“También ahora
hay cristianos perseguidos, más que en los primeros siglos, más”, denunció el
Papa
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El Papa Francisco en las catacumbas de Priscila. Foto: Captura You Tube |
En el día de la
conmemoración de todos los fieles difuntos, el Papa Francisco celebró la
Eucaristía en las catacumbas de Priscila de Roma, en donde explicó las tres
características que tiene un verdadero cristiano, las cuales pueden ser más
notorias cuando es objeto de persecución.
Al inicio de su
homilía, el Santo Padre confió que era la primera vez en su vida que visitaba
una catacumba y animó a pensar en aquellas personas “que tenían que esconderse,
que tenían esta cultura de enterrar allí a los muertos y celebrar la Eucaristía
allí adentro”.
Un momento de
la historia que calificó el Pontífice como “feo, pero que no ha sido superado”,
porque en la actualidad también “hay tantas catacumbas en tantos países donde
deben fingir hacer una fiesta o un cumpleaños para celebrar la Eucaristía,
porque está prohibido en ese lugar”.
“También ahora
hay cristianos perseguidos, más que en los primeros siglos, más”, denunció el
Papa.
Al reflexionar
en las lecturas del día, en las catacumbas y las persecuciones de los
cristianos, el Papa Francisco eligió tres palabras para explicar las
características que debe tener un cristiano: La identidad, el lugar y la
esperanza.
En primer
lugar, el Papa explicó que “la identidad de esa gente que se
reunía allí para celebrar la Eucaristía, para alabar al Señor, es la misma de
la de nuestros hermanos en tantos países que el ser cristiano es un crimen,
está prohibido, no es un derecho”.
“La identidad
del cristiano es esta, la de las bienaventuranzas, no hay otra. ¡Si tú
haces esto, si tú vives así, tú eres cristiano!”, exclamó el Papa, quien
agregó que no sirve de nada pertenecer a una asociación o a un movimiento, si
no se viven las bienaventuranzas. “O tú vives así o no eres cristiano.
Simplemente, lo ha dicho el Señor”, añadió.
Además, el
Pontífice dijo que, junto a las bienaventuranzas, está el protocolo del
cristiano que se encuentra en el Evangelio de San Mateo en el capítulo 25
(35-40). “Estos dos pasajes del Evangelio, las bienaventuranzas y el grande
protocolo. Haciendo esto, nosotros haremos ver nuestra identidad de
cristianos”. “Sin esto, no hay identidad. Hay simulación de ser cristiano”,
afirmó.
La segunda
palabra, es el lugar. El Papa recordó de nuevo a “estas personas
que iban allí para esconderse, para sentirse seguros, también para enterrar a
sus muertos” y también a las personas “que celebran la Eucaristía escondidos,
en donde está prohibido”.
En esta línea,
el Santo Padre relató la historia de “una religiosa de Albania que vivió en un
campo de reeducación, en el tiempo del comunismo, y estaba prohibido para los
sacerdotes celebrar los sacramentos y esta religiosa bautizaba a escondidas. La
gente, los cristianos sabían, que esta religiosa bautizaba y las madres se acercaban
con el bebé. Pero ella no tenía un vaso para poner el agua, con los zapatos.
Tomaba del río el agua y bautizaba con los zapatos”.
“El lugar del
cristiano es un poco en todas partes, nosotros no tenemos un lugar privilegiado
en la vida. Algunos quieren tenerlo, son cristianos ‘cualificados’, ellos
corren el riesgo de permanecer ‘cualificados’ y dejar caer el cristiano”,
advirtió el Papa.
Por ello,
Francisco destacó que el lugar de los cristianos, “las almas de los justos
están en las manos de Dios. El lugar del cristiano está en las manos de Dios,
donde Él quiere. Las manos de Dios que están llagadas son las manos de su hijo,
que ha querido llevar consigo las llagas, para hacerlas ver al padre e
interceder por nosotros”.
“El lugar del
cristiano está en la intercesión de Jesús delante al Padre, en las manos de
Dios y allí estamos seguros, suceda lo que suceda, incluso en la Cruz. Nuestra
identidad dice que seremos beatos, si nos persiguen, si dicen algo en contra de
nosotros. Si estamos en las manos de Dios, llagadas de Amor, estamos seguros.
Este es nuestro lugar”, aseguró el Santo Padre.
Por ello, el
Papa animó a preguntarnos: “¿En dónde me siento más seguro? ¿En las manos de
Dios o con otras seguridades que nosotros alquilamos? Que al final caerán, que
no tienen consistencia”.
La tercera
palabra, es la esperanza. “Estos cristianos con este documento de
identidad, que viven, que vivían, que viven en las manos de Dios, son hombres y
mujeres de esperanza.”
La esperanza
que se describe en la segunda lectura. “Esa visión final. En donde todo está
rehecho, recreado, esa patria en donde todos nosotros iremos” y explicó el Papa
que “para entrar allí, no se necesitan cosas extrañas, no se necesitan
actitudes un poco sofisticadas, solamente se necesita hacer ver el documento de
identidad: está en orden, ve hacia adelante”.
“Nuestra
esperanza está en el cielo. Nuestra esperanza está anclada allí y nosotros con
la cuerda en mano nos sostenemos, para llegar a la otra orilla del río que
tenemos que atravesar”, animó el Papa.
De este modo,
el Pontífice repitió que “la identidad son las bienaventuranzas y Mateo 25; el
lugar, el lugar más seguro, son las manos de Dios llagadas de Amor y la
esperanza, es el ancla, el futuro que está allá en la otra orilla” por lo que
insistió en la importancia de estar “bien agarrados a la cuerda, esto es
importante, siempre agarrado a la cuerda”.
“Muchas veces
veremos solamente la cuerda, ni el ancla, ni la otra orilla. ¡Pero tú agárrate
de la cuerda que llegarás seguro!”, concluyó.
Las catacumbas
de Priscila se excavaron entre el siglo II y el siglo V después de Cristo en un
terreno donado por Santa Priscila, una cristiana romana de linaje noble. En su
interior, se extienden 13 kilómetros de galerías en varios niveles de
profundidad en donde se conservan numerosas inscripciones, lápidas y pinturas
de los primeros cristianos, y ejemplos únicos de la iconografía cristiana
primitiva.
Además, las
catacumbas de Priscila conservan en su interior la imagen más antigua de la
Virgen María, una pintura de estilo pompeyano datada entre finales del siglo II
y principio del siglo III después de Cristo.