El
Obispo de la Diócesis de Jaén (España), Mons. Amadeo Rodríguez, explicó en su
carta pastoral por qué el Ave María es “fundamentalmente una oración de la
Pascua”
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Foto referencial. Foto: Pixabay |
En
su carta titulada “Dios Te salve María”, el Obispo de Jaén (España) asegura que
“este saludo de Dios llenó de vida, definitivamente, el corazón de María” y
“que era una invitación a vivir en la confianza de que Dios estaba con Ella y
en Ella”.
“Al
escuchar ‘Dios te salve, María’” la Virgen comenzó “su itinerario vital como
Madre de Jesús y Madre nuestra”, desde ese momento María “tuvo la conciencia
clara de que la gracia de Dios estaba con Ella y de que todo lo que le sucedía
era salvador, porque su vida estaba santificada y enriquecida de gracia, en
previsión de los méritos de su Hijo”.
A
través de esas palabras que pronunció el Arcángel Gabriel, “conoció el amor
entrañable de Dios para Ella y para toda la humanidad” y “cómo se inició el
misterio de la encarnación redentora de su Hijo Jesucristo” porque “estaba
anunciado en este saludo, dirigido a quien sería el seno y el corazón de este
maravilloso misterio de amor”.
“Por
eso, el Ave María es fundamentalmente la oración de la Pascua, que es el
tiempo de la maternidad de la Virgen en Cristo Resucitado, para todos
nosotros”, subraya el Prelado.
De
esta manera el Obispo de Jaén anima a “renovar este saludo desde nuestro
corazón feliz por la resurrección del Hijo de María nos alentará a todos
nosotros a confesar a Cristo Resucitado, corazón de la fe”.
También
alienta a que en cada una de las fiestas de la Virgen que se celebren durante
el tiempo de Pascua “sea una ocasión para apuntalar en nosotros la alegría de
la fe” y destaca “la celebración de la Madre de toda la Diócesis, la Santísima
Virgen de la Cabeza”, patrona de la Diócesis de Jaén que se celebra el 28 de
abril.
En
ese sentido pone el Santo Rosario como una oración principal durante el tiempo
de Pascua porque, según precisa, “no hay una oración que nos acerque más a
Cristo, que nos lleve a un encuentro con Él y, por tanto, que sea más misionera”.
“Poco
a poco, ave María, a ave María, irá cayendo, cada día, en nuestro corazón el
precioso rocío de la vida en Cristo, contemplada desde la Santísima Virgen”,
explica el Obispo.
También
asegura que en la peregrinación al Santuario de Fátima que se realizará desde
la Diócesis, le pedirá a la Virgen “que nos aliente a todos los diocesanos en
el ardor misionero”.
Por
eso, Mons. Rodríguez anima a leer la carta apostólica “Rosarium Virginis
Mariae” que describe “el itinerario catequético del Rosario, que nos lleva a
ser discípulos misioneros”.
Según
precisa el Rosario es “recordar” que “María nos enseña a traer al hoy de
nuestra vida los acontecimientos de la de su Hijo Jesucristo”.
También
asegura que esta oración es “comprender” y “configurarse con Cristo” porque “la
Virgen, que conoce mejor que nadie en Jesús, nos va llevando en cada misterio
al conocimiento pleno de la verdad a lo largo de todo el recorrido de su vida”.
Y
“rogar” y “anunciar a Cristo” porque “con María los cristianos acogemos el
envío misionero de Jesús a sus apóstoles y lo anunciamos en su misterio
pascual, en su muerte y resurrección”.
“El
Rosario tiene una gran fuerza y es un precioso recurso en la acción de todo
evangelizador y en la vida pastoral de una Iglesia evangelizada”, subraya Mons.
Rodríguez.
Por
eso el Obispo de Jaén anima a que “en la Pascua celebréis, con María, la Gloria
Resucitada de Cristo” y “en cada romería, en cada peregrinación, en cada
familia, en cada cristiano, sólo o en comunidad, el Rosario será una invitación
a crecer en el fervor apostólico y misionero”.
Fuente:
ACI Prensa