El
Papa recordó que la Comisión Teológica Internacional fue inaugurada por San
Pablo VI como “fruto del Concilio Vaticano II para crear un nuevo puente entre
la teología y el Magisterio”
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El Papa Francisco con los miembros de la Comisión Teológica Internacional. Crédito: Vatican Media |
Durante
el encuentro que el Papa Francisco mantuvo con los miembros de la Comisión
Teológica Internacional les recordó que “la teología nace y crece de rodillas”,
e indicó que si bien es bueno “arriesgarse en la discusión”, les instó a “nunca
llevarla al pueblo” ya que este debe recibir “el alimento sólido que nutre la
fe”.
El
Papa Francisco mantuvo un encuentro con los miembros de la Comisión Teológica
Internacional con motivo del 50 aniversario de su constitución “de servicio a
la Iglesia”.
El
Papa recordó que la Comisión Teológica Internacional fue inaugurada por San
Pablo VI como “fruto del Concilio Vaticano II para crear un nuevo puente entre
la teología y el Magisterio”.
Por
eso, “desde el principio, eminentes teólogos han sido miembros de la misma, contribuyendo
eficazmente a este fin”.
Entre
los textos más relevantes de esta Comisión, el Papa destacó el titulado “La
sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia”.
El
Papa Francisco aseguró que el tema de la sinodalidad le “interesa muchísimo” porque
se trata de “un estilo”, “un caminar juntos y eso es lo que el Señor espera de
la Iglesia del tercer milenio”.
“Os
agradezco vuestro documento, porque hoy se piensa que hacer sinodalidad es
tomarse de la mano y echarse a andar, festejar con los chicos…, o hacer una
encuesta de opinión: ‘¿Qué se piensa del sacerdocio de las mujeres?’. En la
mayor parte, es así, ¿no? La sinodalidad es un camino eclesial que tiene un
alma que es el Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo no hay sinodalidad. Y
habéis hecho un buen trabajo para ayudar en esto. Gracias”, aseguró el Papa
Francisco.
Asimismo,
destacó el documento que “propone un discernimiento sobre las diferentes
interpretaciones actuales de la libertad religiosa” en donde se explica que
aunque “hay quienes todavía la impiden o se oponen abiertamente a ella,
privando al ser humano de un derecho incomparable”, si se llega a un Estado
“éticamente neutro” se corre el riesgo “de conducir a una injusta marginación
de las religiones de la vida civil en detrimento del bien común”.
Por
eso el Papa Francisco destacó que “el respeto sincero de la libertad religiosa,
cultivado en un diálogo provechoso entre el Estado y las religiones, y entre
las mismas religiones, es más bien una gran contribución al bien de todos y a la
paz”.
Otro
de los aspectos que ha trabajado la Comisión Teológica Internacional fue el de
“sacramentalidad como estructura constitutiva del encuentro entre Dios y el
hombre, subrayando la necesidad de superar las diversas formas de disociación
entre fe y vida sacramental”.
Sobre
el trabajo que han desarrollado durante estos 50 años, el Papa Francisco
destacó que San Pablo VI quiso ampliar “la fecunda colaboración entre
Magisterio y teólogos que había marcado las reuniones conciliares” y “también
deseaba que la diversidad de culturas y vivencias eclesiales enriqueciera la
misión confiada por la Santa Sede a la Congregación para la Doctrina de la Fe”.
De
esta manera aseguró que “como teólogos procedentes de contextos y latitudes
diversos, sois mediadores entre la fe y las culturas, y de este modo
participáis en la misión esencial de la Iglesia: la evangelización”.
E
insistió en que tienen “con respecto al Evangelio, una misión generadora”
porque están llamados “a sacarlo a la luz”.
“Os
ponéis a la escucha de lo que el Espíritu dice hoy a las Iglesias en las
diversas culturas para sacar a la luz aspectos siempre nuevos del misterio
inagotable de Cristo” y “luego ayudáis a los primeros pasos del Evangelio:
preparáis sus caminos, traduciendo la fe para el hombre de hoy” para que cada
uno pueda “sentirla más cerca y se sienta abrazado por la Iglesia, tomado de la
mano allí donde está, y acompañado para saborear la dulzura del kerigma y su
novedad intemporal”.
Por
eso subrayó que ésta es la llamada de la teología, “no una disquisición
catedrática sobre la vida, sino la encarnación de la fe en la vida”.
En
su discurso, el Papa animó a los miembros de esta importante comisión teológica
a hacer una “teología bella, que tenga el aliento del Evangelio y no se
contente con ser meramente funcional”.
También
explicó que para hacer esa “buena teología no hay que olvidar nunca sus dos
dimensiones constitutivas” que son “la vida espiritual” porque “sólo en la
oración humilde y constante, en la apertura al Espíritu Santo se puede
comprender y traducir el Verbo y hacer la voluntad del Padre” ya que “¡la
teología nace y crece de rodillas!”.
Mientras
que la segunda dimensión es “la vida eclesial”, es decir, “sentir en la Iglesia
y con la Iglesia”.
“La
teología no se hace individualmente sino en comunidad, al servicio de todos,
para difundir el buen sabor del Evangelio a los hermanos y hermanas de nuestro
tiempo, siempre con dulzura y respeto”, subrayó el Papa.
Además
animó a los teólogos a “ir adelante”, “estudiar lo que va más allá” y “también
debe hacer frente las cosas que no son claras y arriesgarse en la discusión”
entre los teólogos.
“Pero
al pueblo de Dios hay que darle el sólido “alimento” de la fe, no alimentar al
pueblo de Dios con cuestiones controvertidas”, destacó.
Aunque
aseguró que “la dimensión del relativismo, por así decirlo, que siempre estará
presente en la discusión, debe permanecer entre los teólogos, es vuestra
vocación, pero nunca llevarla al pueblo, porque entonces el pueblo pierde su
orientación y pierde la fe”.
E
insistió que “al pueblo, siempre el alimento sólido que nutre la fe”.
El
Papa Francisco encomendó a la advocación de la María “Sede de la Sabiduría” el
trabajo de la Comisión Teológica Internacional y les animó a proseguir su labor
“con alegría”.
El
discurso completo del Papa puede leerse AQUÍ.
Fuente:
ACI Prensa