La mamá
del niño argentino que falleció de cáncer y está enterrado en el Vaticano para
estar junto al Papa dialogó con Aleteia
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Tomás, un niño
argentino que murió con 11 años debido a un cáncer,
descansa como había deseado junto al papa Francisco,
ya que sus cenizas se encuentran en el cementerio alemán del Vaticano a pocos
metros de la residencia del pontífice.
La historia
fue publicada por el diario ‘La Stampa’ y ahí el mismo Papa
describe la vida de “Tomasito como una fuente de amor y calor”.
Aleteia conversó Macarena Bella, 36 años,
madre del pequeño que se encuentra sepultado, desde febrero 2015, en el antiguo cementerio
teutónico del Vaticano, ubicado a unos pasos de la residencia
de Santa Marta, donde vive Francisco. En la última recaída, en el 2012, cuando
se enferma definitivamente, dice a su madre que quería que sus cenizas fueran
llevadas al Vaticano, cerca de San Pedro: “Porque él era importante”.
“En ese
momento el papa Francisco saca una foto de Tomás que tenía en su bolsillo,
subrayó que era un momento especial recibir las cenizas de Tomás”, contó a Aleteia Macarena al teléfono
desde Buenos Aires al rememorar el encuentro que tuvo en Casa Santa Marta en
2015 con “Padre Bergolio” cuando le entregó las cenizas de su pequeño hijo.
“Nos dijo que Tomás es su ángel, que él lo cuida siempre, reza por él. Él dice
esto todo el tiempo, creo que la tumba de Tomás es visible desde su ventana”, afirmó la mujer entre lágrimas.
También
entrevistamos a monseñor Joaquín Mariano Sucunza,
hoy obispo auxiliar de la arquidiócesis, y amigo del pequeño Tomás. Monseñor no
contó detalles de esta amistad especial, en cambió si lo hizo Macarena. El
prelado con un cariño muy especial explicó la vida breve y significativa de Tomás,
el pequeño valiente con cáncer que soñaba estar cerca de San Pedro.
Bergoglio y
Tomás se conocieron en Buenos Aires. “La tía de Tomás es secretaria mía, aquí de
la Curia, desde hace muchos años, incluso antes de que yo asumiese mi tarea,
cuando Bergoglio era Arzobispo. Ella es la secretaria del Vicario General.
Entones, vino la enfermedad de este chico que haciendo su primera comunión
manifestó su deseo de ser enterrado en Roma al lado del Papa”, explicó
Sucunza.
“Y la madre
en la desesperación de ver a su único hijo, le prometió que sí que se quedara
tranquilo. Así fue que él murió el 20 de
julio de 2013”, añadió.
El Papa fue
elegido y asumió el pontificado en marzo de 2013. “Después Francisco le ayudó a
la madre, porque ella no quería desistir de la promesa que le había hecho a su
hijo fallecido”.
“Los tramites
fueron muy engorrosos por los permisos para el traslado de restos al exterior.
Todo eso se hizo extenso, pero lo que parecía imposible,
fue posible, gracias a la sensibilidad del Santo Padre”, explicó el prelado.
Tomás tenía
una sensibilidad especial, cuenta monseñor Sucunza. Era un chico normal, no era
un chico apocado, tenía mucha iniciativa. Tomás le llamaba Joaquín a monseñor,
era tal la familiaridad. “Yo lo acompañé en el crecimiento de su fe… pero nadie
jamás se hubiera esperado que un niño tan pequeño se le ocurriera pedir ser
enterrado en el Vaticano, cerca al Papa. Era una dicha ver como la leía la
Biblia”.
Fiesta de la Candelaria
Otro signo especial en la vida de Tomás, es
el día de su nacimiento. Monseñor Sucunza evidenció que este chico nació el día
de la Fiesta de la Candelaria, que celebra la Presentación de Jesús en el
Templo, la Purificación de la Virgen después del parto; en un día dos, del mes
dos y del año 2012, incluso se enfermó de cáncer, la primera vez, a la edad de
dos años.
Tomás tuvo
una primera recuperación luego de un trasplante de médula ósea que es un
tratamiento para algunos tipos de cáncer. “Él salió adelante, sin embargo,
cuando llegó la adolescencia, parece que esa tempestad hormonal natural le fue
fatal. Antes, Tomás había hecho la comunión. Vivió en un barrio popular su
preparación y el sacerdote que le seguía, le supo enseñar la fe. Y él se
entusiasmó mucho con el tema de la fe”.
