Así
se expresó en el mensaje que envió a los participantes en el 28º Capítulo
General de la Congregación Salesiana
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| El Papa Francisco. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
El
Papa Francisco invitó a los salesianos a soñar “a lo grande” “con casas
abiertas, fructíferas y evangelizadoras, capaces de permitir que el Señor
muestre su amor incondicional a muchos jóvenes y que a ustedes les permita
disfrutar de la belleza a la que han sido llamados”.
Así
se expresó en el mensaje que envió a los participantes en el 28º Capítulo
General de la Congregación Salesiana, que inició el pasado 16 de febrero y que
se clausura este sábado 14 de marzo, unos días antes de la fecha de cierre prevista,
el 4 de abril, debido a las medidas de prevención adoptadas para evitar la
propagación del coronavirus COVID-19.
El
Capítulo General ratificó al P. Ángel Fernández Artime como Rector Mayor para
el sexenio 2020-2026.
En
su mensaje, el Papa Francisco explicó que “pensar en la figura de salesiano
para los jóvenes de hoy implica aceptar que estamos inmersos en un momento de
cambio”.
En
ese sentido, recordó que la juventud está “en movimiento” y “en continua
transformación”.
Por
ello, hizo un llamado a la “docilidad hacia los jóvenes y sus necesidades y
docilidad hacia el Espíritu y todo lo que Él quiere transformar”.
Invitó
también a los salesianos a “continuar permeando las vidas de muchos jóvenes
abandonados y en peligro, pobres y necesitados, excluidos y descartados,
privados de derechos, de hogar”.
Porque
“los jóvenes esperan una mirada de esperanza capaz de contradecir cualquier
tipo de fatalismo o determinismo. Están esperando encontrarse con la mirada de
Jesús”.
El
Santo Padre explicó que el salesiano del siglo XXI es “un hombre lleno de
esperanza porque sabe que su centro está en el Señor, capaz de hacer nuevas
todas las cosas”.
“Solo
esto hará que nuestra vida sea fructífera porque permitirá que el don recibido
continúe siendo experimentado y expresado como una buena noticia con y para los
jóvenes de hoy”.
Para
ello, hay que “superar los temores y miedos de haber creído que el carisma se
redujo o se identificó con ciertas obras o estructuras”.
“La
vida fiel del carisma es algo más rico y estimulante que el simple abandono,
retiro o reajuste de casas o actividades implica un cambio de mentalidad frente
a la misión a cumplir”.
El
Papa destacó cómo el santo fundador de los salesianos, Don Bosco, al rescatar a
niños de la calle “les permitió experimentar tangiblemente la paternidad de
Dios y les proporcionó herramientas para contar su vida y su historia a la luz
del amor incondicional”.
Asimismo,
insistió en que los misioneros “no están formados para la misión, sino en la
misión”, “la misión ‘ínter gentes’ es nuestra mejor escuela”, aseguró.
También
advirtió contra “el clericalismo”. “Es la búsqueda personal de querer ocupar,
concentrar y determinar espacios minimizando y cancelando la unción del Pueblo
de Dios”.
El
clericalismo “confunde elección con privilegio, servicio con servilismo, la
unidad con la uniformidad, la discrepancia con la oposición, la formación con
el adoctrinamiento”. “El clericalismo es una perversión que favorece los lazos
funcionales, paternalistas, posesivos e incluso manipuladores con el resto de
las vocaciones en la Iglesia”.
También
rechazó “la tendencia al rigorismo”, que consiste en “confundir la autoridad
con el autoritarismo, pretender gobernar y controlar los procesos humanos con
una actitud escrupulosa, severa e incluso mezquina hacia las limitaciones y
debilidades propias o ajenas”.
En
ese sentido, hizo hincapié en que los coadjutores y las mujeres “constituyen un
‘antídoto’ contra cualquier tendencia clericalista y rigorista”.
“Los
hermanos coadjutores son una expresión viva de la gratuidad que el carisma nos
invita a apreciar. El primer llamado es ser una presencia alegre y libre entre
los jóvenes”.
Recordó
que “durante siglos, las mujeres han mantenido a la Iglesia de pie en esos
lugares con una dedicación admirable y una fe ardiente. Sin una presencia real
y afectiva de mujeres, sus obras carecerían del coraje y la capacidad de
declinar la presencia como hospitalidad, como hogar”.
Por
eso, el Santo Padre pidió a los salesianos “continuar dinámicas en las que la
voz de la mujer, su mirada y sus acciones encuentran eco en la toma de
decisiones; como actor, no auxiliar sino constitutivo de sus presencias”.
Fuente:
ACI Prensa






