El Papa Francisco celebró este domingo 16
de junio, Solemnidad de la Santísima Trinidad, una Misa en la ciudad italiana
de Camerino, lugar que fue golpeado fuertemente por un terremoto en 2016
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| El Papa Francisco celebra Misa en Camerino afectada por terremoto en Italia. Foto: Vatican Media / ACI |
Tras viajar en helicóptero desde el
Vaticano a la diócesis de Camerino, el Santo Padre fue recibido por el
Arzobispo local, Mons. Francesco Massara, y otras autoridades civiles.
Después,
el Papa Francisco visitó algunas familias en la localidad de Cortine y entró a
las viviendas de emergencia (SAE) en donde saludó a algunas familias que viven
allí.
Posteriormente,
el Pontífice visitó la catedral dañada por el terremoto y rezó ante una estatua
rota de la Virgen María.
Luego, el Santo Padre celebró la Misa en
una plaza localizada en las cercanías de la catedral dañada en donde fue
recibido afectuosamente por los habitantes.
En su homilía, el Santo Padre recordó la importancia de la esperanza a las
personas que han sido afectadas por el terremoto y los animó a recordar que
Dios no se ha olvidado de ellos.
“El recuerdo es una palabra clave para la
vida. Pidamos la gracia
de recordar cada día que no hemos sido olvidados por Dios, que
somos sus hijos amados, únicos e insustituibles: recordarlo nos da la fuerza de
no rendirnos ante las contrariedades de la vida”, alentó el Papa.
En esta línea, Francisco invitó también a
“recordar cuánto valemos, de frente a las tentaciones de entristecernos” y
exhortó a eliminar los recuerdos negativos del pasado.
“Los recuerdos malos llegan, incluso cuando
no los pensamos; pero pagan mal: dejan solo melancolía y nostalgia”, advirtió
el Pontífice quien exclamó: “¡Cuánto es difícil liberarnos de los malos
recuerdos!”.
Pedir esperanza al Espíritu
Santo
Ante esto, el Papa Francisco sugirió
invocar al Espíritu Santo para recibir la esperanza plena, que “no es
pasajera”, que no es “tampoco optimismo”, sino que “nace más en profundidad”.
“¿De cuál esperanza se trata? No es una
esperanza pasajera. Las
esperanzas terrenas son fugaces, tienen siempre la fecha de
vencimiento” explicó el Papa quien destacó que la esperanza del Espíritu Santo
es una esperanza “que se basa en la fidelidad de Dios”.
En este sentido, el Santo Padre señaló que
esta esperanza “reaviva en el fondo del corazón la certeza de ser valiosos
porque somos amados e infunde la confianza de no estar solos”.
“Es una esperanza que
deja en el interior paz y alegría, independientemente de lo que sucede afuera.
Es una esperanza que tiene raíces fuertes, que ninguna tempestad de la vida
puede erradicar. Es una esperanza, dice hoy San pablo, que ‘no defrauda’, que
da la fuerza para superar toda tribulación”, explicó el Papa.
De este modo, el Santo Padre animó a pedir
al Señor su cercanía y recordó que este domingo la Iglesia Universal celebra la
Solemnidad de la Santísima Trinidad.
“La
Trinidad nos dice que no tenemos a un Dios solitario allá en el cielo, distante
e indiferente, ¡no! Es Padre que nos ha dado a su Hijo, que se
hizo hombre como nosotros y, que, para ser aún más cercano, para ayudarnos a
cargar los pesos de la vida, nos manda a su mismo Espíritu. Él, que es
Espíritu, viene en nuestro espíritu y así nos consuela desde dentro”, afirmó.
Por ello, el Papa Francisco explicó que
viajó a esta zona para “estarles cercano; estoy aquí para rezar con ustedes a
Dios que se recuerda de nosotros, para que ninguno se olvide de quien está en
dificultad”.
“Rezo al Dios de la esperanza, para
que aquello que es
inestable en la tierra no haga vacilar la certeza que
tenemos dentro. Rezo al Dios cercano, para que suscite gestos concretos de
proximidad”, confió el Papa quien recordó que han pasado casi tres años de este
desastre y el riesgo es que se olviden las promesas iniciales. “El Señor en
cambio empuja a recordar, reparar, reconstruir, y a hacerlo juntos, sin
olvidarse nunca de quien sufre”, concluyó.
Por Mercedes de
la Torre