“Quiero estar cerca al Papa”
Un año antes de morir, después de un
control en el hospital, Tomás viajaba en bus con su mamá y pasaban por el
Cementerio de la Chacarita, cuando la conversación se convirtió en una cuestión
vital:
¿Dónde
quieres que sean puestos tus restos mortales? – El niño, descrito
por su mamá como irónico y vivaz – le dijo sin pensar: ‘bótame donde quieras’ –
Ya luego en serio, le manifestó que su deseo era estar al lado de San Pedro:
“Porque él era importante” (sonríe Macarena). “Mami, mis cenizas que sean
importantes, cerca a Dios, cerca al Papa, en el Vaticano”.
Cónclave
El día que terminó el cónclave en el
Vaticano y anunciaron que Bergoglio sería el 266 Sucesor de Pedro, Tomás estaba
en el hospital haciendo la quimioterapia. Saltó de la cama y dijo con orgullo a
las enfermeras: “Yo lo conozco, es mi amigo”.
“Él tenía dos ilusiones – narra Macarena con la voz cortada – sabía que no
estaba bien, pero quería ir a Roma para saludar a Francisco y, la segunda, ya
consciente de su mal estado, que sus cenizas fueran llevadas cerca de su
amigo”.
Bergoglio y Tomás
La tía de la mamá de Tomás le llevaba a su
trabajo en el Vicariato, Ana María Bello. ‘Padre Jorge’ era muy cariñoso y
saludaba a los hijos o pequeños parientes de los empleados del Vicariato, la
segunda planta del edificio, se volvía casi un oratorio, cuando pasaban por allí
estos especiales visitantes.
Así Tomás le
tomó cariño a padre Jorge, ese pastor que le preguntaba del fútbol y que
bromeaba con él y los otros niños. Tomás se preguntaba que tanto ahorraba
Bergoglio: “¿por qué no enciende el aire de su oficina éste hombre?”.
La fuerza de Tomás
Tomás fue fuerte hasta lo último, intentaba
caminar para dar valor a su familia ante los médicos sorprendidos del arrojo en
sus condiciones. Amaba el deporte, el teatro y era muy sensible al dolor de los
demás: “No quería que nadie sufriera”, expresó su
mamá sollozando.
Ella recuerda
que Joaquín fue quien más le inculcó la fe. “Tenían una unión muy personal”. En
2004 se enferma también un familiar de monseñor Sucunza y ellos comparten esa
vivencia. La comunión la hace en el colegio, el Liceo Militar de San Martín,
pero su primera Biblia la recibe del hoy vicario general del Arzobispado de
Buenos Aires.
“Les gustaba rezar, a veces, él se enojaba,
ya era era grande, tenía 11 años, recibía tratamiento y se preguntaba: por qué
si él rezaba no se curaba”,
exclamó Macarena Bello.
Le gustaban
los videojuegos, como a sus coetáneos y le encantaba escuchar la predicación
sencilla y directa de su amigo adulto, “Joaquín”. Las cosas de adultos no le
eran indiferentes.
La muerte y la entrega de las cenizas al Papa
Tomás muere el 20 de julio de 2013. Los
trámites para llevar sus cenizas al Vaticano fueron largos, como había
comentado monseñor Sucunza. Finalmente, el 1 de febrero de 2015, la urna con
las cenizas del niño fueron entregadas al mismo papa Francisco en casa Santa
Marta. “Padre Bergoglio las tuvo con él hasta que pudo hacer la ceremonia en el
cementerio teutónico, entre el 14 o 15 de febrero 2015. Yo no conocía la tumba,
tuve que regresar después (a Roma)”.
La madre de
Tomás narra que en ese encuentro papa Bergoglio estaba acongojado, no tenía
palabras y Tomás le arrancó una sonrisa a todos, otra vez, recordaron juntos
que él quería vender la silla gestatoria inutilizada del Papa. “Fuimos también
a llevarle a Bergoglio un reclamo de Tomás” (risas).
Sí, porque el
papa Bergoglio hizo enojar a Tomás por un gesto cumplido apenas salió al solio
de Pedro (marzo 2013): “No podía creer que renunciara a usar la
silla de oro: qué desperdicio – decía – tanta riqueza”, cuenta
divertida Macarena. Durante
su convalecencia demostró dotes de comerciante, pidió de regalo un perro,
porque quería que le diera crías para vender. “Ese era Tomás”.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia






