, la Iglesia Ortodoxa,
orientales, la Iglesia Nestoriana y la anglicana.
Algunas Iglesias Luteranas
también pero en la práctica para la mayoría de Iglesias protestantes, esta
doctrina no es importante, o incluso la niegan. Saben que en caso de
reconocerla, y sin tener una legítima sucesión, la fundación de su Iglesia
quedaría sin justificación y tendrían que reconocer como inválida la autoridad
de su pastor.
¿Creían en esta doctrina en
la Iglesia Primitiva?
Por su puesto, puede usted
consultar un breve resumen en el estudio Sucesión apostólica en la enseñanza de los padres.
Por: José Miguel Arráiz