El Papa
Francisco alertó sobre la “tentación de la rigidez” al hablar de la reforma de
la Curia Romana este sábado 21 de diciembre ante los cardenales y superiores de
la Curia
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| El Papa Francisco se reúne con la Curia Romana. Foto: Vatican Pool / Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
“Es necesario
alertar contra la tentación de asumir la actitud de la rigidez. La rigidez que
proviene del miedo al cambio y termina diseminando con límites y obstáculos
el terreno del bien común, convirtiéndolo en un campo minado de
incomunicabilidad y odio. Recordemos siempre que detrás de toda rigidez hay un
desequilibrio. La rigidez y el desequilibrio se alimentan entre sí, en un
círculo vicioso. Y hoy esta tentación de la rigidez se ha convertido muy
actual”, advirtió el Papa.
En el
tradicional encuentro anual paras las felicitaciones navideñas que se llevó a
cabo en la Sala Clementina del Palacio apostólico vaticano, el Santo Padre
agradeció al hasta hoy Decano del Colegio Cardenalicio, Cardenal Angelo Sodano,
“por su disponibilidad, dedicación, eficiencia y gran capacidad organizativa y
de coordinación” y anunció que “ahora toca a los Cardenales y Obispos elegir
un nuevo Decano” por lo que esperó que “elijan a alguno que se ocupe a tiempo
completo de este cargo tan importante”.
Tras expresar
también su agradecimiento “por la dedicación cotidiana que ofrecen al servicio
de la Iglesia” a todas las personas que prestan servicio en la Curia, como
también a los Representantes Pontificios, el Pontífice deseó en palabras del
santo Cardenal John Henry Newman que la Navidad “nos encuentre cada vez más
parecidos a quien, en este tiempo, se ha hecho niño por amor a nosotros; que cada nueva Navidad nos encuentre más sencillos, más humildes, más
santos, más caritativos, más resignados, más alegres, más llenos de Dios”.
El Santo Padre
abordó el tema de la actuación de la reforma de la Curia Romana y reiteró que
dicha reforma “no ha tenido nunca la presunción de hacer como si antes no
hubiese existido; al contrario, se ha apuntado a valorizar todo lo bueno que se
ha hecho en la compleja historia de la Curia”.
“Es preciso
valorizar la historia para construir un futuro que tenga bases sólidas, que
tenga raíces y por ello pueda ser fecundo. Apelar a la memoria no quiere decir
anclarse en la autoconservación, sino señalar la vida y la vitalidad de un
recorrido en continuo desarrollo”, afirmó el Papa.
En concreto, el
Pontífice señaló que el núcleo de la reforma es “la primera y más
importante tarea de la Iglesia: la evangelización” y citó la Exhortación
Apostólica Evangelii Nuntiandi de San Pablo VI para recordar que “evangelizar
constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad
más profunda. Ella existe para evangelizar”.
“En realidad,
el objetivo actual de la reforma es que las costumbres, los estilos, los
horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce
adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la
autopreservación” indicó el Papa.
Por ello, el
Papa Francisco explicó que “la reforma de estructuras que exige la
conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar
que todas ellas se vuelvan más misioneras” y añadió que por este motivo se
consideró proponer para la nueva Constitución Apostólica que se está
preparando sobre la reforma de la Curia romana el título de Praedicate
evangelium.
Después, el
Pontífice se refirió a cuatro Dicasterios de la Curia relacionados con este
tema que son: la Congregación para la Doctrina de la Fe, la Congregación para
la Evangelización de los pueblos; pienso también en el Dicasterio para la
Comunicación y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
En esta línea,
Francisco destacó la necesidad de nuevos paradigmas “que nos ayuden a
reposicionar nuestros modos de pensar y nuestras actitudes” y advirtió:
“hermanos y hermanas: no estamos más en la cristiandad. No más. Hoy no
somos los únicos que producen cultura, ni los primeros, ni los más
escuchados. Por tanto, necesitamos un cambio de mentalidad pastoral,
que no quiere decir pasar a una pastoral relativista”.
“Se trata, por
lo tanto, de grandes desafíos y equilibrios necesarios, a menudo
difíciles de lograr, por el simple hecho de que, en la tensión entre un
pasado glorioso y un futuro creativo y en movimiento, se encuentra el presente
en el que hay personas que irremediablemente necesitan tiempo para madurar; hay
circunstancias históricas que se deben manejar en la cotidianidad, puesto que
durante la reforma el mundo y los eventos no se detienen; hay cuestiones
jurídicas e institucionales que se deben resolver gradualmente, sin
fórmulas mágicas ni atajos”, advirtió.
En este
sentido, el Papa alertó también sobre “la tentación de replegarse en el pasado
—incluso utilizando nuevas formulaciones—, porque es más tranquilizador,
conocido y, seguramente, menos conflictivo. Sin embargo, también esto forma
parte del proceso y el riesgo de iniciar cambios significativos”.
Finalmente, el
Pontífice dijo que “la Curia Romana no es un cuerpo desconectado de la realidad
—aún cuando el riesgo siempre esté presente—, sino que debe ser entendida y
vivida en el hoy del camino recorrido por todos los hombres y las mujeres, en la
lógica del cambio de época”.
“La Curia
romana no es un edificio o un armario lleno de trajes que ponerse para
justificar un cambio. La Curia romana es un cuerpo vivo, y lo es
tanto más cuanto más vive la integralidad del Evangelio”, expresó el Papa quien
añadió que “la Navidad es la fiesta del amor de Dios por nosotros. El
amor divino que inspira, dirige y corrige la transformación, y derrota el
miedo humano de dejar “lo seguro” para lanzarse hacia el “misterio”. ¡Feliz
Navidad para todos!”.
Al finalizar su
discurso y antes de impartir la Bendición Apostólica, el Papa pidió a todos
rezar un Ave María juntos y después les dijo que en este encuentro les regalaba
dos libros: el primero el documento que escribió por el mes misionero
extraordinario en forma de entrevista “Sin Él no podemos hacer nada” y el
segundo un retiro a sacerdotes predicado por el padre Luigi Maria Epicoco
titulado “Alguno a quien mirar”.
Finalmente, el
Santo Padre saludó personalmente a cada uno de los presentes.
Fuente: ACI
Prensa






